No recordaba que un mes se me hiciese tan largo como lo está haciendo este marzo. Y es que han pasado muchas cosas en apenas tres semanas. Para empezar, hace unos viernes estuve a punto de entrar en Telefónica para un proyecto de un año. Tuve que decidirme en cosa de horas, apenas una noche, y cuando ya tenÃa localizado hasta un bonito pisito cerca de las oficinas de la empresa en Madrid echaron atrás toda la operación. Dos dÃas después cogà un avión a Nueva York y os aseguro que ha sido el viaje más alucinante que jamás haya hecho. Me ha costado un pastizal, pero joder, merece la pena gastarlo en cosas asÃ. Es, simplemente, impresionante. Al aterrizar (y vencer al jet-lag, cosa que yo relacionaba con el famoseo y gente que se las da de importante) apenas tuve tiempo para repartir cuatro tonterÃas entre compañeros de la oficina porque este mismo lunes nos comunicaron que el cliente (que es el Ayuntamiento de Valladolid) no tiene intención de perpetuar el contrato (que termina en abril) por lo que no somos necesarios, y bueno, hoy he firmado la carta de despido y es cosa de dÃas que reciba un SMS de la Seguridad Social anunciándome que me han dado de baja. Nada que reprochar, ojo, he aprendido muchÃsimo en esa empresa y siempre agradecerá la oportunidad y confianza que me dieron.
Es una sensación extraña, de todos los que recibimos la noticia era el único que se sentÃa aliviado (seguramente el único con motivos) y es que ya me habÃan metido el gusanillo con el tema de Telefónica: no más broncas con los empleados de la administración (desesperantes funcionarios), no más ataduras a JDeveloper o Eclipse, no más consultas al Javadoc… en definitiva, no más entrar en una oficina a desgana. Creo que ya lo he comentado por aquà en alguna ocasión pero mi labor principal era la de maquetador (y diseño en cosas puntuales), si bien, como todos, terminaba arremangándome y metiéndome en faena J2EE (o como se llame ahora) o realizando tareas menos dolorosas como tirar lÃneas en un SSH. Supongo que cuando el jefe de proyecto, tus compañeros y hasta el jefe de la oficina te dicen que es una pena estar asà (comiéndonos los marrones de los que ya habÃan terminado) y no centrándonos cada uno de nosotros en nuestras labores estrictas, es momento de desplegar alas. Nunca supe cómo plantearlo asà que este despido me ha sabido a gloria. Es fácil cuando no tienes hipoteca ni crÃos, sólo tengo que bajar (radicalmente) las exigencias de mis caprichos y destinar lo poco que me queda ahorrado después del viaje para sufragar los gastos con los que ya cuento como fijos: universidad, tarifa de teléfono, gasolina y seguro. Y es que está claro que algo no funciona en una empresa si, al comunicar a uno de los empleados que está despedido, éste sale del despacho con una sonrisa de oreja a oreja. El ambiente llevaba tiempo enrarecido.
