Como ya todos sabéis, ayer salió a la luz la versión final de Ubuntu, llamada Gutsy Gibbons y como su fecha de nacimiento es octubre de 2007 su número de versión es la 7.10. Bien, todo normal.
Como un desesperado maquero impaciente porque legue el dÃa 26 y pueda actualizar su tigre por un leopardo, los linuxeros/ubunteros hicimos lo propio. Pero (en mi caso) con sutiles diferencias.
Actualizar este sistema puede hacerse desde la propia máquina mediante un comando de consola o una interfaz gráfica que te recuerda que hay una actualización de distribución disponible o hacéndote con un disco (bajar y grabar) para instalarlo desde cero, manteniendo tu carpeta /home, propia de cada sistema UNIX, en una partición apartada (que es lo que el Ingeniero Técnico recomienda) o bien a pelo y perder todos los datos.
Buen, yo soy de los que tiran de máquina, doy la orden y espero a que termine su propia descarga e instalación, por lo general desde consola de comandos. Siempre me ha ido bien.
El problema empieza cuando querer ser el primero es un sentimiento que invade a todos y las redes se colapsan, el resultado es salir con una actualización de 15 horas. SÃ, descargando casi kilobit a kilobit segundo a segundo. Y te preguntas para qué tienes contratadas 3 megas con Telefónica. Bueno, pues como resultado un dÃa entero sin poder tocar el maldito PC. Y sÃ, las cosas se pusieron peor.
En medio de la actualización se fue la luz. Por suerte el gestor de descargas tuvo información y recursos suficientes como para continuir de una forma «fluida» la Actualización parcial del Sistema a GNU/Linux Ubuntu 7.10 Gutsy Gibbons. Finalmente todo acabo bien y el reinicio no dio ningún error. A simple vista es igual pero con iconos diferentes a la versión anterior. Me reconoce los drivers no autorizados de la tarjeta gráfica y tira pa’lante.
Recuerdas, «Oh, que ahora metÃan el Compiz Fusion de serie, a ver cómo tira eso«. Descubres que no hay ninguna opción para manejar los efectos de escritorio, ¿qué raro? El feedreader sale en tu ayuda y ves que una lÃnea en la consola más un enter y tu contraseña pueden hacer milagros. Bien, un panel dodne controlar todos los efectos (muchos de ellos totalmente inútiles), configuras el cubo (que sino lo haces no eres ubuntero), el pase de escritorio… una tecla que no tiene utilidad pero te aprendes su comando de teclado… vale, parece que ya está. Todo muy bonito, y no noto diferencia de rendimiento, están bien implementados y son eficientes, me gustan.
Abres el navegador y el reproductor de música, acostumbrado a utilizar Ctrl+Alt+FlechaArriba para ver a la vez todas las ventanas (algo asà como el Exposé) te das cuenta de que no sucede nada, vuelves a probar, nada. Mierda, se me habrá olvidado activarlo desde el panel de efectos… No, parece que no hay ninguna acción asignada a ese efecto. ¿Motivo? Ese efecto no existe. O, al menos, en 20 minutos buscando y probando no he sido capaz de descubrir dónde o cómo está.
A tomar por culo la productividad.
A volver al modo «normal».
Visto en: Ubuntu Gutsy Gibbons.
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