Autor: ElGekoNegro

  • Armarios, vestidores y barras de bus

    Buhardilla para mí, trastero para la mayoría. El caso es que todo el mundo guarda algo aquí arriba. Eminentemente, yo el primero. Con eso de que me estoy apijotando, (¡paren las rotativas!), la cantidad de la ropa aumenta. El servicio de Zara online tiene parte de culpa (el de Mango no lo he probado). Y mi armario, invadido en un flanco por algo cubierto que no sé ni qué ni de quién es, se me queda pequeño. Y es raro porque a toda la gente le parece monstruoso, hasta que lo abre, ve que está mal distribuido y que la barra donde cuelgo camisas, americanas, pantalones y sudaderas de Springfield está claramente combada. Mi madre, fantasiosa, se repite una y otra vez que cuando abran el IKEA de aquí tira todos estos muebles con la intención de que yo redecore desde cero -muy cómodo teniendo en cuenta que los costearía yo-. La idea me parece genial, dejarlo limpio, vacío y poner una mesa enorme, una cama nueva (o un colchón nuevo, al menos) y ya, porque me encanta mi incómodo sofá heredado. No es el más bonito, pero tiene esa chispita que me hace sonreír. El resto estanterías, será por espacio. Nada de más camas para disgusto de mi progenitora. ¿Y la ropa? No son libros, pero casi.

    Seguro que os habéis fijado y puede que hasta os lo hayáis preguntado en alguna ocasión, ¿por qué en una tienda las camisetas están en perchas, las camisas dobladas en estanterías y cuando llegamos a casa doblamos las camisetas y colgamos las camisas? Justo al contrario. Bien, pues me idea es similar, vivir en un probador de Massimo Dutti, más o menos: crearme un vestidor.

    Vestidor

    Y había pensado en montarlo con barras de autobuses urbanos. Creo que tienen la resistencia y el tamaño óptimo para un invento semejante. Si pueden sujetar a un chaval que se cuelga haciendo el mono, podrán con unos kilos de ropa. La duda que tengo es acerca de la humedad y los tejidos, aunque después de ver armarios empotrados que dan directamente al ladrillo, no debería encontrar mucho problema. Eliminamos el riesgo de entrar en Narnia por error.

    Sí, un hueco apartado con un espejo en el que vestirme. Y ya. Adiós a mis problemas con el espacio.

    Intentaré no estar aquí cuando vaya a suceder nada de esto.

    Visto en: Maderas, tornillos y fijaciones.

  • Camarero, una de consejos y expatriados

    No es la entrada que tenía pensado publicar hoy, en serio, quería hablar de armarios, pero en fin, aquí estoy, mordiendo una púa de guitarra con la que casi muero atragantado semanas atrás a no sé qué hora de la madrugada porque hay una cosa que no consigo sacarme de la cabeza. El serrín hace presión. Llevo un tiempo dándole vueltas a una frase que me dijo un compañero de trabajo y que enmarcaríamos entre el cachondeo y la impotencia, era algo así, «Da igual todo lo bueno que seas, tío, si te quedas aquí no serás un informático, serás un «movedor» de cajas», en referencia a .Net. La conversación surgió debido a que mi beca terminó a comienzos de febrero, mes actual, no mires el reloj, y sin embargo sigo en la misma situación. Esto es así porque no hay pelas, el jefe de Valladolid lo dejó claro, si por él fuera ya estaría contratado, pero de donde no hay (Madrid) no se puede sacar, o ampliación de seis meses de la beca (490€/mes de los cuales llegan limpios a finales algo más de la mitad) o nada. Hay una compañera en la misma situación que yo, aceptó esa misma tarde, yo no lo tenía claro, nada claro, así que a los dos días él me pidió que me quedara (en esas condiciones, esperando a firmar algún proyecto con el que poder contratarme antes de que finalice este período de beca) pues era el único que entendía de maquetación más allá de crear tablas en Dreamweaver, aunque alguna que otra hora más fuera de horario nos toque hacer, ya es costumbre. La verdad, por puro compromiso con el proyecto pensé que estaría feo dejarlo a medias, así que le dí el sí quiero sin ánimo de ningún tipo.

