Desde hace tiempo he tenido claro que la Harley Davidson FXSTB (Night Train, de la que ya hablé hace aproximadamente un año) era la moto de mis sueños, la ideal para mÃ. Una moto oscura, rebelde, individualista. Pero a lo largo de las dos últimas semanas me he ido encontrando con otro vehÃculo que me ha hecho plantearme si esto es asÃ, una Triumph negra, no sé el modelo exacto, me parece que una Bonneville. Me impresiona, pasa todas las mañanas, a las 12, enfrente de la universidad. Por la tarde me cruzo con un par de Harleys, pero ya no es lo mismo.
Como soy poco curioso… pues me he estudiado el catálogo de Triumph y he terminado decidiendo que la Scrambler está hecha para mà (para el «yo de ahora»). Más barata (seamos realistas, 20.000€ por una moto es muchÃsimo, 8.700 es mucho más viable), ideal para ciudad, más alta, más elegante, no sé si más bonita, y lo que más me ha sorprendido de todo, preparada para llevar a dos personas.
Eso era algo que no me preocupaba lo más mÃnimo, mi visión era: la moto, kilómetros, melena y yo. Clásica imagen de rider, vaya. Ahora me gusta imaginar la escena un poco más humana, la moto, kilómetros, melena, y una chica que se sujeta apretando sus brazos contra mÃ.
Y ahà es donde la Triumph entra de lleno. Haciéndome ver que varias cosas que daba por hecho y que pensaba idóneas para mà empiezan a tornarse de color grisáceo, estoy cambiando demasiado, me asusta.
Lo peor es que ya hay una parte de esta historia que está a punto de alcanzar el negro.
Visto en: Cómo conocà a vuestra madre.
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