Punto y coma

Esto era (o es, estrictamente hablando) un blog. Con sus actualizaciones, comentarios y rifirrafes. Ahora es un restaurante de carretera con habitaciones encima que nadie sabe muy bien si está o no cerrado porque a veces aparca un coche por allí y se ve una luz.

Es un problema de identificación. No soy (ni quiero ser) la misma persona que escribió la casi totalidad de lo que aquí aún está disponible para lectura.

Vosotros tampoco. No es 20 de abril pero igual hasta tenéis críos. Es broma, sé que bastantes de los que paraban a reponer fuerzas en este mesón han seguido adelante con su vida para bien. Pero a quién lo gusta un drama y un suspense.

La pausa del punto y coma es más alargada que la de la coma pero no tan determinante y definitiva como la del punto. Casi nadie usa el punto y coma; tampoco los blogs.

Tengo cosas a medio escribir que quiero compartir (no porque importen o interesen, si no por la misma razón por la que se arranca una Vespa vieja: para ver si funciona y te lleva algún lado).

¿Es este el mejor sitio donde hacerlo? No lo sé. ¿Queda alguien que quiera o pueda responder si quiera a eso? Las newsletters son tan atractivas en concepto como intrusivas en la práctica. No nos conocemos de nada.

Tal vez sólo lo escriba para mí.

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