En mi aún corta vida he sobrevivido a más de media docena de mudanzas y el encontrarnos con cajas embaladas del último o el penúltimo cambio es algo habitual en nuestra familia. Cualquiera que haya pasado por algo similar sabrá la risa (y vergüenza) que suponen esos momentos, los familiares cercanos terminan guardando algunas de estas cajitas de las cuales todas las partes se olvidan hasta que reaparecen años después. Si os habéis fijado en las tÃpicas cajas de mudanza (o en las cajas grande de paqueterÃa, lo mismo me da) suelen incluir, en el mejor de los casos, una iconografÃa especÃfica que ayuda a los operarios, nosotros, a saber cómo debemos manipular la caja para no dañar el contenido; si podemos apilar más de dos o tres cajas, si se puede arrastrar o inclinar y, finalmente, las flechitas.
Siempre he tenido un problema con esas flechitas y, aprovechando el reciente dÃa del libro y que lo que estoy leyendo actualmente (The Design of Everyday Things, de segunda mano en Amazon Reino Unido y que por tanto puede sonaros haberlo visto en mi pedigüeña lista que acompaña la caja de comentarios) se mete de lleno en el tema de la señalética y disposición de los elementos y las facilidades o inconvenientes que los propios humanos nos creamos cuando debemos interactuar con otros objetos.
Si vemos el dibujo tachado de un monigote caracterÃstico empujando por el suelo un bulto lo identificamos correctamente con que no debemos arrastrar la caja. Es rápido, sencillo y eficaz. Por sà sola una flecha no indica nada. Primero, porque es una flecha, sÃmbolo que indica direcciones, no posiciones. Esto ha llevado a que cada fabricante de cajas que he visto pasar por casa haya dispuesto de diferentes flechas decoradas de las más variadas formas para intentar hacer entender qué era arriba y qué era abajo, la más visual, a mi juicio, era algo similar a lo que os pinto aquà debajo:
Te haces a la idea de que las flechas miran hacia el techo porque, generalmente, siempre hay más espacio del techo al objeto que del objeto al suelo. Como vemos, en casi todos los casos, la flecha por sà sola dice tan poco que es el entorno el que le da un cierto sentido al mensaje, tanto es asà que podemos encontrarnos (como me ha pasado a mà en la última caja que he visto) ocasiones en las que la flecha podÃa desaparecer completamente de la lista de dibujos. Un ejemplo lo he encontrado en Flickr y da bastante risa.
Si dibujamos una flecha y aún asà nos vemos obligados a poner que la flecha mira hacia arriba escribiendo, «Arriba», algo gordo falla. La flechita de los cojones, vamos. Mi duda es, ahora que ya está todo el planteamiento realizado, ¿por qué seguimos dibujando flechas que nadie conoce exactamente su mensaje correcto? En el ejemplo de la foto, lo que realmente da información sobre cómo debe colocarse está escrito a mano. Fatal.
Vale, ya está bien de quejas, aquà presento mi solución que, como imagino, ya existirá por ahà pero aún no he tenido el placer de encontrármela. Todos sabemos cómo es una silla y qué parte de la silla se apoya en el suelo. Si vemos el dibujo tumbado al revés sabremos identificar que la caja está colocada incorrectamente. Sigo con las magnÃficas creaciones digitales, que hoy lo he cogido con ganas y me ha dado hasta por hacer la versión masculina y femenina:
Pues ya está, creo que serÃa algo claro y que no deja a nadie pensando si la flecha indica que debe estar de una u otra manera porque, obviamente, no hay flecha. Deja de ser necesario incluir palabras junto con la simbologÃa (adiós a las traducciones) y hace que la gente se fije porque, al menos, es distinto. Esta ha sido mi contribución de hoy por un mundo mejor. Espero la hayan disfrutado y gracias por viajar con nosotros en una noche de luna como esta.
Visto en: Felices futuras mudanzas a todos. Guiño, guiño.
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