Autor: ElGekoNegro

  • La bocina de Johnny Weissmuller

    Soy de esa clase de personas que madrugan. Antes no, lo reconozco, pero ahora, por un cambio inesperado en el guión, sí. Entonces me meto en la cama (solo) más o menos pronto. Me quedo roque y hasta el beep beep del despertador. El problema es que debe haber un vecino nuevo por aquí, o vecinita, no lo sé, que cuando llega a casa, de noche, hace sonar el claxon de su coche (pequeño y blanco como una mancha de semen en una falda) que tiene por sonido el «Ahhh… ahhhhh» más potente grabado nunca sólo por detrás del comienzo de Inmigrant Song.

    La primera vez te hace gracia.

    La segunda piensas, «Ah, el simpático de ayer».

    La tercera cambias a, «Ah, el gracioso de siempre».

    Y a partir de ahí ya es «Joder, el subnormal de Tarzán». Manda cojones, por favor. Hortera de mierda. Sólo te fatan unos cuernos en el morro de un Cadillac color crema.

    Visto en: Ahí abajo.

  • Consigue un iPhone 4 32GB GRATIS, ¡funciona!

    Tan alarmante título de un post sólo puede servir para atraer lectores nuevos. No os preocupéis. Será una entrada relativamente convencional. Veréis, esto es completamente real por mucho que suene a cuento chino, porque todos conocemos a alguien que le ha pasado, que dice que es verdad y tal, pero la parte sensata de nuestra mente se resiste a darle el visto bueno. Yo era uno de ellos, hasta que me lancé a la piscina.

    iPhone gratis con Movistar

    Procedimiento Robin Hood

    Últimamente realizo más llamadas, antes todas las hacía por la tarde y mi consumo con suerte llegaba al mínimo del contrato (9€ más IVA). La última factura subió hasta los 61€. No me daba la beca para pagar a Movistar. El motivo era simple, llamadas fuera de horario a diferentes operadores, un ejemplo; llamé a un teléfono Orange una mañana y me cobraron 4,4€, por 7 minutos. Me parecía insostenible pues el volumen de llamadas no era realmente exagerado. Con estas, empiezo a mirar las ofertas de otros operadores y recaigo en Simyo, por iniciar la portabilidad ya te intentan levantar 10€, pero me habían hablado mejor de ella que de Yoigo, así que introduje unos datos bancarios y a esperar. «Bienvenido a Simyo». Eran las dos de la madrugada.
    La mañana siguiente recibí un SMS de Movistar advirtiéndome de que la portabilidad estaba en curso, me facilitaron un teléfono gratuito para realizar consultas (el 224470). Llamé. Me comunicaron que la portabilidad en cuestión sería denegada porque se comenzó con un DNI diferente al del titular de la línea (que es mi padre, yo soy «sólo» quien paga la factura). Esto, pese a todo, es muy tranquilizador ya que se te quita el miedo, a malas, te quedas como estás. Inmediatamente después me preguntaron si sería tan amable de especificar el motivo del cambio y yo, muy educadamente, le puse el ejemplo de esa llamada a una línea Orange. La telefonista, muy complacientemente me dijo que tenía razón, era un disparate esa tarificación, e inmediatamente igualó la oferta de Simyo (6€ de consumo mínimo, 8 céntimos el minuto y los mensajes, más los 15 céntimos del establecimiento de llamada a cualquier hora del día sea móvil o fijo). A mí me pareció bien en principio y aunque ella diese importancia a los años que llevo en la compañía (entre 8 y 9, parece mentira) insistió en querer premiar la fidelización de su cliente, al ver que hacía casi cuatro años que no cambiaba de terminal me ofreció uno, antes de nada, por supuesto, preguntó por mis preferencias. La respuesta fue clara, «Ahora mismo, o un iPhone o Android, pero por puntos se me suben mucho…». Su respuesta, deliciosa y literal, «No se preocupe, yo lo consulto… mire, el iPhone 4 de 16GB se lo puedo ofertar por 0€ aunque no lleguen sus puntos… ni de lejos, el de 32GB por 109€, ¿le parece bien alguno de ellos? Ya sabe que incluye tarifa de datos, 15€». Pedí un tiempo para pensarlo mientras me limpiaba las babas para consultar a la familia toda la operación y la verdad es que se sorprendieron también.
    Esa misma tarde llamé y tras muchos cortes de la línea (y una comercial gritando, «¡FUEGO… EXTINTOR!») conseguí hablar con alguien que tuviese acceso a mis datos. Mi intención inicial era pagar los 109 euros del modelo grande porque así podría meter la misma cantidad de música que tengo en el iPod, sólo que funcionando el estéreo. Sin embargo, al preguntar por él me pusieron en espera y, de nuevo para mis sorpresa y tras veinte minutos de reloj, me dicen que gratis, o como está escrito en su normativa, «Ofertado a 0€».

