Whiskito, a quien la camiseta del error de Windows le queda fetem y a las pruebas me remito, estaba discutiendo conmigo, que soy tremendamente sexy y apuesto, y a las pruebas me remito, sobre la tauromaquia, como es lógico, a favor o en contra.
Ha sido una conversación elegante para esas tardes de verano, y es que esto lo escribo a la 1:35 (hora menos en Santa Cruz de Tenerife) y tú lo estarás leyendo a lo largo del día.
La verdad, no sé qué pintan dos hard-freaks como nosotros hablando de toros, pero parece que no sólo de Xataka vive el geek.
Bueno es fácil adivinar que si él estaba en contra, yo tenía el difícil papel de defenderla, ¿difícil? No, a ver. Yo creo que es sencillo, ¡seguidme reclutas!
No quiero decir que me parezca bien matar a un toro, no. Ni mucho menos, Pero me parecería peor acabar con todos, casi a la vez. Me explico. Los toros, como Internet, es un negocio, da dinero, y el jodido de Polanco bien lo sabía vendiendo la Feria de Abril por Digital Plus a un precio desorbitado. Pero ese dinero que se gana no se gasta sólo en pagar las chicas de alterne a los toreros, rejoneadores y otros maestros. Lo cierto es que hay una parte que se dedica a cuidar y mantener de lujo a los criaderos de toros, ganaderías.
Estas ganaderías están situadas en dehesas, y estos territorios son un ecosistema en sí mismos. Donde a parte de toros viven encinas centenarias que sólo los ganaderos pueden proteger, ¿cómo? Con lo mismo de antes, el vil metal.
Pagando una fortuna a los ayuntamientos (corruptus in extremis) para no edificar allí. Ya que es un terreno edificable con muchas ventajas, deliciosamente apetecible para cualquiera, no les iban a importar ni encinares, ni pinares, ni cerdos buscando trufas.
Es triste, pero no por ello menos cierto. Ahora es fácil imaginar, ¿qué pasaría si nos cargamos las dehesas? Sencillo, los toros no tendrían dónde "hacer su vida", crecer, desarrollarse, reproducirse… morir. Para bien o para mal cada cuatro años, si cambia de alcalde/sa o presidente/ta de comunidad, hay que realizar el susodicho soborno.
Finalmente, y os recuerdo mi posición de ecologista convencido, ¿qué es más digno, dar la oportunidad de morir luchando en una plaza contra un humano, o ser llevado directamente a un matadero sin posibilidad de defenderse?, el humano puede morir, la máquina que los mata no.
Visto en: 7 de julio…
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