Veréis, ha sido un dÃa demasiado duro (no os digo más que son casi las once y media y ya estoy en la cama con medio ojo cerrado y creo que mi nocturnidad es bastante famosa ahà fuera), no ha funcionado nada, me han cambiado de proyecto asà por que sÃ, no he hablado con nadie, he ido corriendo a todos los putos sitios chocándome con la cruda realidad. Mucho jaleo, demasiado. Y mucho subnormal. Echo de menos a mi fiel y refinada Jericho.
Ahora, al tema, me parece denigrante que una empresa (u organismo público) se deja 7, 10, 20 millones de euros en un proyecto y se decida si se firma o no en base a los regalos bajo cuerda que no superan ni los mil euros. Me explico, el dÃa en el que todo está atado dejas caer que te gusta el tenis y alguien de la empresa se romperá los cuernos para conseguirte entradas de primera fila en un Master Open Tour lo que sea, ni siquiera entiendo de tenis, no me jodas. Una persona que fácilmente se mete 10000 al mes y racanea con algo tan volátil y carente de importancia. Cutres. Extrapolando esto a un ejemplo cercano es como si queremos comprar un Clio de segunda mano y nos piden 1200 pero forzamos a que además nos pague una cerveza extraña que no encuentras en el DÃa. No, hostia. A tomar por culo. Porque sÃ, vale, seguramente el trato se cierre, pero la empresa se la juega a que esta persona no vuelva a tener relaciones económicas con ellos, serÃa un fracaso. Qué estupidez.
Ya está, tenÃa que soltarlo.
Visto en: «la ofi». Qué puta cursilada, cago en todo.
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