    Recibí un SMS confirmando la cancelación de la portabilidad, el alta en el nuevo contrato (que se llama Profesional 8) y otro más con un código para recoger gratuitamente un iPhone 4 de 32GB en una tienda Movistar.

    Al día siguiente, al ver el éxito cosechado, mi hermana quiso cambiar de teléfono y de contrato desesperadamente e intentó la misma jugada (salvo que iniciando el proceso en la web de Yoigo). Cuando tuvo que ponerse en contacto fue demasiado brusca y directa de forma que sólo tuvo opción de saber que la portabilidad se cancelaría. Un minuto después llamé yo, de su parte, y conseguí el mismo contrato y la opción de cambiar de terminal (en su caso, tras unas vueltas, se decidió por un Sony Ericsson Xperia 10 mini). Así que si deseas saber cómo conseguir un Xperia 10 gratis, éste es tu post. Por cierto, es un terminal con Android que va realmente fluido, muy majo.

    La motivación estaba cristalina al final, Movistar llevaba años sangrándonos de más (el contrato de sólo de tarde debió caducar hacía seis años según me dijo la operadora) y ya era hora de cambiar las tornas. En el caso de mi hermana no había puntos con los que conseguir un teléfono (se acumulan con el consumo de toda la familia) ni nada a lo que agarrarte si quieres hacerlo «de legal». Eso fue lo que más me sorprendió y enfureció, indicaba que llevaba años haciendo el primo. Ahora mi madre está haciendo lo mismo. Un compañero de la oficina igual. Culo veo, teléfono quiero.

    Puntos a tener en cuenta

    Lo que en principio iba a haber sido una portabilidad real de Movistar a Simyo se quedó en un amago de portabilidad más. Perdón, un exitoso amago de portabilidad. No me quiero explayar mucho pero veo necesario dejar unos puntos bien claros basados en mi experiencia.

    • No tengas miedo. Hay gente a la que le cuentas esto y dice, «Vale, tú porque tuviste suerte, ¿y si lo hago y no me llaman?». A ver, repito, lo facilitan, automáticamente recibes un mensaje de texto instándote a que les llames. No tienes que esperar nervioso a ver si se ponen en contacto o no porque simplemente, sí, lo hacen.
    • Para cancelar la portabilidad (y quedarte con tu terminal nuevo y tu contrato nuevo en tu compañía vieja) debes enviar un fax. Si no son tan cutres, te grabarán un pequeño interrogatorio y ellos se ocupan de todo sin problema (este método utiliza Movistar y he de decir que es cómodo).
    • Ojo con la permanencia, infórmate bien de si aún les debes algo o no a los actuales dueños de tu alma, si te quedan menos de nueve meses pagas una multa.
    • Por normativa, los comerciales no pueden ofertar ciertos descuentos o contratos salvo que se haya iniciado una portabilidad (llamad al 224470 y preguntad por el Profesional 8), y además las ofertas cambian dependiendo de si se trata de una portabilidad a una «grande» como Teleline, Airtel o Amena o bien a una de las nuevas y minoritarias como Yoigo, Simyo, Eroski móvil… Les interesa más repartirse el pastel entre ellas tres, intentando que las nuevas no consigan clientes nuevos, ya sabéis qué tenéis que hacer.
    • Si pides un teléfono y te dicen que no lo tienen, no insistas, no trabajan con ese modelo. Y no hay más.
    • Los telefonistas son personas, puedes caerles bien o puedes caerles mal, ellos no regalan nada, la compañía telefónica sí. Esto quiere decir (yo he sido comercial como creo que todos sabéis), si, como hizo mi hermana, entras a saco y apenas mascullas un «Hola», olvídate. Tienes que ser amable, facilitarles el trabajo, que les de gusto hablar contigo y así conseguir que realicen las preguntas mágicas como «¿Por qué quiere cambiar de compañía?» o «¿Qué más le ofrecen en la otra compañía?».
    • Los puntos de consumo acumulados no importan. Nada. Si has sido bueno como menciono, les dará igual si tienes miles o ninguno, ellos te preguntarán cuál te gusta. Por supuesto, si te pueden vender (aunque sea gratuitamente como mi caso) uno que requiera forzosamente plan de datos, lo intentarán. También, un móvil así sin plan de datos no se aprovecha.
    • Una factura de un terminal con un costo total de más de 700€ y un descuento de la misma cantidad es ridículamente divertida.
    • Que un teléfono de 700 pavos carezca de confirmación de recepción de SMS y debas recurrir a este código me parece una gitanada de proporciones bíblicas, como todas las que suele protagonizar Apple.

