En ocasiones al abrir un documento nuevo de texto y redactar un post tengo la sensación de ser George Peppard escribiendo su novela en Desayuno con Diamantes, sustituyendo el whisky y los cigarros por Coca-Colas. Es más, me siento como un columnista en plantilla en The New Yorker, pendiente de lo que pasa a su alrededor, desayunando en antiguas cafeterÃas leyendo el Times. Un chasquido de dedos después despierto y veo que mi vecina no es Audrey, que no vivo en un ático de Brooklyn y que ojear Marca.com dos veces por semana no cuenta como leer un periódico.
Pero me gusta.
Escribir unas cuántas lÃneas a diario mejora tu escritura, te obligas a escribir mejor (al menos a intentarlo), te fijas en cómo lo hacen los demás, piensas qué puedes adaptar, qué no te ha gustado o directamente se te ocurren cosas que crees que son innovadoras. Te tiras a la piscina, a veces terminas flotando y en otras el agua no cubre lo suficiente.
La gente deberÃa escribir por ese simple motivo. No una novela, no un artÃculo para National Geographic, ni tan siquiera un blog ni un diario personal para esconder en la mesilla. Escribir a secas. Terminas desarrollando la imaginación. Esto no viene bien sólo para los papeles, tinta y pluma, sino para cualquier cosa. Es cierto que intentar hacer lo mismo que otros han hecho puede complicarse si no se sabe cómo, pero es más difÃcil ser el primero en hacer o decir algo y que los demás se suban al carro. Es lo bonito. Puede aplicarse a muchos ámbitos, ¿rehacer los edificios de Foster o trazar mis propios diseños?, ¿continuar con el experimento según los apuntes del anterior o seguir mis propias ideas y mezclar las otras dos sustancias?, ¿limitarme a programar lo que me piden o intentar analizar y diseñar un sistema novedoso? Hay un factor riesgo casi erótico en todo esto.
Yo quiero seguir un poco la senda de George y la gente de la revista de la Gran Manzana. Comenzaré a soltar relatos cortos, tal vez sea un fracaso estrepitoso, pero también es cierto que aunque haya hecho mis pinitos soy un novato en esto de escribir lo que mi imaginación me dicta. Menciono todo esto no porque necesite vuestra aprobación, sino porque la reflexión merece la pena, o eso pienso.
No esperéis que salga un Pultitzer de aquÃ. Un Premio Planeta, si se da el acaso.
Visto en: my huckleberry tale.