De entre todas las reliquias del garage habÃa cosas valiosas. Yo me quedé con un teclado (porque el que tengo ahora apesta) y una impresora ya que llevo algún tiempo sin ninguna debido a que un familiar la necesitaba más que yo y tampoco imprimo mucho. Se trata de una Canon BJC 1000, no la he encontrado en la página web de Canon pero sà que hay información sobre ella por internet. De hecho se sigue vendiendo. No tiene aspecto de vieja (ni tampoco tiene bandeja, lo que imprime lo suelta y cae al suelo si no tienes cuidado) pero ver que se conecta por «el puerto de la impresora» (paralelo para los menos románticos) y saber que es anterior al boom del USB me ha hecho desarrollar un cariño especial hacia ella, asà que para mà es la impresora vintage, como una gramola.
Dócil, lenta, pero dócil
La enchufé y empezó a mover el cartucho (que lógicamente, después de tantos años está seco, tengo que buscar alguno nuevo) y al cabo de unos pocos segundos se calló, como no tiene LEDs ni ningún indicador externo tocó guiarse del sonido. Encendà el ordenador y fui a buscar una nueva impresora, escogà marca y modelo y en menos de medio minuto la tenÃa imprimiendo (devolvÃa la hoja en blanco, pero bueno, funcionaba). Viendo el buen resultado que daba bajo Linux la dejé como compartida y me conecté al sobremesa desde el portátil para hacerla funcionar en XP, exploro la red Wi-Fi por encima y ahà estaba, «Canon BJC 1000 sobre Ubuntu Linux», junto con las carpetas compartidas de éste ordenador y cliqué sobre ella, seleccionar marca y modelo igual que antes y esperar a que CUPS, SAMBA (que la tengo compartida mediante ambos), el gestor de impresoras de XP y la propia impresora se pusieran de acuerdo (algo que nunca conseguà con mi anterior Hewlett Packard 1310). Pareció que sÃ, abro un PDF cualquiera con nervios, imprimir… con la Canon… aceptar… y a mis espaldas comienza a sonar el gruñido de la pequeña. Éxito. Se dejó. Tarda mucho para una página el blanco y negro y ni se me ocurre poner en la cola algo a color. Pero me es suficiente.
Lo curioso es que Canon es una marca a la que tengo bastante manÃa, sorbe todo por sus réflex, los objetivos mejor dicho, que los de los kit son de plástico (asà como el chasis de sus cámaras básicas) y transmiten una sensación de fragilidad sólo comparable con la parte blanda de la cabeza de los recién nacidos, que como decÃa Robin de Cómo conocà a vuestra madre, «Si los bebés vienen con un botón de autodestrucción ya lo podÃan esconder un poco». Pero esta impresora no, es robusta. Seré prejuicioso…
Visto en: B&W.
Deja una respuesta