Seguro que lo has hecho miles de veces más.
La prohibición.
«Hijo, no escribas en el libro, que se estropea», «los ejercicios los hacéis en el cuaderno, no pintéis los libros». ¿Por qué? Vale, se estropean y ni quedan bonito, pero es necesario apuntar cosillas, incluso del tipo José por MarÃa.
Hemos de reconocerlo, la prohibición le da un punto erótico que flipas, mis libros han acabado mal. Recuerda Eva y la manzana.
El deslizamiento.
Ésta es la mejor parte, la forma en que el boli simplemente va sobre el papel satinado de los libros, no se parece en nada a como lo hace en un folio normal. Escribes algo, y te pide más, más letras, más palabras, más frases… más velocidad, el bolÃgrafo corre y corre, como un Tony Hawk con su tabla se desliza felizmente entre los márgenes. Y tú disfrutas.
El garabato.
Llega el momento de terminar lo que quiera que escribes, pero no quieres, te sientes como un adicto a la heroÃna, tu cuerpo te pide que sigas, que no levantes el boli del papel. Tienes que hacer algo para quitarte el mono, ya superarás luego el sÃndrome de abstinencia. Piensas, piensas rápido, y concluyes, dibujas un garabato.
Visto en: A veces estudiar agrada.
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