Madre mÃa, qué entradas más raras escribe este niño. SÃ, pero antes de que la abuela fume os explico un poco el tema. Ha sido una tarde amena, pero rara. En principio sólo tenÃa que pasarme por El Corte Inglés a recoger tres entradas para un concierto y comida para Mus. Fui con un amigo y terminamos hablando de tÃas, persiguiendo una moto que nos llevó hasta un Media Markt (cuando pensábamos que nos habÃamos perdido), hablando de tÃas, jugando con un iPad, hablando de tÃas, viendo el frigo SMEG de mi «yo del futuro», hablando de tÃas, dando unos toques al Jabulani en una tienda de deportes, hablando de tÃas, viendo vinilos de The Who para mi «yo de ahora», hablando de tÃas, cenando en la descubierta y desamparada terraza de un MacDonald’s donde soplaba un viento considerable y hablando de féminas. Por no repetir tanto.
Lo que veis en la imagen, (que he sacado de Flickr y es la tÃpica foto hecha con un móvil, no sabes para qué, pero de rebote te ilustra un post), es una hamburguesa CBO, siglas de Carlos, Bruno y Óscar; Culo, Boobs y Ombligo; Chicas Borrachas Orinando; o, si me apuras, Chicken, Bacon y O… de cebolla, que rima bien con gallinula. Está buena. Pero es carilla. Yo me pedà una. «Perdona, me pones [y podrÃa dejar la frase ahÃ] una cebeó, gracias». Porque entre «Y asà estamos, tÃo» y «pues no sé, ¿y tú qué tal con esta?» habÃa que comer algo. Pese a lo que digan los publicistas, los hombres podemos hacer varias cosas a la vez, pisar un pedal y mover una palanca mientras damos un intermitente y controlamos el retrovisor con el rabazo del ojo (porque mi ojo tiene rabo y es enorme) o charlar mientras se nos ocurre un post basado en un pieza de comida rápida, ampliamente consumida en Delaware. Cuánta referencia interna hay hoy, sólo falta AdSense.
Si alguna vez «me voy de putas» -cosa con la que no cuento, la verdad- será con una escort. Como el coche Ford. De las que se duchan, vamos, y en champán nada menos. En todo hay grados, son profesionales del sexo que viven muy bien de ello porque sus precios son realmente caros en comparación con los números que se mueven en los arcenes de nuestras carreteras, o eso tengo entendido. De hecho parece que se cobra por tiempo y no por servicio. Y con esta hamburguesa, que me trae simpatiquÃsimos y dulces recuerdos, sucede algo similar. Estoy convencido de que, por el precio de una noche con una chica que no se anuncia en un periódico y trabaja para una agencia puedes contratar a varias personas que lamentablemente -es un tema turbio y sobre el que me cuesta frivolizar– tienen que recurrir a este mundo, engañadas o como fuera. Porque joder, sÃ, es mucho más caro, pero serÃa educada y agradable. Hasta podrÃas hablar con ella sin sentirte incómodo. Yo, que para esto soy un calzonazos, paso medio rato con una chica asà y ya caigo a sus pies para los restos. Pese a todo. Creo que me explico. En un MacDonald’s puedes coger una hamburguesa de un euro, por el precio de una CBO te da para varias, pero… «meh». No tienen ese sabor, ni esa textura, ni ese pan. Te quitan el hambre, sÃ. ¿Te dejan satisfecho?, a mà no. De la misma forma que una puta «estándar» no me atraerÃa en absoluto.
Y este era el post. DirÃa que la idea ha quedado clara. SÃ, es sábado por la noche, deberÃa estar por ahÃ, disfrutando el fin de semana y hablando con y de tÃas, pero… meh.
Visto en: Parapá-papaaaa…
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