Autor: ElGekoNegro

  • Un feed para las ofertas de Telepizza en tu ciudad

    No habrán pasado más de dos meses desde que descubriera la cuenta en Twitter de Telepizza, como el invento en sí no me gusta la mejor idea que tuve fue recurrir al RSS que ofrecen en cada página para seguir sus comentarios, pero ya me tienen frito. Perdón, al horno. Yo sólo quería enterarme de vez en cuando de las ofertas y promociones que salen aquí, en Pucela.

    Hace un rato he aprovechado la acumulación de momentos muertos y ya me lo he quitado de encima, he tirado de Yahoo! Pipes, pero se puede hacer sin complicaciones sabiendo manejar mínimamente un buscador. Puedes crear un feed a partir de eso, Google Reader te lo permite. Pero, como decía, he tirado de la herramienta de Yahoo!, que aparte de ser más potente, es más bonita y de las pocas cosas realmente buenas, baratas y útiles que nos ha traído la Web 2.0 que no incluya tetas por defecto. Chapó.

    Telepizza en Murcia

    Como no sé si todos lo habéis manejado alguna vez os contaré por encima cómo hacer uno. Necesitamos la URL del RSS de Telepizza, que aparece en Twitter, conocer el nombre de la ciudad y tener al menos una mano hábil. No necesariamente en este orden. No me paro en las traducciones que esto se capta al vuelo. Simplemente escogemos el menú de Fetch Feed en Sources, pegamos la dirección, dentro de Operators nos quedamos con Filter y bloqueamos todos aquellos elementos de tipo item.description que no contengan nuestro criterio de búsqueda (que será el nombre de la ciudad, por si acaso, ponedlo en mayúsculas y en minúsculas así como con otros nombres como sea conocida la localidad). Tened en cuenta que, de primeras, no muestra más de 20 resultados así que es probable que terminéis el ejercicio y no obtengáis nada más que una página en blanco, probad con otra ciudad para cercioraros de que funciona hasta que me creáis.

    Lo guardamos, lo ponemos en marcha y a otra cosa, butterfly.

    Si tenéis alguna duda, bajáis a la calle, os acercáis al «restaurante», cogéis unos folletos y consultáis in situ lo que ofrecen. También, claro está, podéis mirarlo en el propio Twitter.

    Visto en: ¡El secreto está en la tubería!

  • Cuatro años abuhardillado

    Más de una quinta parte de mi vida está en este blog. Y no he preparado nada. No os voy a engañar. Ha llegado un momento en el que me entretiene más (y me aporta más) trastear en la trastienda haciendo cambios en un tristrás que plantarme delante de una entrada en blanco. Son estupideces, «Hostia, estoy quedaría de puta madre en el blog, a ver si lo apaño» u otras ideas que se quedan en nada. Pero de verdad que hay algunas tuercas que me gustaría cambiar, y vamos, que ahora mismo personalmente no tengo muchas cosas que contar, diría que todo el rollo de blog personal se está yendo al garete, que está a unos kilómetros más adelante de Albacete, luego tercera estrella a la derecha y todo recto hasta al amanecer. Ya llegas. Pero, hey, resistiremos. Aunque a lo mejor todo el asunto terapéutico ya ha cumplido su misión y mantener esto en pie sería alargar una medicación innecesaria.

    ¿Recordáis los tochacos que escribía antes? Supongo que en tanto tiempo, los que me siguen leyendo desde mi etapa de cutre en Blogger, habrán notado una evolución en mí. No sé si en mi personalidad o… en fin, que desde los 17 hasta aquí me he ido haciendo mayor y hay temas en los que he cambiado mi punto de vista. Eso, claro, sin contar con todas mis historias personales o sentimentales (que qué os voy a decir, ¿verdad?, alguna ha habido) donde os he pedido consejo o una viga y una soga. Igual un poco como ahora, que estoy ni fu ni fa.

    Voy a echar un poco de morro, que para eso estoy de cumpleaños, y he de decir que creo (como he dicho en varias ocasiones) que este es un buen blog. No os riáis, lo creo en serio. Hay entradas que apestan y no tengo problemas en reconocerlo, pero hay otras que releo y me asombro, de veras. Harad comentó en alguna ocasión que está rodeado de un ambiente underground (imagino que fomentado por mí) que no lo hace nada mainstream. Y tiene razón, porque ciertamente aguantarme os hace ganar el cielo, me echan en cara que abuso de los dobles sentidos y que las entradas más personales no se suelen entender, esto se debe a que para comprender algunos de estos guiños a mi vida hay que conocer mi vida, y tampoco me dejo mucho, soy así de mamón.

    Ahora mismo no dedico al blog todo el tiempo que me gustaría, no lo tengo y a una parte de mí (que es la mayoría, lógico) no le apetece. Me estoy desconectando de todo electrón a electrón. Y me gusta más, antes escribía cuando me apetecía, como ahora, pero no lo entendía de la misma manera. No sabría explicarlo sin dos cervezas y un servilletero que haga del delantero en fuera de juego. ¿Me explico? Otra vez no. Tenía un detallito preparado para celebrarlo, con sonido y todo, pero se me ha echado el tiempo encima, igualito que me hace Scarlett Johansson, y no he sido tan rápido como quisiera, al contrario que me pasa Scarlett Johansson. Con la tontería he escrito y confesado más de lo que mi psicólogo, de la marca Pikolin, me ha recomendado.

