Especímenes de gimnasio

Basado en Fauna de biblioteca, es decir, es una copia del post, pero cambiando el ambiente y los sujetos.

Pringados sudadores.

El poco selecto club al que pertenezco, aquel en el que todos los que vamos hacemos los que un tío con la palabra monitor pegada a la espalda nos dice que hagamos, vamos religiosamente todos los días y nos lo curramos como si nos fuese la vida en ello de verdad, con la ingenua idea de que algún día seremos más delgados, más fuertes, más ágiles más arios.

Los Pro.

La élite, también conocidos como los inquilinos, personas que viven por y para el deporte, que utilizan instrumentos sólo vistos en televisión, o ponen la cinta de correr al máximo, por más de treinta y cinco segundos. Puedes llegar temprano, pero ya habrá algún inquilino dentro, puedes irte tarde, pero los inquilinos se quedarán. Nunca compitas contra los pro.
Por suerte, nunca son atletas completos, uno no corre 40 kilómetros y luego levanta 100 kilos con cada mano.

Tienen su lado simpático, y es que resuelven las dudas mejor que los propios monitores, saben qué ducha está jodida en cada momento, qué máquina no puedes utilizar por ser demasiado alto porque tiene un res-.kjhe-tor estropeado o cuáles son las mejores cremas para que no te roce la ropa… y te la enseñan.

Los fugaces, o los del período.

Son los más simpáticos, aparecen muy de cuando en cuando, se dan una gran paliza, y desaparecen… hasta el mes próximo. Su meta es tener la conciencia tranquila, decir «ya está, sigo yendo al gimnasio».

Los ligones.

Sobre todo chicos, están una hora dando la brasa a la pobre santa, ejem, que aguanta el chaparrón y defiende su territorio del macho en celo. Son cómicos, se cabrean con una facilidad pasmosa si intentas pedirle por favor el material que supuestamente está utilizando. Generalmente responden con un «Â¿no ves que estoy hablando?», y es cierto, por eso lo hago, por joderte, además, es cierto… sólo hablas tú, ella se resigna a mandarte la mierda con voz baja.

Los de la operación kilo.

Por lo general, mujeres rebosantes de felicidad y celulitis y hombres repletos de cerveza en sus barrigas que aprovechan la etapa «libre» que hay entre la época de las torrijas y la época de los chiringuitos, son como algunos animalillos, sólo viven una parte del año, la demás, se la pasan comiendo, con la esperanza puesta en que ese único lunes que ponen un pie ahí sirva para adelgazar los kilitos que les sobran.

Los viejos mirones.

Personalmente, los peores. Todos saben a lo que vienen, su única función es recrearse observando cómo una jovencita, que puede ser su hija, la amiga de su hija o incluso su nieta, disfruta con un poco de ejercicio. Sonríen a las chicas con descaro. Sus mentes enfermas gozan con ellas, las pobres les devuelven una mirada ladina cuando se cruzan. Mientras ellos cogen la pesa más grande que haya y encubren el esfuerzo de levantarla una única vez para hacerse los fortachones, y esconden los anillos.

Los chicos-mujer.

Son, de lejos los más graciosos. Bajitos, con curvas y prendas ajustadas que realcen sus caderas. No tienen complejos, ni vergüenza, lo que en parte, les enhorgullece. Se apuntan a todas las actividades femeninas, hacen pilates, aeróbic, ciclismo y otras cosas de doblarse sobre sí mismos. La única pega que ponen es que no pueden entrar en los cursos de premamá. Suelen ser simpaticones.

Los que se pican.

Si tu comienzas un ejercicio al mismo tiempo que otro, lo llevas jodido, chaval.
Corriendo, pones la máquina a 7, ellos la ponen a 7.1. En bici, pones dureza 5, ellos: 6. Ejercitando músculos, levantas una cantidad X, ellos X+1, siempre lo inmediatamente superior.

Visto en: Las neuronas, que se regeneran.

Comentarios

6 respuestas a «Especímenes de gimnasio»

  1. Avatar de austerhouse
    austerhouse

    Podría decirse que yo, personalmente, he pasado por varias etapas. Soy muy evolutivo en todos los aspectos.

    Al principio, cuando estaba seguro de que un un mes me pondría como Chuck Norris, era una mezcla entre pringado sudador y Pro. Esta extraña mezcla se debe a que lo que mis compañeros conseguían hacer en 1 hora, a mí me costaba 3 y me pasaba allí el día entero.

    Después entre en la etapa de los que se pican, porque iba cogiendo fondo y me molaba tocar las pelotas a los chulos puta en las cintas de correr. No hace falta aclarar quién vencía.

    Con el tiempo me fui cansando del gimnasio y, como todo ser normal, pasé a ser un fugaz que aparecía por allí cuando me acordaba de que lo estaba pagando. Hasta que al final acabé dejándolo.

    Y ahora estoy planteándome si apuntarme de nuevo o no. Tengo el gimnasio en frente de mi casa literalmente y me da pereza ir por la inscripción. Tal vez eso sea una señal.

    PD: Muy buena clasificación. Espero con ansias la de las monitoras de gimnasio. Con fotos.

  2. Avatar de Ellohir
    Ellohir

    ¡¡Yo fui tres semanas seguidas!! Eso donde me coloca…

    Bueno, sea donde sea ahora soy un pringao no sudador; quiero ir, tengo un gimnasio gratis en la residencia… Pero nunca voy.

  3. Avatar de ElGekoNegro
    ElGekoNegro

    Joder Austerhouse, que cambios, por suerte no te has convertido (¿todavia?) en un horripilante viejo mirón. Mola eso de que pertenecieses a la élite.
    Sobre picarse, he descubierto que siempre hay alguien que corre más que yo, que levanta más, hace mas abdominales y todo más que yo. Fraude…

    Ellohir, según lo que dices, te coloca en los vagos ;)

  4. Avatar de austerhouse
    austerhouse

    No no. En realidad de Pro no cumplía más que el pasarme allí demasiadas horas todos los días, porque de fuerza andaba bastante flojillo.

    Y en las cintas de correr siempre perdía, no sé si se habrá entendido lo contrario. Yo hacía piques, sí, pero para incordiar al de al lado solamente, porque el resultado lo sabía de antemano.

    En realidad soy un maldito tirillas, pero eso va a cambiar.

  5. Avatar de ms. Tibbetts
    ms. Tibbetts

    por eso yo no voy al gimnasio..

  6. Avatar de ElGekoNegro
    ElGekoNegro

    Austerhouse, ¿te pasabas horas? Oh Dios… que aguante, yo con hora y poco estoy listo, supongo que dependerá de la rutina que te marquen. De todas formas, si vuelves a ir, cuenta más la constancia que el darse la paliza padre cada dos semanas.

    ms.Tibbets, eres una linda perezosa ;)

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