Corazones, chocolates, pelÃculas románticas… San ValentÃn. Con todo lo que ello conlleva. Yo lo he celebrado en el fúrbol, viendo un empatito en ese frÃo estadio que echa por tierra cualquier posible duda sobre la falacia del calentamiento global. Colofón final a las festividades de fin de exámenes. Como en todos los partidos (aunque esta era la primera vez que subÃa al José Zorrilla) se ha podido ver a la gente de prensa, con su chalequito, a pie de campo los cámaras de televisión y fotógrafos. He de reconocerlo, una chica con una cámara de fotos me puede. Matizo, hoy en dÃa ser y creerse fotógrafo te lleva una tarde, cualquiera puede agenciarse una réflex por cuatro duros y buscar objetivos de segunda mano en eBay. Pero me puede. Una chica cualquiera con una Samsung compacta con más ruido que nueces no, por eso es una chica cualquiera, pero si a una chavala que ya sea un poquito mona y tenga algo de clase le dejas una cámara «que abulte» y un objetivo manual, sea del calibre que sea, lleva infinitos pasos de diafragma de ventaja frente a la más bella modelo (cuando modelo tiende a ángel de Victoria’s Secret, nunca cuando modelo tiende a pasarela). Suma un gorrito de lana, algo de melenita por debajo y añade cantidades de normalidad de la de antes, quiero decir, sin excentricidades modernillas. ¿No resulta sexy? Es tremendo. Una muestra.
A ver quién dice lo contrario.
Feliz San ValentÃn.
Visto en: Y encima Olympus, «de la casa».
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