    Aunque considere que no hay más de un puñado de personas que llevan soportando mis siempre bienvenidos textos y memeces más de tres años y medio (creo que sólo una lleva los cuatro años), quiero decir, a todos, que oléis fatal, guarros. Mierda, perdonad, mi Tourette, ya sabéis. Quería deciros, fuera coñas chorronas, que desde ese lector primigenio hasta el último que acaba de llegar y pasando por todos los que han estado sólo para repostar, que aunque sólo hubiese una persona detrás del cristalito, un tipo buscando tetas de Megan Fox en Google que llega aquí o un padre preocupado por el Tuenti de su chaval, si os he hecho pasar un buen rato, os he servido de ayuda o al menos os habéis identificado conmigo en una mínima ocasión, ya es motivo para descorchar el champán. Aunque no es una bebida que me atraiga, coged una copa, de esas del Pryca que hay en la mesa. La tarta la ponen en Bloqnum, que también están de aniversario en Galicia. Yo ya me he puesto el gorrito y he arramplado con las matasuegras.

    Muchas gracias. Y el año que viene serán cinco, y os dejaré hacer la rima.

    Visto en: Un Lagarto Abuhardillado.

  • First In, First Out

    The vagabond who’s rapping at your door,
    is standing in the clothes that you once wore,
    strike another match, go start anew,
    and it’s all over now, Baby Blue.

    Bob Dylan.

    Visto en: It’s All Over Now, Baby Blue.

  • The 9

    I didn’t win and nobody lost that night. My landing the 9 wasn’t equivalent to Jordan making a last-minute shot and crushing the other team. It was one skater landing a trick and other skaters appreciating it. The next day, when I saw the pictures on the front of various sports pages of skaters carrying me around cheering, I couldn’t help thinking what a contrast it was to regular sports. Essentially it was the «other team» that was cheering me.

    Tony Hawk.

    Visto en: Hawk, Occupation: Skateborder.

  • Cuando nos hacíamos heridas

    Recordad cuando erais pequeños. De edad, no de estatura, panda de bajitos. Ahora se habla mucho de madurar y tal, y está bien, ojo, pero quiero que volváis con vuestra memoria a la tierna infancia, excepto las amigas de Ribéry, esas mejor que cierren la boca, que igual la tienen llena. Vale, situados. Ahora os cuento. La semana pasada, creo que hace una semana justa, además, tuve que salir corriendo para intentar (y por suerte conseguir) alcanzar un autobús, uno de esos que tanto me chiflan, y por el camino me choqué con un coche que venía en dirección contraria (esto es, hacia mí) un golpe en el codo del que creo que el conductor ni se enteró. Debido al fulgor de la carrera no le di nada de importancia porque no noté nada. Al día siguiente ya me estaba saliendo la costra o postilla o como lo llaméis en vuestra casa por haberme raspado y, por lo visto, sangrado un poco. No creo ni que deje cicatriz, pero la neurona (que ahora anda más despierta que nunca) ya se puso a trabajar; no tenía «una de estas» desde crío, y con eso ya tengo para un post. Porque ahora una herida o una cicatriz deja de ser un pequeño incidente para ser el resultado de un accidente o una operación quirúrgica.

    Y es que antaño todos éramos más locos. Quiero decir, podíamos ir a dar patadas a un balón al campo, con la hierba alta que no deja ver bien qué se esconde y con porterías oxidadas sin ningún tipo de sujeción donde intentábamos colgarnos. Un escenario que haría las delicias de cualquier reportaje barato de televisión (o la Consumer Eroski). Ahora no nos acercaríamos a tal infierno ni con el equipamiento de un TEDAX. Y no había problema. Y nos arañábamos con cualquier cosa, nos golpeábamos, nos caíamos… Yo siempre tenía alguna herida en las rodillas y codos, nunca era nada grave, cosas como tirarse al suelo en pleno hormigón o deslizarse por una montaña de arena y piedras que alguna obra hubiese dejado descuidada. La época dorada del Betadine. Rara era la vez que mi madre no lo dejaba bien a mano.

    Ahora tomar cualquier riesgo de este estilo me parece de niño descerebrado que no se respeta ni a sí mismo, qué hipócrita. No considero que el abandono de la imprudencia sistemática te haga ser un humano más valioso, ni más maduro, de hecho seguro que más de uno (y estoy pensando en la torpe confesa Bea The Lover) asegura que se sigue dando topetazos con todo. La diferencia es que ahora no lo buscamos. No decimos «A ver si somos capaces de saltar eso» aunque sólo sea por no mancharnos la ropa, cuando antaño el despistado de la clase no tenía problema alguno en aparecer con sus berretes (preciosa palabra que no quiero que se pierda) de los macarrones con tomate o del Cola-Cao.

    Qué blando me he vuelto, leñe.

    Visto en: 3-11 años aprox.