El reciente dÃa 14 finalizó la séptima temporada de la serie Cómo conocà a vuestra madre, han preparado un doble capÃtulo que lanza al aire nuevas preguntas mientras contesta otras. Como putita chillona que soy, una vez terminada cada una de las dos partes lo he pregonado en diferentes medios y he recibido comentarios de todo tipo y un par de tijeras voladoras que he tenido que esquivar. Parece que «No hay derecho a que nos destroces el final».
Mi respuesta a este tipo de cosas siempre es igual: no tienen ninguna importancia. Todos los de mi generación sabÃamos que Darth Vader era el padre de Luke antes de ver Star Wars. Y todos hemos visto la trilogÃa (¡las trilogÃas!) sin ningún problema, incluso varias veces, conociendo de antemano el giro argumental y ese drama familiar de una galaxia muy, muy lejana. Sólo hay que ponerle perspectiva temporal, cuando las televisiones se marquen largas semanas de reposiciones de la serie los que se acerquen a ella por primera vez ya sabrán que la madre es tal o cual personaje. Es más, cualquier tráiler de cualquier pelÃcula cuenta el argumento completo en dos minutos y medio y aún asà pagamos dinero en el cine por ver una pelÃcula.
Si seguimos una serie no es sólo por el cómo terminará, sino por todas las bromas relacionadas con capÃtulos anteriores (sobretodo en una serie como ésta) y disfrutar de los personajes. ¿Acaso si supiésemos desde el principio quién es la madre (el mayor misterio de la trama, obviamente) de los chavales no la verÃamos? Para nada. Aún conociendo todos los detalles esperarÃamos cada semana para guardarnos veinte minutillos y poder disfrutar de las historietas de estos tÃos.
La gente se toma muy mal no descubrir por ellos mismo qué es lo que sucede. Parece que prefieren ponerse en la cara esos extraños objetos de cuero que llevan los caballos para que no se asusten y caminen recto sin miedo, impidiendo ver los laterales. Recuerdo cuando emitieron en la BBC la tercera y última aparición de Sherlock, tanto Facebook (amigos británicos cuyas actualizaciones me aparecen impepinablemente) como Twitter u otros medios no dejaban de soltar morralla sobre el episodio, no fue un fastidio leer lo que ponÃa (al fin y al cabo, a poco que siguieran la historia original, el personaje principal fallecÃa sólo de manera momentánea pues Doyle lo resucitó, cosa que ya sabemos desde hace casi un siglo). No me reventaba el alma el hecho de enterarme de cositas, lo que me jodÃa, simple y llanamente, era no haberlo visto aún, no como estas personas que escribÃan según iban viendo el episodio en la televisión.
Otro ejemplo claro son los premios de los concursos. Cuando alguien se lleva un buen pellizco en un concurso de la televisión (siempre que no se emita en directo) anuncian con anterioridad que en tal fecha se verá a un concursante llevarse cientos de miles de euros, por poner un ejemplo. Aparece en periódicos, webs de televisión, noticieros de la cadena etc, todo con intención de elevar el número de espectadores (y subir la tarifa publicitaria de la cadena en esa franja horaria). Tarde tras tarde tú viendo el dichoso programita pensando si será hoy cuando aparecerá una persona que acierte todas las preguntas y resulta que, cuando esa persona aparece, te enteras de ello por muchas y variadas fuentes antes de por el mismo concurso. Sin dramones.
Visto en: Barney se casa con Robin, Ted vuelve con Victoria (el dÃa en el que ella se iba a casar, pero la dejará porque dijeron que conoció a la madre de sus hijos de otra manera) y el niño se llama Marvin Wait-for-it Eriksen.
1 respuesta a «El absurdo drama de los ‘spoilers’ de los argumentos»
Claro que el placer de una serie no debe ser la sorpresa sino disfrutar de verla… Aún asÃ, la sorpresa y la impresión que produce verlo / leerlo en directo es muchÃsimo mejor que si te lo han contado.
Lo que darÃa yo por haber sido de aquellos que entraron al cine sin saber cómo acabarÃa «El Imperio contraataca».