    Old Globe

    Con el tiempo me he ido quemando y podría decir que hasta he llegado a perder la pasión por esto y he dejado de ver el encanto de la informática. ¿Por qué? Fácil, aquí, Castilla y León, todo se mueve al compás de la Administración Pública, por lo que todo se basa en tres pilares: JAVA, Oracle y .Net. Todo lo que se realice con otras tecnologías será de raritos, casi de apestados, tocanarices inconformistas y que no llamará la atención económicamente porque se sale del sota, caballo y rey establecido. Y creo que mi postura sobre esto está clara si digo que sueño con el día en que Oracle meta un puro por utilizar JAVA y así termine la Administración utilizando locuras del futuro como Cassandra (bastante probable ahora que empiezan a migrar muchas cosas) y cualquier otro lenguaje de programación que no te saque un bocadillo de cómic con unas zetas enormes pintadas en él. Salen pocos proyectos interesantes porque, obvio, si la Administración es aburrida per sé, todo lo que la envuelve también. Además de que la pirámide está siempre tambaleándose. Y yo no estoy a gusto. No me veo haciendo estas cosas durante años. No me veo eligiendo entre hacer algo bien o hacerlo rápido sabiendo de antemano que tengo que escoger siempre la segunda opción porque es como se trabaja aquí. Y hace dos días reventé, de nuevo.

    Esto no es lo que yo quiero hacer. Así de simple. Pero es que aquí no puedo hacer lo que yo quiero como yo quiero. Sí, me pongo exigente, no me miréis así, pero sé que hay otros mundos mejores. Ahí fuera. Lo estuve hablando con diferentes personas del sector, entre ellas con zetxek (en un alarde de innovación en este blog, voy a romper una lanza y crear un precedente enlazando a una cuenta de twitter, @zetxek) porque, aparte de saber mucho de todo, tiene la santa manía de no dormir y estar disponible para cualquier consulta en un horario muy flexible. Su respuesta a mis quejas fue simple, que me fuera, largo, ¡fus! Que me fuera a Londres, es lo que él mismo haría si pudiera. Él cuenta con que yo siempre he jugueteado con el sueño de pirarme porque sí, macuto y a la carretera. Que sin duda queda muy bonito, pero cuando te acompañas de una hoja de Excel empiezas a ver la montañita que se forma ante ti. Más aún con asignaturas pendientes de la carrera, claro. Me puso en la pista de una persona que ya dio el paso y sin duda leer sus consejos ha sido ilustrativo. Y me lo planteé, claro, se lo consulté a la almohada, a ver si se le ocurría algo o a ver qué pensaba al respecto al menos pero, como siempre, lo que mejor me pareciera, cariño. Con esos ingresos no puedo juntar 7000€ que calculé necesarios (medio año de alquiler, transporte y alimentación hasta que encontrase trabajo, siendo optimistas) a corto o medio plazo. Y, sinceramente, lo que menos me atrae de Londres es que es una ciudad tan grande pierde encanto pronto, no veo la gracia a vivir en un estudio de 30 metros, más pequeño que mi buhardilla, con la ducha en la cocina, a 8km del centro, 45 minutos de metro (que hay que pagar) y con miedo a que un niño hooligan de pelo rapado y chandal de Kappa al que apenas entiendo me pida el dinero del bocadillo botella de Heineken en mano. Trafalgar Square pinta bien, pero no hay quien lo pague. Así pue, pierde atractivo para mí como ciudad donde residir ahora mismo. Prefiero quedarme en casa.

