Música, maestro. Hoy me he pasado unas dos horas al teléfono. De reloj. Una locura calienta orejas. Con diferentes números de Movistar por un problema de factura alarmantemente alta, portabilidad a Simyo, contraoferta apetecible y anulación de portabilidad. La música de espera es, por definición, banal. No aporta nada. Es como el tÃo que toca el triángulo en una orquesta sinfónica, sÃ, toca música, es parte del colectivo, pero realmente nadie le quiere. Todos sabemos que son los de viento metal quienes triunfan. Las canciones de espera, lo mismo, para el ascensor.
Pero llega esta, con su estribillo repetido sádicamente en el auricular, su bajÃsima calidad… y terminas cantándola hasta que una comercial se rÃe de ti al pillarte desprevenido, intentando disimular. Pero es que, habiendo terminado hoy exámenes y sin nadie con quien celebrarlo decentemente, no tenÃa otra cosa que hacer que mamonear y tirar de las orejas a Telefónica.
El vÃdeo lo he cogido de Youtube y tira de HTML5, asà que a renovarse toca. No conocÃa el tema, dentro de una semana dejará de gustarme, hasta entonces voy a florear. Ahà os dejo, con Ingrid Michaelson.
Visto en: 1004 y 224470.
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