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Lagarto

Una serie de catastróficas desdichas

Llevo una semana de muerte, literalmente.

El martes, día en que (como todos sabemos) se presentó esa bonita cosa de la que todo el mundo habla fui evacuado de un incendio en un centro comercial, y la verdad es que no estuvo mal. Nunca me habían evacuado de un sitio, alguna vez me han echado de algún lugar, incluso me han llegado a denegar la entrada, pero nunca evacuarme.

No voy a decir que me haya gustado, pero sí tuvo su puntito de emoción, no sé, fue una novedad en mi vida (que espero no repetir demasiado a menudo por mi propio bien).

Por lo que sé no fue demasiado grave, un horno de pan a tomar vientos y un par de estanterías, al día siguiente todo transcurría bajo una aparente y sospechosa tranquilidad. Y me saqué el boli que había ido a comprar por la patilla, que algo es algo.

El miércoles (aka kaka ayer) veo cómo dos coches se estrellan delante mío, uno de los conductores sale escopetado del coche (creo que pedo, borracho, alegre o como lo quieras llamar), una patrulla de madera (como Pinocho -matadme-).

Uno de los policías paró a este individuo, llamó a la grúa y pidió una ambulancia. Mientras, el compañero hablaba con el otro implicado en el accidente que parecía estar sobrio. Y hasta aquí puedo leer porque me fui.

Visto en: Valladolid, el Bronx más cercano que conozco y donde «felizmente» vivo.

2 respuestas a «Una serie de catastróficas desdichas»

Mi sueño! La de veces que he deseado que se quemara el corte ingles para poder hacer compras sin dinero! ¿No pudiste aprovechar para coger alguna wii, unos cuantos dvd, etc? Bueno, al menos no te ha pasado nada…

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