Autor: ElGekoNegro

  • Juegos y deportes olímpicos

    Este verano, cuando, afortunadamente, nos quitamos de encima el gasto de la corazonada de 2016 se decidió que el golf y el rugby (en una versión edulcorada de equipos formados por siete jugadores, rugby 7) serían deportes olímpicos. Mi primera impresión fue «¿Qué?» y la segunda «¿Pero no…?». Pues sí, el primero lo va a ser y el segundo no lo es aún. Me pareció muy raro.

    Me entró curiosidad por saber qué requisitos ha de tener un deporte para poder ser parte del espectáculo de unos Juegos Olímpicos. Lo digo porque, siendo sinceros, para mí el golf no es un deporte, es un juego. No sabría explicar la diferencia, el desgaste físico del golf es… despreciable. No lo he practicado, lo reconozco, pero es plácido, no hay cronómetros, no hay jueces… no es un deporte. Si lo es, otros deportes que realmente son juegos y para el público nos son más accesibles también deberían ser olímpicos, por ejemplo, el billar y los dardos. El billar está considerado deporte (aquí sí hay árbitro aunque no sea más que la persona encargada de colocar las bolas y revisar el estado del tapete) y no necesitas para jugar más que un establecimiento con una mesa o poseer una mesa propia, algo inviable por tamaño y precio, y pagar un euro por partida resulta mucho más cercano que desplazarse a cualquier campo o ingresar en un club de golf, todos con fama de elitistas. Los dardos son, si cabe, más asequibles que cualquiera de los dos anteriores y si ya están incluidos tanto el tiro deportivo (con arma de fuego) y el tiro con arco, no sé por qué los dardos no si sólo necesitas la diana y los proyectiles que lanzas con la mano.

    Si habéis leído los enlaces ya habréis visto que el problema no es el deporte o juego en sí sino el número de gente que lo practique de forma oficial, es decir, si todos jugásemos al baloncesto pero nadie estuviese federado, el baloncesto, pese a ser el deporte más practicado de todos, no sería olímpico. Y yo digo, ¡ja!

    Curiosamente tanto el rugby (deporte al que me estoy aficionando porque un compañero de clase lo practica, aquí se lleva mucho, pero del que guardo un terrible recuerdo al verme la rodilla abierta tras un placaje y posterior pisotón con los tacos de un enorme chaval gabacho aspirante a profesional) como el golf fueron deportes olímpicos, luego dejaron de serlo. No entiendo cómo un deporte puede perder estos galones de la noche a la mañana. Comprendo que el tirar de la soga haya dejado de ser considerado hasta deporte en sí, ¿pero el rugby? Quiero decir, en números globales de federados (tanto masculinos como femeninos) estoy completamente seguro de que hay más gente jugando al rugby (ya sea el normal o el 7) con tarjetita que lo justifica que al béisbol, la vela o al sófbol.

    En base a esto ya me he creado un criterio claro. El COI hace lo que le sale de la punta de la polla. No sé si hay que untarles para que admitan un deporte o no, pero estos criterios los entienden como quieran entenderlos. Si interesa Tiger Woods, el golf está dentro (hasta la próxima), si Sudáfrica está de moda, que metan el rugby.

    Mención especial para los deportes considerados olímpicos pero que no figuran en ninguna competición olímpica como, por ejemplo, el sumo, o para aquellos deportes denominados «de demostración» donde se incluyen otros juegos como los bolos y otros deportes minoritarios como el fútbol americano y artes marciales, incluso artes marciales francesas.

    Han perdido todavía más mi respeto.

    Visto en: Y fin de la duda.

  • Multiplicar por y dividir entre

    Una de léxico-semántica matemática. Aritmética básica. Panes y peces. Se cogen dos números cualesquiera y se suma uno con otro, se resta uno del otro, se multiplica uno por otro y se divide uno entre otro.
    Sí, por si os habéis perdido, uno entre otro.

    No dividir uno por otro.

    ¿Por qué? Fácil, 4 entre 2 es 2. 4 por 2 es 8. Unos caramelos se reparten entre varios amiguitos, no se reparten por varios amiguitos.

    Dejad de desbarrar.

    Visto en: Y Google da fe.

  • No entiendo los catálogos de juguetes

    Pese a que me cabree voy a dar el brazo a torcer, y es que aún no es Navidad. Ya se cuelgan las luces en las calles, los chavales llevan villancicos a los botellones (verídico), el Eroski de aquí al lado ya lo tiene todo listo, a mediodía todos los anuncios están enfocados a «los más pequeños» y las profesoras se apresuran a terminar sus adornos para clase y que no les pille el toro. Pero no es Navidad, queda más de un mes, y mantendré esta postura por una sencilla razón, Navidad es una fecha muy próxima a Febrero. No tengo que dar más explicaciones, ¿correcto?

    Simplemente escribo esto ahora para que nadie se me adelante y caigáis rendidos a mis pies en los comentarios coreando «A mí también me pasa». Dejaron en el buzón un catálogo de juguetes de Hipercor (con su consabido baile de letras), que es el hermano pobre del catálogo de juguetes de El Corte Inglés, y lo estuve ojeando con intención de hacer la típica broma del «…y quieeeeroooooo…». Y, joder, no supe qué cojones pedirme. No, no creáis que dudaba por la amplia cantidad de productos que me llamaban la atención y mis padres me quisieran calmar con una sonrisa y un «Pero sólo puedes escoger una cosa, ¿eh?». No, no, nada de eso, es que no sabía qué narices venden. Quiero decir, cuando yo estaba en situación de cansar a mis padres con «y quieros» me conocía al dedillo todo lo que venía en esos catálogos, páginas y páginas dedicadas a Scalextric, Playmobil, Action/Man, las Barbies para chica, LEGO y mis favoritos, Meccano. Al final algún que otro videojuego y los típicos peluches y cosas de Disney que no me atraían más los balones, bicis etc.