    Y así es cómo conseguí un iPhone 32GB gratis con Movistar. De verdad que si no tienes permanencia merece la pena el intento. Y realmente creo que dejando esto por escrito y compartiéndolo con los navegadores más usados no sólo recibiré alguna visitilla más, sino que ofrezco un servicio a la comunidad, como los raperos ricachones que son condenados a recoger latas de Coca-Cola en una cuneta. Pero con estilo.

    Cuando escriba cómo conseguí a Lady Marian sí que lo vamos a flipar. Yo el primero. «Verdad verdadera».

    Visto en: 1004 y 224470.

  • Dos puntos y un cierre de paréntesis

    No lo he comentado directamente por aquí, alguno de vosotros sabe algo ya, todo a título personal, y aunque me empecine en hacerme el duro y el valiente, reconozco con pena que las últimas semanas han sido jodidas. Las que están por llegar se dan la mano. Es un tema personal pero que no considero necesario comentar mucho por aquí. Es una putada. El hecho de que sólo pueda tomar una dirección lo facilita levemente. La gente me ha notado algo más arisco, distraído, a ratos insoportable. Se lo he achacado a los exámenes. Bobadas. Ahora se han acabado y con ellos mis excusas.

    También, como creo que sabéis, he cambiado de teléfono móvil. Pronto comentaré cómo lo hice pues parece que hay gente interesada. Y hombre, está bien, pero hay una cosa que no me gusta. No del terminal, sino del hecho de cambiarlo. Me refiero a todo lo que se queda en el camino. Con mi ahora jubilado (prejubilado, pues sigue funcionando si insertas una SIM) Nokia he pasado casi cuatro años. Sigue perfectamente, algún rasguño, pero poca cosa. Muy buen teléfono. En esos cuatro años, lógicamente, me han sucedido muchas historias, aventurillas. Muchas vivencias. Y se van amontonando ahí. No te acuerdas, pero empiezas a buscar entre los mensajes de 2006 y encuentras reliquias. Añoras aquello. El tema que me mosquea es simplemente que ahora no puedo importar los mensajes de texto de aquél teléfono al nuevo. Parece que no hay manera, salvo reenviándomelos, algo que haría que perdiera la gracia. Me parece una putada, podemos ver películas en alta definición bajo demanda pero no puedo duplicar unas líneas de texto plano. Cojonudo. Es cruel, ¿eh?

    Claramente hay mensajes que pueden perderse para siempre sin que nadie los eche en falta, y no hablo solamente de avisos de llamadas perdidas. Sin embargo hay otros, tal vez no más de diez, que releo de vez en cuando. Últimamente sobretodo uno. El mensaje corto más corto de todos los que yo jamás he recibido (refiriéndome a los que tienen contenido) y es uno que recibí más o menos cuando empezaba el caos que comento ahí arriba. Una madrugada, aparentemente sin venir a cuento, recibí lo más escueto y directo del mundo, « :) ». Nada más. Dos puntos y un cierre de paréntesis. Pensaréis que es una bobada, o que me estoy volviendo blando. Pero yo, que me quejo de que no me cuadran los caracteres, veo a una persona que, sin querer hacer mucho ruido, decide que debo animarme y lo intenta dejándose 15 céntimos por el camino, yo, sonrío. Porque sé que esta persona quería que me olvidara de todo por unos segundos, levantarme el ánimo un poquitín, atravesar la coraza. Y esa tontería de mensaje, sencillamente, me encanta. Ayudó. Hasta hace unas horas ayudaba.

