SonrÃen, te los encuentras por la calle y sonrÃen. AhÃ, en medio de la acera, nadie sabe de dónde han salido, colocándose la camisa por dentro del pantalón, con media sonrisa tonta. Felices, esquizofrénicos, drogados, lo que sea. Sin bombas de humo de mago de medio pelo, miras una vez, nada, vuelves a mirar y aparecen, con sus cuarenta y pico años y cara de pÃcaro, la bragueta abierta y una mano en el bolsillo.
Qué puta guarrada.
Doblas una esquina y de una bocacalle oscura sale otro hombrecillo con raya a un lado y transistor Sanyo en la mano, medio descojonándose, no sabes si todavÃa le gotea la puntita. Una auténtica cerdada. Te miran y se rÃen.
Hijos de puta.
Visto en: Por ahÃ, qué se yo.
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