Uno, que es un descerebrado, y que encima quiere alzar el vuelo dejando más o menos recogido el nido, muy cuco (risas enlatadas), va a contaros una historieta. Anecdótica, práctica y afortunadamente nada peligrosa. Cuando con quince años pisé por primera vez territorio gaélico ni se me pasó por la cabeza comprobar con antelación cómo son los enchufes de allà ni la tensión que circula por los circuitos de sus hogares. Asà que, como casi todos, dà por supuesto que serÃa igual que aquÃ, y la pifié.
Cuando me fijé en las tomas de las paredes vi que allà los enchufes no eran iguales, tenÃan tres agujeritos, no dos como los que estamos acostumbrados a ver por aquÃ. No era mucho problema, me tendrÃa que acercar a una tienda y comprar un adaptador, además, si lo compraba con un compañero pues esa mitad que me ahorraba ya que en aquél momento sólo tenÃa la necesidad de cargar la baterÃa del teléfono que duraba más de una semana y, a malas, seguro que algún nativo podÃa dejarme un cargador de Nokia. Afortunadamente el resto de cacharritos como la cámara o el discman (¡discman!) funcionaban a pilas, me afeitaba con cuchilla y no llevaba pinzas de pelo ni nada parecido como solÃan hacer las chicas.
Pasaron dos o tres dÃas y no habÃamos comprado aún el dichoso adaptador. Empezamos a sentir la necesidad de poner fin a esta tonterÃa, por lo que pudiera pasar, fuimos al Tesco de confianza y no quedaba ninguno, asà que de vuelta a casa. En la habitación de la casa donde estábamos la familia tenÃa una radio, rosa, la habitación era de una chica, y decidimos encenderla para hacer la tarde más amena. No sonaba, estaba desenchufada. Al coger el enchufe me llamó la atención que el conector superior era una pieza de plástico, no conductor. Y ya unà los puntos al ver de cerca la toma en la pared y el limado que tienen todos los enchufes, el sistema, bastante ingenioso y aparatoso, es que la conexión superior debe ser de seguridad, se levanta con la pieza de plástico al conectar algo y ésta, a su vez, deja libres los otros dos de abajo que son los que conducen la electricidad, la base del triángulo. Tate.
Ni corto ni perezoso le pedà a mi compañero, que se llamaba Iñaki, por cierto y que seguÃa esperando que enchufara aquél cacharro, algo fino y alargado. Me dio un boli, similar a un Bic de toda la vida, pero más barato. Levanté con la punta del bolÃgrafo el plástico de la protección interior temiendo más por un posible apagón en la casa, el barrio, la isla, Europa o el planeta entero (y su consiguiente bronca) que por un chispazo que me quemase la mano. Al ver que subÃa y bajaba a voluntad me animé a conectar el cargador del teléfono ya que, aunque allà los orificios con rectangulares y no circulares, las clavijas cabÃan perfectamente en los agujeros de la base del triángulo, pensando de nuevo que si quemaba un cargador de Nokia por suministrar demasiada tensión, no era tanta pérdida. Resulta, por lo que comprobé más tarde (en segundo de Bachillerato) que aunque en España nos venden la moto de que la tensión es de 220 voltios, realmente son 230V (400V/√3 si nos facilitan la trifásica, que da algo más, pero como este post no es una clase de Electrotecnia no me voy a meter en detalles) y en el Irlanda, asà como Reino Unido, la tensión es de 230V también, por supuesto, con la misma frecuencia.
Asà pues, nos apañamos aquél bolÃgrafo sin tinta como adaptador de corriente (sin saber si estábamos dando por saco al circuito de la casa), simple y llanamente enchufábamos algo y nos funcionaba, un lujo.
Si tenéis algunas dudas sobre en qué paÃses os viene bien este truquillo por si estáis pensando en realizar un viaje con la novia, visitar a un amigo o empezar una nueva vida, hay tres artÃculos en la Wikipedia bastante interesantes sobre este tema, sobretodo si en clase has visto y trabajado con estas chispeantes cositas: Tipos básicos de enchufes y su distribución por el globo, el anteriormente enlazado que detalla cada tipo de enchufe y un resumen de ambos cuyo tÃtulo lo dice todo: Enchufes, voltajes y frecuencias por paÃs que nos servirá para saber si podremos enchufar cualquier cosa en cualquier parte del mundo sin miedo romper nada. Yo, por puro egoÃsmo, me quedo con mi valentÃa frente al enchufe aquél de la radio, que en ese momento apenas tenÃa claro lo que era la corriente alterna y la contÃnua, y afortunadamente me salió bien la aventura.
Qué majete soy. Buenas noches.
Visto en: The Fairways, Corke Abbey.
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