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Buhardilla

Iros todos a tomar por el culo

Me váis a perdonar (o a lo mejor no) pero desde que comencé mi blog (en el que digo este tipo de burradas) que quise decir algo así. Es muy infantil, como subir a un estrado y gritar: ¡Mierda! Pero si después de casi tres años no lo hacía es que algo iba a mal. Ahora sí, mucho mejor. Ya ha madurado el sitio un poquito más, un pequeño paso para la buhardilla, de aquí a jolibú.

Visto en: Mucho mejor, ¿dónde va a parar? Deberíais seguir mis pasos de sensei.

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¡Llega el gigapost!

210.

Visto en: Y no veas la ilusión que hace.

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Buhardilla Citas y frases

Viejos lectores

El otro día me metí en tu blog. Mola. ¡Ahora tienes dominio propio!

Antiguo compañero de clase.

Visto en: Conversación fugaz en la calle.

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Orgulloso de la criatura

Dos veces por curso mi madre pedía una charla con quien quiera que fuese mi tutor ese año. Eso me molestaba, pues aunque no tuviese nada que ocultar y las madres de los otros niños también lo hiciesen, me gustaba mantener una separación entre lo que pasaba en clase y mi casa. Mi madre, para acelerar mi madurez (parece que no lo consiguió del todo) me forzaba a estar delante mientras hablaban de mis notas, para que tuviese opción a réplica. No he sido un estudiante de matrículas de honor, pero creo que he podido salir adelante sin mucho problema, si hubiese querido más nota también pude apretar más, pero, como ahora, la comodidad me podía. Recuerdo con especial cariño a una tutora, en 2º de ESO que me animó a hacer todo lo que quisiera, en bachiller tuve uno que me decía que mejor no hiciese nada. Ella, en una de esas reuniones le comentó a mi madre «tranquila, puedes estar orgullosa de la criatura». Y se me quedó grabado a fuego.

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Buhardilla Relatos cortos de tintero

Relatos cortos de tintero

En ocasiones al abrir un documento nuevo de texto y redactar un post tengo la sensación de ser George Peppard escribiendo su novela en Desayuno con Diamantes, sustituyendo el whisky y los cigarros por Coca-Colas. Es más, me siento como un columnista en plantilla en The New Yorker, pendiente de lo que pasa a su alrededor, desayunando en antiguas cafeterías leyendo el Times. Un chasquido de dedos después despierto y veo que mi vecina no es Audrey, que no vivo en un ático de Brooklyn y que ojear Marca.com dos veces por semana no cuenta como leer un periódico.

Pero me gusta.

Escribir unas cuántas líneas a diario mejora tu escritura, te obligas a escribir mejor (al menos a intentarlo), te fijas en cómo lo hacen los demás, piensas qué puedes adaptar, qué no te ha gustado o directamente se te ocurren cosas que crees que son innovadoras. Te tiras a la piscina, a veces terminas flotando y en otras el agua no cubre lo suficiente.

La gente debería escribir por ese simple motivo. No una novela, no un artículo para National Geographic, ni tan siquiera un blog ni un diario personal para esconder en la mesilla. Escribir a secas. Terminas desarrollando la imaginación. Esto no viene bien sólo para los papeles, tinta y pluma, sino para cualquier cosa. Es cierto que intentar hacer lo mismo que otros han hecho puede complicarse si no se sabe cómo, pero es más difícil ser el primero en hacer o decir algo y que los demás se suban al carro. Es lo bonito. Puede aplicarse a muchos ámbitos, ¿rehacer los edificios de Foster o trazar mis propios diseños?, ¿continuar con el experimento según los apuntes del anterior o seguir mis propias ideas y mezclar las otras dos sustancias?, ¿limitarme a programar lo que me piden o intentar analizar y diseñar un sistema novedoso? Hay un factor riesgo casi erótico en todo esto.

Yo quiero seguir un poco la senda de George y la gente de la revista de la Gran Manzana. Comenzaré a soltar relatos cortos, tal vez sea un fracaso estrepitoso, pero también es cierto que aunque haya hecho mis pinitos soy un novato en esto de escribir lo que mi imaginación me dicta. Menciono todo esto no porque necesite vuestra aprobación, sino porque la reflexión merece la pena, o eso pienso.

No esperéis que salga un Pultitzer de aquí. Un Premio Planeta, si se da el acaso.

Visto en: my huckleberry tale.