Ahora que se empieza a notar muy ligeramente el fresco (al menos de noche) y la gente apura sus últimos dÃas de bronceado quiero hablar de las camisetas que llevan algunas chicas, las que heredan de la conocida consigna «I ♥ NY».
Estéticamente no son gran cosa, una camiseta blanca con ese mensaje y sus variaciones. Bueno, puede que la original fuese asÃ, las de ahora son unas camisetas muy largas (que hay quien lleva casi a modo de vestido cubriendo con ella su delicado cuerpo) y tipografÃas que abandonan la Times original y dibujos que se inspiran en la marca neoyorquina, pero poco más.
Ese corte largo y veraniego es tremendamente sexy. De hecho, hoy mismo en un autobús, me he dejado enamorar un rato por una pelirroja preciosa, con la cantidad justa de pequitas, de esas que tienen la mirada, esa mirada y esa expresión que dice «Soy guapa, estoy buena y lo sé», es una mirada que me pierde. De verdad, era un rostro espectacular, no querÃa que se bajase nunca del bus, iba diciendo para mi interior «Que no se baje, no, no te bajes, no, Dios, estás tremenda» y se giró, se contoneó como sólo las chicas realmente atractivas saben hacerlo (no se trata sólo de fÃsico, hay una conducta que no se adquiere en ningún centro de cirugÃa estética ni ninguna peluquerÃa, es una pizca de arrogancia divertida que me atrae sobremanera) y al darse la vuelta, porque por más que yo quisiera se iba a bajar, dejó ver unas letras en el dorso de su camiseta que rezaban: I ♥ me more. A eso me refiero con lo de que está buena y lo sabe. Me levantó una sonrisilla y, aunque me quedé mirando cómo desfilaba demostrando una seguridad en sà misma apabullante, no me levantó nada más, que tampoco soy un mono.
Estas camisetas son unas prendas que pegan realmente bien con minifaldas y sandalias. No me preguntéis por qué, pero me parece que van asÃ. Y no lo digo porque sea una manera fácil de enseñar cacha, sino porque como la bajada de la camiseta llega hasta hasta tan abajo, la minifalda debe aportar una sensación de seguridad de que si se sube la camiseta no se verá nada, pero desde fuera la ilusión es que «sólo» lleva eso. Como toda la ropa que es aparentemente grande y tiene una forma un poco baggy, de bolsa, pues es aprovechada por las chicas más rellenitas y consiguen un efecto contrario, a través de la camiseta se notan esos kilitos y con la minifalda y las piernas (que en muchos casos están arqueadas) más gordas el resultado no es el mismo que el de mi muy profundamente amada pelirroja, oh, diosa de la tierra prometida de la lujuria.
Algún dÃa deberÃa escribir más en serio sobre por qué si a una modelo algo le queda bien es probable que a otra chica le sienta como el hojaldre. Pero eso, otro dÃa.
Otra cosita referente a las camisetas de amo tal y cual son las camisetas I ♥ my boy. No sé cómo será en otros sitios, pero aquà en Pucela Capital se han puesto muy de moda y se venden de maravilla. Y es que hay que reconocerlo, son las reinas del cotarro de todas las camisetas I love. Son, de largo, a las que más partido se les puede sacar. Son las camisetas de los putones, pero joder, es que el que tuvo la idea es un puto genio. Tienes 14, 15 ó 16 años, los «novios» te duran dos ratos, ¡pero la camiseta no! Da igual que ahora la chica esté con Juanjo 1, cortarán y podrá vestir igual cuando comience a salir con Juanjo 2. El súmmum de la moda. A mà me parecen unas camisetas increÃblemente útiles.
Vamos, hasta soportarÃa regalarle una a la pelirroja y que luego la lleve mientras está con otro. Pero sé que no lo hará, esa chica, por ser, seguro que es hasta buena persona. Qué extraño concepto tengo de la fidelidad, la leche.
Visto en: Madre mÃa, soy una maruja.
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