Lo que voy a contaros a continuación me ha ocurrida esta semana, y aunque pueda sonar un poco fantasma, he de deciros que es verdad, yo soy asÃ:
El miércoles:
Yo– Hola, una bolsa de maÃces, por favor.
KioskerA– Sà claro, ¿Mr Corn?
Yo- Wiki, mismamente.
KisokerA– Perfecto, son 20 céntimos -pago-. Hasta luego.
Yo– ¡Adiós!
Ayer (jueves, misma hora, mismo kiosko).
Yo– Dos bolsas de maÃces, por favor.
KioskerO– Muy bien, 50 céntimos.
-Momento WTF?! -2 bolsas * 20 céntimos= 40 céntimos, conclusión, me estafa 10 céntimos-
Yo– …está bien, tenga.
KioskerO– Ala, adiós. -Se gira y se pone a leer no se qué-.
Me doy la vuelta con intención de irme, camino unos pasos, me quedo todo rayado por la situación, y decido volverme al kiosko.Yo– Oiga, perdone.
KioskerO– ¿Qué quieres?
Yo– Nada, sólamente decirle que… Lo siento, pero voy a hundirle el negocio. -Lo dije casi sin pensar, pero tuve esa sensación de héroe americano que defiende a todo el mundo, también un poco Robin Hood, y joder, mola-
KioskerO– ¿Qué dices, subnormal, quieres que llame a la policÃa?
Yo– Ayer tu compañera me cobró 20 céntimos por una bolsa de estos mismo maÃces, ¿cómo lo explicas? -Cada vez me crecÃa más, como si luego fuesen a rodar una peli sobre eso-
KioskerO– ¿Quieres tus putos 10 céntimos?
Yo– No, quédatelos, ¿pero qué pasa con los que has ido quitando a los demás?
KioskerO– Eres un cabrón.
Yo– Pero no un ladrón. -Y me fui corriendo-.
Esto es verdad, quien bien me conoce sabe que puedo ser una de las peores personas del mundo, pero mantengo mis ideales, y las ideas son a prueba de balas.
Visto en: El kiosko que hay en Valladolid, enfrente del Monumento al Cine (más conocido como: La casa de cristales de colores que parece que se cae) en el barrio de la Rubia, el kiosko que está al lado de una peluquerÃa, una nueva.