La cuestión es que hoy he tenido que salir en traje, sÃ, trajeado, camisa y corbata dentro del lote. PondrÃa alguna foto, pero aún tengo dignidad (o eso creo me gustarÃa creer).
A parte de mi abuela recordándome «qué niño tan guapo que soy» la gente por lo general no se dedica a hablar de mi fÃsico. Hasta hoy.
Semáforo en rojo, me toca esperar, no hay ningún coche y se cambia a verde, cruzo, cuando llego a la mitad de la carretera una chica (28-24 años calculo) conduciendo un coche rojo a eso de las tres menos veinticinco y por el Paseo de Zorrilla a la altura de Vallsur -doy tantas señas por si hay suerte y me lee- me ha gritado: ¡GUAPO!
Supuse que era yo; me giré y ella no me quitaba ojo, era bastante guapa por lo que yo hice lo propio de seguirla con la mirada hasta que desapareció.
Salinas, a veces la vida puede ser maravillosa. Gracias por subirme el ego, aunque he de decir que últimamente está muy alto.
La intención de este post, aparte de restregaroslo por las narices cual vellaco de opereta, es reconocer que uno se siente realmente bien cuando le dicen algo asÃ: se crece.
Pero pensando un poco, si eres una superstar como Pataky, e.g., uno tiene que estar hasta el (pon aquà lo que quieres, chato) de que se lo llamen y pierda sentido.
Pero para un mortal no operado de pechos con pelos en las piernas, esto ha sido un logro.
Visto en: Ahora sà que no hay neurona que valga, it’s my life.