• Coti, Bailemos

    Tenía yo 15 años cuando se me acercó una chica y me preguntó ¿Bailas? A lo que respondí que en ese caso ella acabaría en Urgencias con dolores en los pies causados por mis pisotones. Sonrió y se fue. Nunca en mi vida he vuelto a tener una oportunidad así, lástima. Sonaba esto, y no sé por qué lo estoy recordando.

    Visto en: Youtube.

  • Mi jefe es un crack

    Todos estamos acostumbrados a escuchar lamentos y quejas de los empleados sobre sus jefes (efectivamente, yo también), me considero un privilegiado, creo que mi jefe es un auténtico crack en lo que hace.

    Ya han pasado dos semanas desde que empecé y la verdad es que úlimamente llegaba con mejor humor a la oficina. Me encuentro más cómodo, y en parte es gracias a él, bueno, y a mi compañera (diseño web) que ha cogido la costumbre de traerme una Coca-Cola de la máquina cada jornada porque cree que no me gusta el café, no sé de dónde ha sacado la conclusión pero no le quiero quitar la ilusión, tendré que pagarle los cafés, que empiezo a sentirme mal.

    Sí que se nota un cambio de rutina y de manera de trabaja de, por ejemplo, comercial de CitiBank a algo de este stilo. Lo primero es fácil de entender, muy metódico, rellenar unas determinadas solicitudes en tanto tiempo, cuanto más mejor. Escoger víctima, sulpicar a la víctima, agradecer a la víctima, fin. Entonces la jefa exigía más solicitudes (más comisión para ella) pero de todas maneras mismo sistema de trabajo que no te hacía pensar. Ahora bien, aunque esté de becario sí que me toca realizar cosas relativamente complejas que exigen que le dé bastante al coco, y mi jefe sabe cómo, cuando y dónde presionar para conseguir que la aplicación vaya mejor, sin estar encima mío todo el día.

    Además, es la persona que más entiende sobre programación (no sólo web) y diseño de todas las que conozco, tan pronto te revisa un script como te añade la cantidad exacta de sombra que un botón requiere. Es genial. Aunque de primeras pensaba lo contrario, siempre con sus jerseys de lana, su cajetilla de Camell Light y sus más de 40 añitos.

    La verdad es que se nota que está acostumbrado a trabajar con novatos como yo, nunca me ha puesto una mala cara -incluso cuando la cagaba- y asegura que cuando la opción deshacer no está disponible siempre podremos rehacerlo entero aunque nos lleve unos días más. Todo de buenas. Pero lo que más me agrada no es que me esté ayudando a aprender, que nos haya dado vacaciones hasta el 30, que nos guíe de la mejor manera posible para que no nos alteremos con los plazos, que nos pida opinión sobre decisiones más o menos importantes… no; lo que más le agradezco es que me deje meter la pata, me deje solucionarlo y me termine diciendo «confiaba en que lo hicieses bien, aunque no fuese a la primera», que haya demostrado que confía en mí.

    Visto en: Aún así es agradable no verle en unos días :)

  • The funniest joke in the world

    Ayer Zetxek nos sorprendía con el que está considerado el chiste más gracioso del mundo, titulando así el post, unos datos muy curiosos, yo no conocía ni el que aparece como ganador ni el segundo que muestra de el Reino Unido. Como estuve terminando historias hasta las 4 menos algo de la noche no tenía ganas de publicar nada, pero quiero decir que aquél sobre asegurarse de si vive o no no es el más gracioso, porque el más gracioso no se conoce.

    Aquí se aclara:

    Visto en: Monty Python Flying Circus, Youtube.

  • No puedo tener dinero (y a la par sí)

    Ya se ha acabado el día de San Patricio y no he podido celebrarlo, lástima, es la primera vez en 3 ó 4 años que fallo, y aunque tengo unas Guinness en el frigorífico no me apetece beber, ni bajar a por ellas, la verdad. Me he dado cuenta tarde, concretamente en la línea 768, momento en que le he dicho al compilador «nos vemos luego» y me he puesto a escribir a cerca de algo sobre lo que llevo ya unos días pensando: me arde el dinero en las manos. Incluso antes de tenerlo.

    Todavía no he cobrado nada como becario -por cierto, busco camiseta que ponga «Becario forever» o «Los mileuristas se quejan de vicio, yo no llego a 400», pero que sea algo más de texto sobre una camiseta lisa- y ya estoy mirando, comparando y babeando con toda la lista de cosas -caprichos- que me quiero agenciar. Es posible que os suene. Y es que aquél post del 28 de julio -que ya queda lejos- culminó el 24 de enero cuando me decidí a comprar la cámara, no el modelo que comentaba entonces pero sí una réflex Olympus. Por esas fechas estaba a punto de cobrar mi sueldo de comercial y me sentía igual que ahora, deseoso de gastar en lo que sea. La diferencia es que ahora mismo no tengo nada de pasta, es divertido, porque por mucho que mire algo estoy seguro de que no me llega, creo que ni con lo que me están a punto de ingresar los de Mountain View, ¡sin blanca!
    Y en serio, me parece la mar de divertido, porque luego, cuando esté algo mejor de pelas tardaré más de medio año en comprar cualquier cosa ¡lo que sea!

    Y es que me llego a martirizar en ocasiones teniendo el dinero en la mano y pensando ¿lo compro o no lo compro? ¿Merecerá la pena? Es que es una tontería… Así puedo pasar meses, como el caso mencionado de la cámara, (salvando diferencias con lo de pagarme el carnet, que por cierto, no he vuelto a ir…).
    Las ideas en claro que saco son dos, la primera, que no me gusta cómo está quedando el post pero en horas bajas se publica lo que sea, y la segunda que a veces me sorprendo de lo tonto que soy, que vivo demasiado bien y no sé en qué emplear el dinero, porque sin necesitar nada ando enamorado de un ordenador que pueda mover el GTA IV con soltura, un MacBook (o MacBookPro, todo es ponerse), un Sigma 30mm f1.4 que me ha encandilado… Ains, con la mochila no me pasó nada de esto, tan sólo me llevó decidirme dos semanas y media…

    De verdad, me siento un gilipollas integral, tenéis mi beneplácito para insultarme en los comentarios y ayudar a los de California, creo que iré a por esa birrita y celebrar San Patricio a última hora, ¡salúd!

    Visto en: 17 de marzo y extractos de Mastercard.