Hace pocas semanas vi Up, el que se supone es el peliculón de la fábrica de magia comprada por Disney cuyo signo de identidad es una lámpara y puso en marcha John Lasseter (entre otros). Vale, sacad las armas y encañonadme en la sien pero alguien lo tiene que decir, es una buena pelÃcula, pero una pelÃcula facilona y demasiado cercana a la vieja escuela de Disney, a la que tanto odio. Lo malo, que se veÃa venir.
La alegrÃa me ha durado un año. Dos pelÃculas para ser más exacto, dos dramones.
Wall·E y Up o la tendencia hacia Dumbo
Asà es, amigos mÃos, en Pixar están girando lentamente el timón de sus navÃos hacia la facilidad del drama. Cualquiera que sepa algo de cine sabe que es más fácil hacer llorar que hacer reÃr, por eso la singular y prestigiosa gala de entrega de los Oscar no se moja galardonando comedias muy a menudo.
PelÃculas que en determinados momentos son una juerga comienzan a dar paso a otras donde el mensaje es continuamente triste. Yo, a mis hipotéticos hijos, no les pondrÃa Up. ¿Cuál es el mensaje Disney de Up? Que vives en medio de una jungla de hormigón, rodeado de tecnologÃa, no conoces a tus padres, ellos delegan en terceras personas tu educación y tu tiempo, las avestruces de colores se cotizan que no veas, los perros con collares con moduladores de voz pueden ser graciosos si los pones en modo Loquendo… vale, no, en serio, basta ya. Eso no se hace. Yo quiero pasar un buen rato, como con Los increÃbles, Ratatouille o Cars. PelÃculas entretenidas, divertidas, inofensivas… complicadas. Tanto es asà que ahora la parte divertida te viene en un cortometraje separado del film en cuestión.
Quiero decir, bien, vale, de puta madre, ecologÃa, calentamiento global, tal, cual… pero lo que recordamos todos no es nada de eso. Recordamos a un pobre y solitario robot al que adoptarÃamos sin pensar que nos hizo llorar al ver que la chica no le hacÃa caso y no podÃan estar juntos. Ya está, otra historia de amor compleja y truculenta firmada por la empresa del ratón de orejas perfectamente circulares y tirantes.
No sé qué narices será lo siguiente, la idea de un elefante al que separan de su madre y que consigue volar ya está cogida.
De verdad, ahora la única diferencia que veo entre esas pelÃculas y las recientes es que en las de antes habÃa más piezas musicales y todo iba en papel y ahora se utiliza una tableta digitalizadora. Los guiones tienden a converger.
Mal, muy mal.
Yo reconozco que no tengo corazón, no llegué a llorar en ningún momento, pero si hubiese tenido cinco años maldecirÃa el dÃa en que me pusieron esa pelÃcula. No quiero ver una cinta que me haga temblar, que me haga sentir vulnerable, no quiero un drama. No os confundáis, no pretendo que se obcequen en una pelÃcula de Martin Lawrence (cuyo doblaje hace que me dé aún más asco) porque eso ni es comedia ni es nada, pero sà un ligero retorno a esa chispa divertida que reinaba en el ambiente de los proyectos anteriores.
Me diréis (alguno casi dos metros) pese a todo que son cosas mÃas y que realmente no han cambiado nada desde que lanzasen la espléndida Toy Story hace casi quince años dirigida por el propio John, yo creo que se nota el nuevo rumbo. Me he explicado ¿no? Pues venga, a ver esas hostias.
Visto en: BD-Rip (que me hace gracia el nombre, RIP).