    Ahora, si el correo electrónico es la evolución del postal y un SMS la evolución del telegrama, no veo justo que un email de cualquiera pueda almacenarse, moverse, resucitarse, releerse tiempo después como las cartas de amor que recibe la dama y desempolva años después, y un mensajito feliz, a diferencia de un papelito amarillo, no puedas llevártelo contigo en un baúl, bien amarrado, mientras temes que debes irte de cañas con Caronte. Deambulando por las aguas.

    Simplemente no me parece justo que tenga que dejar de lado estos mensajes. No lo es.

    Visto en: Nokia 6680i.

  • La canción del 1004

    Música, maestro. Hoy me he pasado unas dos horas al teléfono. De reloj. Una locura calienta orejas. Con diferentes números de Movistar por un problema de factura alarmantemente alta, portabilidad a Simyo, contraoferta apetecible y anulación de portabilidad. La música de espera es, por definición, banal. No aporta nada. Es como el tío que toca el triángulo en una orquesta sinfónica, sí, toca música, es parte del colectivo, pero realmente nadie le quiere. Todos sabemos que son los de viento metal quienes triunfan. Las canciones de espera, lo mismo, para el ascensor.

    Pero llega esta, con su estribillo repetido sádicamente en el auricular, su bajísima calidad… y terminas cantándola hasta que una comercial se ríe de ti al pillarte desprevenido, intentando disimular. Pero es que, habiendo terminado hoy exámenes y sin nadie con quien celebrarlo decentemente, no tenía otra cosa que hacer que mamonear y tirar de las orejas a Telefónica.

    El vídeo lo he cogido de Youtube y tira de HTML5, así que a renovarse toca. No conocía el tema, dentro de una semana dejará de gustarme, hasta entonces voy a florear. Ahí os dejo, con Ingrid Michaelson.

    Visto en: 1004 y 224470.

  • Analizando Shuttle Direct

    Post patrocinado sobre Shuttle Direct, me pagan por escribir esto, pero shhhh

    Reconozco que cuando leí la noticia de los billetes de avión a 8 euros de Ryanair me fasciné. Me sale más barato ir y volver a Londres que salir un sábado (donde lo normal es dejarme un billete de 20 euros). Parece insostenible. 8€ es lo que cuesta un taxi desde el centro a mi casa. Por supuesto, mucho más lo que cuesta un taxi desde mi casa al aeropuerto. O incluso lo que cuesta un bus. Por ello me molesta que, cuando preparas un viaje de este estilo, te sale más caro mantenerte allí que llegar, youth hostel, McDonalds, coordinar horarios de buses y trenes, bonos de metro… Ahora, que si tuviese pasta esto no me vuelve a suceder.

    Precio del traslado Dublín-Bray para un post patrocinado, de esos de los que me pagan por hablar

    Lo que se ve en la imagen es una captura del precio de un traslado desde el aeropuerto de la noble, bella y portuaria ciudad de Dublín hasta el pequeño, acogedor y divertido pueblo de Bray, Irlanda con Shuttle Direct. Dos personas, Miranda Kerr y yo, 50€ cada uno. Casi lo mismo que el vuelo desde Madrid (unos 60 euros). Pongo este ejemplo porque, como lo he hecho tres veces, me crezco y digo que es el vuelo que mejor conozco. Y de Dublín a Bray hay un cacho, en bus te da para escuchar Nevermind entero, dejando terminar Something in the Way, con la canción oculta y todo. Esto se debe a que los árboles no les dejan ver el bosque, y por ende, nunca aprendieron a hacer una maldita carretera recta. Para eso están las empresas de traslados desde aeropuertos (a enlazar así lo llaman ensuciar Google) que, como en las pelis, te esperan a la llegada con un cartel con tu apellido escrito a rotulador, te recogen el equipaje (porque si vas en este plan no llevas mochila), pinchan música de Haydn en la radio de su Škoda y mientras degustas una imaginaria botella de Moët llegas a la localidad pesquera, sin aguantar imbecilidades, sin esperar al DART, sin mirar buses (que no son mucho más baratos) y, en definitiva, sin preocupaciones.

    Y así se mantiene el blog, pues, al igual que yo, eso de viajes y vacaciones le suena a ciencia ficción de la mala, la de monstruos y tetas.

    Visto en: Zync.