Tal vez siempre haya sido excesivamente protector con la tercera edad. Me parecen muy frágiles, en cambio un niñato de 4 años por muy indefenso que esté me repugna.
Los ancianos no. Los abuelillos tienen sus historias y sus batallitas, además muchos pasaron una Guerra Civil, pero siempre recuerdan la Posguerra y el cómo se las apañaban para sacar el pan destrangis en el estraperlo.
Esto me ocurre porque paso mucho tiempo con mis abuelos, sobre todo con mi abuela materna, que es viuda y por ello viaja de casa de una hija a otra casi cada dos semanas.
Un día yo quería cortar unos trozos de queso y me cogí el cuchillo más grande y más nuevo que tenemos en casa, tan bien afilado y tan Norman Bates que asusta. Mi abuela me miró y se rió de mí, mientras sostenía "el arma" con firmeza en mi mano. Ella abrió el cajón y sacó una pequeña navaja, para nada larga, de cuando el mundo era joven y en Albacete no se habían especializado. Me la dio y me insistió en que cortase el queso con ella, y oye, mil veces mejor que con el largo.
Ésta y otras experiencias más me ayudan a sostener mi teoría de que en ocasiones infravaloramos la experiencia, y que si hay cosas que llevan haciéndose años de la misma forma, deberían seguir (en parte) igual.
Así, cuando mi abuela me dice que no me ponga esas deportivas porque va a llover, yo le hago caso porque seguramente tenga razón, cuando me dice que saque un poco a pasear a la perra seguramente la perra tenga ganas de mear y mi abuela tenga razón. Cuando mi abuelo me dice que la Real de su generación era mil veces mejor que la de ahora, seguramente tenga razón. Y cuando me dice que no apriete el botón rojo, no aprieto el botón rojo ni de palo.
PD: Aclaración para Hard-Freaks: los abuelos son una raza superior que existe en el mundo real con una movilidad generalmente disminuida, se pasean fuera del monitor y del tablero del Dungeons, pero siempre tienen Exp+20 en cualquier situación. Hay alguno que controla Artes Oscuras y realice mejunjes raros para sanar heridas leves, aunque ellos siempre llevan su botiquín encima para tratar sus enfermedades verídicas y reales no ficticias.
Visto en: Tener hambre en la cocina y sus asombrosas consecuencias.