    Ahora no. Nada de eso. Antes el Halcón Milenario de LEGO era ese oscuro objeto de deseo que querías que coronase tu estantería, al lado del Castillo Medieval de Playmobil, el helicóptero de Meccano y sobre el Action/Man Ninja (que conducía un JEEP). En este catálogo, bastante ancho, no hay más de 5 páginas para todo esto: 2 circuitos, 3 muñecos del héroe más grande de todos los tiempos, 2 kits de Meccano, 4 de LEGO y 4 productos de Playmobil donde, por cierto, ya no aparece la granja.

    Gormitis

    Bien, acepto que haya cojines con altavoces de los Jonas Brothers (a quien yo ya me he follado, se siente, nenas). Bien, acepto que Pocoyo siga siendo la estrella de la sección de bebés, incluso lo apocoyo. Bien, acepto que sigan vendiendo muñecas canis. Bien, acepto que no haya ninguna referencia a los Power Rangers. Bien, entiendo que ya no se lleven los cubos de Rubik (aunque me extraña). Bien, acepto que Hello Kitty siga dando el coñazo. Bien, acepto que El Hormiguero tenga más de 12 productos. Bien, entiendo que la sección de radiocontrol pierde mucho sin el coche-cobra que escupía. Bien, entiendo que no haya puzzles ni rompecabezas con más de 10 piezas. Vale, sí, de acuerdo, pero, ¿podría alguien explicarme cómo es posible que ahora los juegos de mesa lleven enchufe o vayan a pilas? Desde el Trivial al Risk. No tengo ni puta idea de qué es eso de Gormiti, las figuritas esas que son más feas que el cruce entre un Uruk-Hai y un Beholder (luego me extraño de por qué tan poca gente pillas mis chistes), nunca había oído hablar de Ben 10, pensé que la moda de Hannah Montana era eso, una moda que se iría, y soy de los que no comprenden cómo pueden vender un micrófono y una guitarra de plástico (que cuestan casi lo mismo que el Guitar Hero) basados en Transformers. Marketing, vale, pero antes cuando hacían una película de Batman te vendían un antifaz negro, si quieres vender un vehículo que se convierte en robot no veo por dónde puedes colar el rollo Popstar. De verdad, creo que se les está yendo la olla demasiado.

    No tengo intenciones de tener críos, vamos, ni me lo planteo ni me lo plantearé en años, pero no sé qué cojones aportan estas chuminadas de precio desproporcionado.

    Y aún hay más, al llegar a los videojuegos y exclamar con una alegría controlada «Coño, el Street Fighter» he tenido que escuchar un «¿Y eso qué es?». ¿Estamos tontos? No sé si es que se me ha juntado con la temática del maravilloso y multipremiado podcast pero «me he sentido jodidamente viejo» es decir poco. Que tengo 21 años, hostia.

    Y por cierto, a todos los que lleguen con resaca (y ese no es un nombre deee mujeeeer), a mí ya me la chuparon en el EBE, ¿y a ti?

    Visto en: Y eso que no es Navidad.

  • La Casa Blanca me reclama

    casa blanca

    Si no fuese por la mala fama de los becarios que trabajan allí aceptaba, pero prefiero irme a chupar pollas a otro sitio. Supongo que al menos estos te garantizarán algor. Cuánto ingenio desperdiciado.

    Visto en: Yahoo! Mail.

  • La relación entre el número de subscritos y el de comentarios de un blog

    Muy bien, esto es sencillo. Lo estaba hablando hace un rato con WhisKiTo en un bar, a mayor número de subscritos menor es el de comentarios. Se genera comunidad, es cierto, aquí tengo a Bea The Commenter y la llamo así por algo, saluda, Bea, tu público te reclama.

    Y esto puede entenderse de dos formas.

    Lo lógico sería pensar que si, como en su caso en Xataka tienen cientos de miles de subscritos (no cuento páginas vistas ni estadísticas de ningún otro tipo) y los comentarios son moderados, 6, 10, 15 por entrada. Si es un producto muy puntero, muy esperado, muy anunciado, muy de chica, pues recibe más comentarios porque llama más la atención, normal. Con semejante cantidad de subscriptores lo esperado sería una mayor participación, el ritmo de publicación lo impide, ciertamente.
    En un ámbito más pequeño como este blog la relación es… ¡idéntica! En unos pocos meses el número de subscriptores ha aumentado considerablemente, la frecuencia de entradas se ha mantenido, el nivel (juraría) que también, los comentarios en lugar de aumentar no sólo no se mantienen sino que decrecen.

    Hace tiempo, cuando esto no lo leía casi nadie la salsilla estaba en los comentarios que vosotros aportabais, llegando con asombrosa facilidad a los 20 e incluso más.

    En resumen, a mayor número de gente abrazando el feed, menor número de gente dejándose caer por tu caja de comentarios.

    Y ya está.

    Chúpate esa, coyote espacial.

    Visto en: FeedBurner y WordPress.