Hoy me ha tocado pasar la tarde de compras, creo que no es necesario decir que estamos en Navidad. Sà niños y niñas, los Reyes Magos y Papá Noël -(tal vez Nöel, no tengo mucha idea)- no existen (lamentablemente), somos las personas normales y los ciudadanos de a pie los que compramos los regalos, lo siento, algún dÃa tendrÃais que saberlo. Pues eso, que como persona normal (parece que estoy de buenas, hoy me considero persona normal, o bueno, hoy me considero persona…mierda, me estoy liando). A ver, que he ido al Corte Inglés. SÃ, originalidad cero, pero, ¿qué quieres que le haga?, soy cómodo y práctico.
La cuestión es que hoy he pasado demasiado tiempo en la parte de perfumerÃa/belleza etc, donde siempre huele «raro» (ya sabes, si no puedes encontrar la salida, confÃa en tu olfato). Y me he dado cuenta de varias cosas, una es que hay alguna que otra dependienta que es una auténtica belleza, hablando claro, es un pivón. Guapa de cara, buen cuerpo y una mirada de SÃ, sé lo que estás pensando, y mi respuesta es ¡NO!
Y por otro lado (y este es el tema principal del post) está la tranquilidad con la que todo se lleva a cabo cuando suena alguna alarma. No digo que sean lentos o les importe un pimiento, si no que lo hacen tranquilamente. Profesionalmente.
1- Suena una alarma y una señora se asusta. 2-En ese instante a dependienta hace como que no pasa nada e insiste a la señora a seguir mirando un producto. 3-La alarma sigue, pero nadie (aparentemente) hace algo por remediarlo. 4-la alarma para (misteriosamente) y todos actúan como si nada hubiese ocurrido, manteniendo a los clientes.
He de decir que esto me asombra porque pensé que la gente hace otras cosas en esas situaciones, no sé… mirar, comentar, acercarse… pero nada, todos (excepto seguridad) permanecieron en su sitio. Porque, allà no ha pasado nada.
Por cierto, yo no hice sonar la alarma, lo juro…
Visto en: Aunque no te lo creas, aquÃ.
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