Apenas llevo dos dÃas en casa, de parado por la vida, y joder, es insoportable, no sé a qué se dedican los cinco millones de personas que no curran (si no están en huelga). En serio, es realmente tedioso. No hay series en el mundo para ver ni ojos que las aguanten como para tragarte sesiones de tantas horas, no hay pelÃculas en la historia del cine que tenga tantas ganas de ver como para querer quedarme en casa tirado. Por eso mismo, retomando todos los cabos sueltos que habÃa ido dejando y agarrando mi ahora inseparable agenda de papel (tampoco era consciente del poder de esta herramienta, pero es que uno de esos cursos de coaching que tanto se llevan ahora nos abrió los ojos a muchos de los del curro) he ideado un horario. Un horario simple, que para eso estoy «de vacaciones». La idea es obligarme a salir de la cama todas las putas mañanas y meterme en una rutina. Estoy muy ilusionado. Espero cumplirlo, queda asÃ:
- 8:30h: Despertador, flexiones y ducha
- 10h: Práctica de moto (A2) y desayuno
- 11h-19h: PFC
- 19h-19:40: Correr y ducha
- 19:40h-ZZZzzz…: Buscar curro, papeleos similares, gatitos, jam session, cañas
Fácil, ¿no? Lo de las flexiones tiene una única función, poder controlar la moto después. De veras, pesa mucho (mucho). Si me ducho dos veces es por el pelo (verdad verdadera), podrÃa hacer las flexiones por la tarde ya que estarÃa sudado y «caliente», pero no, o me ducho por las mañanas o parezco cualquier tipo de monstruo de ficción, y tampoco apetece. El horario está elaborado teniendo en cuenta los biorritmos de las alondras y de los búhos (los que se dedican a esto lo llaman asÃ), y siempre he sabido que era búho, es decir, que mi horario natural es el de tarde/noche más que el de mañana, por eso el mayor gasto de energÃa, tanto fÃsica como mental se produce después del mediodÃa (en otras palabras, en el curro concentraba las tareas que requerÃan menos esfuerzo por las mañanas porque hasta las once y pico no rendÃa como debÃa y luego por las tardes aceleraba). Dar paseos en moto por un circuito requiere precisión y concentración, pero la pista está en otra localidad y es imperante que salga de casa (o me acomodarÃa como un marsupial en la bolsa de su madre). Destinar la mayor parte del tiempo al proyecto creo que tiene bastante sentido, sobretodo ahora que la parte divertida, investigación, está concluida y queda lo que requiere esfuerzo. La carrerita de media hora y la ducha me ayudará a despejarme y poder cambiar de ambiente pudiéndome centrar en actividades más relajadas, desde mirar ofertas (en diferentes puntos del globo) hasta salir un rato a interactuar con otros EXTERMINATE! humanos. Borra eso, niño.
¿Cómo lo veis? No respondáis, estoy emocionado por ver cómo se desarrolla todo esto. Ya digo que es extraño, todo el mundo me llama diciendo que es una putada y tardo unos segundos en ver que hablan del despido. No sé, será que ya le tenÃa ganas a un cambio de rumbo, pero creo que cualquier persona más o menos curiosa querrÃa intentar salir del estancamiento que produce casi cualquier puesto de trabajo, que no es que yo sea el chico más movido del mundo, pero creo que me tocaba mover ficha y, vamos, si directamente me hacen mate y comienzo una partida nueva, no puedo hacer otra cosa que alegrarme.
La verdad es que la gente enseguida se ofrece a intentar facilitarte todo (cosa que ya os he agradecido personalmente a alguno de vosotros y aprovecho para hacerlo de nuevo desde aquÃ), contactos, consejos, «pues yo harÃa», «mira a ver si en esa web», «a mà me pasó parecido y…». Incluso una persona, al enterarse, me ha propuesto incorporarme a un equipo británico profesional de poker (y yo la opción la he dejado abierta, serÃa una aventura diferente).En fin, cuando queréis, sois unos cielos. Sorprendido me habéis dejado. La verdad es que ahora mismo creo que sólo (¡ja!) me falta echarme novia para ser feliz (¡jajaja!) pues creo que el abanico de oportunidades es tan grande, tan vasto, que me siento como un niño pequeño delante de un mostrador de una tienda de peluches, intentando fijarse en uno en concreto pero sin separar la vista de los demás ositos, no sea que se vayan. Feliz. No sé si habrá sido Manhattan, si el nivel de cocaÃna en el aire de España, a lo mejor los de Iberia meten LSD en las cenas cutres y frÃas de los aviones y aún mantengo los efectos, no sé si la barra de Imedio estaba caducada cuando la esnifé, no lo sé, pero estoy feliz en este delicadÃsimo e importantÃsimo punto de mi vida (más a nivel profesional que personal, pero, obviamente, un cambio en el primero conlleva un cambio en el segundo). Y querÃa compartirlo, y poneros al dÃa, que sois unas marujas telecinqueras. Coño.
Visto en: W37th – Fifth Ave.
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