Últimamente me llaman la atención dos cosas de la publicidad. La primera, que te ofrezcan insistentemente productos a los que no puedes acceder. No me refiero a que me pare por la calle un comercial de Porsche intentando convencerme de la calidad de sus deportivos o de por qué deberÃa tener uno, además de que darÃa una pésima imagen corporativa. Me refiero a que varias compañÃas telefónicas llaman al teléfono fijo de mi casa ofertando sus rapidÃsimas y baratÃsimas lÃneas ADSL o por cable cuando a mi calle no llega nadie más que Telefónica. Con esto pasan tres cosas, que o bien les explicas que están mal informados porque no podrÃa contratar eso debido a la falta de infraestructura, les cantas un villancico, o bien les sigues el rollo siendo amable y cortés hasta que ellos mismos se ponen colorados intentando explicar que «debido a un error de nuestro departamento de ventas hemos de informarle de que no podemos ofrecerle el servicio acordado en la zona donde reside». Todo muy cómico y que suele terminar con un «¿Y para qué diantres me llamas, carapito?».
Y la segunda cosa es el SPAM (que a mi me gusta escribir en mayúsculas) que llevo recibiendo tanto en las cuentas de correo como el que detiene Akismet.
El SPAM del miedo y la necesidad
Hasta ahora cuando abrÃa esos buzones me solÃa encontrar con el SPAM tÃpico, el que llegas a echar de menos cuando no está, ese correo que insiste en regalarte una fortuna de un premio de loterÃa africano, una herencia, relojes falsos baratos, software tirado de precio, palés de Viagra, preciosas parejas de origen ruso o los más que conocidos sistemas de alargamiento de mástil. No sé, esa clase de SPAM a la que uno le coge cariño. Y es que no hay nada más triste que abrir Gmail y ver que no tienes ni correo basura para limpiar, que ni las garrapatas de internet se han acordado de ti.
Ahora ese entrañable mensaje ha mutado, de ofrecerte servicios prescindibles (todos podemos vivir con nuestros penes de 23 centÃmetros, ¿verdad?) ahora atacan por la vÃa del miedo y la confusión. Malo, SPAM, malo.
Esta captura muestra unos mensajes de mierda internetera que no pasaron de Akismet;
«Compra Tamiflu», ¿por qué? Por que de lo contrario morirás. Van a saco. No son tan explÃcitos pero se pilla la idea. La famosa gripe de los gochos parece no tener un fin próximo y aunque no me parece algo tan alarmante (yo pasaré de vacunarme, lo tengo claro) es una fuente de ingresos, porque nadie necesita estar palote mas tiempo o con más firmeza para vivir, es un extra, pero todos necesitamos vivir. Y estos perros viejos lo saben. ¿Quieres hacer tu polla más larga o quieres hacer tu vida más larga? La prioridad está clara (para casi todos).
No me he molestado ni en hacer ni en buscar un estudio que indique la efectividad de este nuevo tipo de SPAM, imagino que los que estamos acostumbrados a pasar por sistema del de los Rolex de palo pasaremos también del de los medicamentos. Pero sà estoy al tanto de que cada vez hay más hipocondrÃacos y que, sobre todo en Estados Unidos, la gente se medica sin el control que ello precisa, es decir, que sà es fácil encontrar un público dispuesto a comprar el conocido Tamiflu, y que no me extraña, si hay personas que se gastan el dinero en un Colt de imitación comprado destrangis porque creen que puede salvarles la vida, ¿cómo no van a pillarse las pastillas a bajo precio si tienen la misma función y pesan menos en el bolso?
Visto en: Si no enlazo al vÃdeo de los Python me disparo yo mismo.
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