Todos estamos acostumbrados a escuchar lamentos y quejas de los empleados sobre sus jefes (efectivamente, yo también), me considero un privilegiado, creo que mi jefe es un auténtico crack en lo que hace.
Ya han pasado dos semanas desde que empecé y la verdad es que úlimamente llegaba con mejor humor a la oficina. Me encuentro más cómodo, y en parte es gracias a él, bueno, y a mi compañera (diseño web) que ha cogido la costumbre de traerme una Coca-Cola de la máquina cada jornada porque cree que no me gusta el café, no sé de dónde ha sacado la conclusión pero no le quiero quitar la ilusión, tendré que pagarle los cafés, que empiezo a sentirme mal.
Sà que se nota un cambio de rutina y de manera de trabaja de, por ejemplo, comercial de CitiBank a algo de este stilo. Lo primero es fácil de entender, muy metódico, rellenar unas determinadas solicitudes en tanto tiempo, cuanto más mejor. Escoger vÃctima, sulpicar a la vÃctima, agradecer a la vÃctima, fin. Entonces la jefa exigÃa más solicitudes (más comisión para ella) pero de todas maneras mismo sistema de trabajo que no te hacÃa pensar. Ahora bien, aunque esté de becario sà que me toca realizar cosas relativamente complejas que exigen que le dé bastante al coco, y mi jefe sabe cómo, cuando y dónde presionar para conseguir que la aplicación vaya mejor, sin estar encima mÃo todo el dÃa.
Además, es la persona que más entiende sobre programación (no sólo web) y diseño de todas las que conozco, tan pronto te revisa un script como te añade la cantidad exacta de sombra que un botón requiere. Es genial. Aunque de primeras pensaba lo contrario, siempre con sus jerseys de lana, su cajetilla de Camell Light y sus más de 40 añitos.
La verdad es que se nota que está acostumbrado a trabajar con novatos como yo, nunca me ha puesto una mala cara -incluso cuando la cagaba- y asegura que cuando la opción deshacer no está disponible siempre podremos rehacerlo entero aunque nos lleve unos dÃas más. Todo de buenas. Pero lo que más me agrada no es que me esté ayudando a aprender, que nos haya dado vacaciones hasta el 30, que nos guÃe de la mejor manera posible para que no nos alteremos con los plazos, que nos pida opinión sobre decisiones más o menos importantes… no; lo que más le agradezco es que me deje meter la pata, me deje solucionarlo y me termine diciendo «confiaba en que lo hicieses bien, aunque no fuese a la primera», que haya demostrado que confÃa en mÃ.
Visto en: Aún asà es agradable no verle en unos dÃas :)
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