Los dependientes del Corte Inglés son como la policÃa, nunca están cuando los necesitas.
Hablaré del centro El Corte Inglés del paseo de Zorrilla de Valladolid, que es el que mejor conozco.
Nunca vas a conseguir que te atiendan cuando precisas de su ayuda, en cambio aparecerán pronto cuando te vean sin interés, es decir, sin intención de compra, pero no para echarte, si no para interesarse en «Â¿qué anda buscando?». Nada, señorit@, estoy mirando nada más.
Lo peor, es que desde que entras en El Corte Inglés te vigilan. Para empezar, sus tácticas desconcertantes de PerfumerÃa. Sección en la que puedes encontrar a bonitas chicas que rondan los 30, y raros hombrecillos de cejas depiladas, ojos pintados y camiseta negra marcadora de pezones que te miran sonriendo con la última fragancia de -pon aquà lo que quieras-.
Bien, siguiendo con mis paranoias, cada uno de los dependientes está descolocado, con esto quiero decir que en el mostrador de iPod (por poner un ejemplo) está el hombre que lleva lo de telefonÃa, pero está para llamar al encargado de sección, que está en telefonÃa… y esto ocurre porque… Pues no lo sé y no lo entiendo, no entiendo por qué si pregunto por unos determinados auriculares tengo que esperar a encontrar a alguien disponible, que no esté hablando con otro encargado, o diciendo a cualquier persona menos a mà si estoy buscando algo. No entiendo por qué una vez encuentro a alguien tengo que esperar a que este alguien busque a otro alguien; «porque esta no es mi sección, ¿sabes?».
Por cierto, al final encontré los auriculares, pero tuve que cambiarlos porque eran incompatibles con la entrada del iPod, pero ojo, que para ellos eso se debÃa a que han cambiado el ‘standard’, lo que sucedió en realidad fue que ellos tenÃan los datos equivocados en sus respectivos ordenadores, asà que me dan unos adecuados (y mejores, eso sÃ) por el mismo precio (bien, hombre, bien).
Conclusión: La eficiencia es buena al final, pero joder lo que cuesta llegar al final.