Cuando yo tenÃa once años era un niño, no un «preadolescente». Cuando yo tenÃa once años no tenÃa teléfono móvil ni reproductor MP3, el instrumento electrónico portátil más preciado que tuve fue una Game Boy Color morada con carcasa semi transparente. Cuando yo tenÃa once años no me creÃa un semi dios porque todo el mundo ya me habÃa demostrado su superioridad. Cuando yo tenÃa once años no intentaba tocar las tetas a las compañeras de mi clase porque nuestra inocente manera de llamar su atención era chincharlas y hacer el bruto (también porque con esa edad no hay mucho que palpar). Cuando yo tenÃa once años suspender un controlillo en Primaria significaba estar señalando durante meses como «el tonto». Cuando yo tenÃa once años no me metÃa en Petardas ni en foros cerdos para sentirme mayor (por aquél entonces creo que no tenÃa Internet y esa familiaridad con el sexo no existÃa) pero grababa unos diskettes con roms del Pokémon para emular en ordenador que flipaban mis amigos. Cuando yo tenÃa once años me duchaba a diario (y aún hoy), no como tú. Cuando yo tenÃa once años no iba llamando gilipollas a la gente que hace cola en el bus para acabar intentando colarme en él. Cuando yo tenÃa once años no intentaba fastidiar a los que me doblan en edad, peso y estatura simplemente por la jocosidad que me supondrÃa. Cuando yo tengo veinte años he tenido que soportarlo durante doce largos minutos. Cuando yo tengo veinte años ni se me puede ocurrir darle una colleja al criajo, ni mucho menos pedirles a los cerdos de sus padres que lo controlasen, ya que a diferencia de cuando yo tenÃa once y hacÃa alguna cosa mal, éstos, pese a todo, le seguÃan riendo las subnormalidades.
Visto en: LÃnea 1 (y sÃ, la URL no es casualidad).
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