Imagino que todos habéis visto por vuestras localidades un anuncio que utiliza (seguramente sin permiso) la tipografÃa de los tÃtulos de La Guerra de las Galaxias e intenta contactar con nuestro lado solidario:
No he escuchado ninguna crÃtica negativa hacia él, ¿vosotros? Bueno, pues aquà llega la primera.
Como fan de la saga de Lucas (no de esos que se disfrazan de Trooper, pero las pelis me gustan) me siento ofendido. Uno, da a entender que de no ser por Obi-Wan Luke serÃa un drogadicto, y dos, la campaña se llama «Homenaje al maestro», y cualquiera sabe que Obi fue maestro de Anakin (Vader), no de Luke. Luke Skywalker fue adoctrinado por Yoda dado que el personaje de Alec Guinness muere para ayudar a Luke. Y tres, lo «celebran» el dÃa de mi cumpleaños.
Ahora, las drogas en España (no olvidemos, Campeones de Europa del Fútbol pero Campeones del Mundo en consumo de cocaÃna) se toman a puto pitorreo, empezando, ojo, por los de arriba. Asà que no me vengan ahora con que tengo que agradecer a los hippies y monaguillos que ayudan a salir de «ese mundo» a los yonkis. Al menos hippies y monaguillos son los que colaboran con Alcohólicos Anónimos, y supongo que esto debe ser igual. Y de la misma forma que el alcoholismo es una enfermedad la adicción a sustancias que no se venden en farmacia legal también, pero nos lo muestran de otra forma.
Y aquà vuelve a entrar en juego la señora Doña HipocresÃa Buenrollista de la Legalidad Hispánica en todos sus territorios, naciones, barrios chabolistas y áticos con piscina. Creo que fue el propio auster (¡consumidor reconocido!) quien se preguntó muy sagazmente si es legal cagarse en el Tribunal Constitucional. No tengo ni idea pero viendo cómo un etarra cualquiera puede mearse en la Constitución, regalar un pastizal al gobierno de la forma más capitalista del mundo (bueno, lleva de nombre Partido Socialista pero no seré yo quien ponga en duda las ideas de nuestros nobles partidos polÃticos y mucho menos me cuestionaré cómo se sufragan, no lo quiera Dios) para pisar la cárcel lo justo para cenar. Vale, con la policÃa pasa algo parecido e igual de bochornoso.
Mucha gente dice: «Eso de las drogas, si quisiera la policÃa, que ya saben dónde venden los camellos, lo quitaban en un momento, pero como no quieren…». Error. No pueden.
Seguro que está en la memoria de bastantes de vosotros, cinéfilos, la escena en la que trincan a Tony Montana después de pasar unas horas contanto los billetes con los que van a pagar a unos supuestos comerciantes (no recuerdo si vendÃan/compraban diamantes, eran del banco que ayudaban a limpiar el dinero o qué eran, pero para la historia no importa). En el momento en que pagan, los comerciantes se identificaban como agentes federales y les detenÃan por lo que fuese. Bueno, la peña está segura de que un nacional puede dejarse barba durante media semana, no ducharse y ponerse una chaqueta vaquera desgastada, acercarse al camello (del que previamente ya conoce dónde vende) y comprar, en el momento en el que vende -que es donde está el delito- decirle: «Lo siento tronco, soy policÃa, las manos en alto, no te muevas, tienes derecho a un abogado etc, etc» y aclarle, por si acaso, que vender droga no es una forma de ganarse el pan aceptada por la ley (pertenecer a una mafia de inmigración y poner a unas rumanas a pedir en los semáforos turnándose cada seis horas sÃ, asà que ojito con lo que dices, nene). Ésto mismo, repito, es lo que se ve en Scarface, sólo que en la peli a una escala mucho mayor.
Pues, amiguitos, eso aquÃ, paÃs de la pluralidad y el repelente, insultantemente injusto y pestilente buenrollismo es llamado: «Inducción al delito», y es un delito de por sÃ. Desenmascaras al malhechor, en efecto, pero es que… es que… te ha vendido porque le has pedido, que es que eres muy malo, ¿eh?
¿He dicho ya repugnante? No, perfecto, es algo repugnante.
Lo peor (sÃ, aún hay más), es que ahora a ese madero se le cae el pelo si el camello le denuncia: «No, es que me hizo vender droga para arrestarme ¿sabes?, y no se identificó como policÃa hasta el final ¿sabes?«. Ya ha habido casos de policÃas que han tenido que dejar placa y pistola en comisarÃa y estar sin empleo y sueldo durante un par de meses por hacer una de éstas. Que, como si de un restaurante se tratara, el cliente (delincuente) debe estar protegido porque es el que tiene la razón.
Ahora ya, ¿puedo yo también miccionar y defecar sobre la Constitución Española, esa que garantiza que todos somos iguales ante la ley?
Ayudar y comprender a los que en su dÃa fueron tontos y se metieron en las drogas, sÃ. Pero de momento, con toda esa mierda delante de mis ojos y una lanza directa a mi sentimiento más cercano a la Fuerza, no, ni hablar.
Visto en: Las marquesinas de los autobuses.
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