    Casualidades de la vida, o no, pues llevaba toda la intención del mundo, me he encontrado hoy con un profesor que aparte de tal es persona y va y viene frecuentemente de EEUU. Recientemente (hace semanas) estuvo colaborando con Apple en Virginia, para que os hagáis una idea de en qué esferas se mueve, nada de consultoras ni startups que mueren en su propia luna de miel. Aprovechando el encontronazo le expresé por encima lo que me pasaba, el pronto desencanto con esta tierra yerma de oportunidades. Antes de terminar de decir nada me cortó para decirme que si no tenía nada que me atase aquí, me fuera, que a mí siempre me había atraído algo concreto que poco tiene que ver con lo ofrecido para sostener los sistemas de la Junta, Diputación, Conserjerías, Ayuntamientos, Delegaciones, etc. Fácil de decir para una persona que vive a caballo entre la cresta de la ola y la fría realidad castellana. No era la primera vez que hablaba sobre esta idea con él, así que estaba avisado. No es momento de pensar en Irlanda, me aburriría en Canadá, Londres es muy caro, lo que más tira ahora es Alemania por el peso propio del dinero y, con mucha suerte, podría intentar aterrizar en Estados Unidos (un concepto gigante con el que nos referimos a San Francisco, Nueva York y poco más). Y esto es lo bonito, Nueva York, por ejemplo, cualquier apartamento barato de una zona «humilde» de Manhattan me parece mucho más atractivo y seguro que la parte no céntrica de Greater London. Al fin y al cabo, es Manhattan. Sin sus rascacielos ni Nico Belic, pero está ahí, a un paseo largo. Lo ha tenido fácil para convencerme, «Ahí fuera valoran el trabajo, aquí… no te dejan trabajar». Tengo que hablar con él, me pidió que le enviara un correo para quedar y hablar detalladamente del tema, podría recomendarme un sitio u otro, o qué sé yo.

    stinkin' pink

    Esa es la cuestión: qué sé yo. Por eso os pregunto, os achucho a que me deis vuestra opinión, a que me rebatáis sobre Londres y digáis lo maravillosa que es para vivir en realidad, aunque el hecho de que haya entradas en foros donde la gente discute muy acaloradamente sobre qué barrios son mejores que otros y todos dejan claros que algunos son realmente la boca del infierno, o una zona residencial lujosa de Kabul, deja patente el mal rollo vecinal. Contadme experiencias. Qué os parece que debería hacer, qué tal le fue al amigo de un primo de vuestra pareja que se fue sin un duro a Katmandú a poner unas torres de Telefónica y ahora anda por Samarkanda esperando que lo traigan de vuelta aunque prefiere quedarse en Suiza. ¿Cómo lo veis?

    Muchas gracias.

    Visto en: Opciones

  • El mejor modelo masculino del mundo

    Aprovecho que por fin los Príncipes de Beckelar han confirmado mediante una foto su sonada (y bailada, imagino) relación a los medios para desmentir radicalmente mi romance con la señorita Lavigne. Aquellas imágenes fueron manipuladas: todos sabemos que es una canadiense bajita, aquello no podía ser tan grande. Hablando de futbolistas y grandes, ¿está soltero Fernando Llorente? Tengo un plan, casaos con él, divorciaos pronto, quedaos con la mitad de sus bienes y luego, venid conmigo. Es un chico con mucho estilo y por ahí va la entrada. Por supuesto que una entrada mía sobre moda (otra más) requiere atar mil globos al cuadro de Munch, dicho de una forma menos gráfica e inteligente, poner el grito en el cielo. No os preocupéis que luego mi vecino Pedro lo baja de la ionosfera y lo deja de nuevo en el museo. Pero es que a veces uno decide ponerse un poco mono y pasa lo que pasa. Qué le vamos hacer.

    Patrick Petitjean

    Decir que algo o alguien está por encima del resto suele crear polémica, el duelo entre Messi y Cristina es un ejemplo muy claro. Hay gente a favor de uno y otra gente a favor de otro. Todos coinciden en que los dos son muy buenos, pero uno mejor que la otra. El mejor sistema operativo, el mejor coche, el mejor grupo de Rock alternativo, el mejor blog escrito por un reptil, etc. Como de este mundillo: el de los modelos, no entiendo, he encontrado a este hombre del que me gusta hasta el nombre (por lo que su santo representa) y quien, sin dudarlo, podría formar parte de la lista de la vergüenza desvergonzada. Echad un ojo a las fotos.

    Mejor barba del mundo
    Ven y tócame
    Capucha, para los fríos
    Con pajarita, más simpático

    Son sólo unos ejemplos.

    Esa barba. ¡Esa barba! Ni umbral del picor ni penes en vino fermentado acéticamente.

    Visto en: Revista Esquire Enero 2011.

  • Un costurero, porque así cosía, así, así

    Maruja. De las de verdad, ojo. Generalmente sonrío con cierto descaro cuando Leroy Merlin hace un anuncio mostrando una madre primeriza (o alguna otra chica de ese rango de edad comprendido entre los 26 y los 34 años) vestida con un peto vaquero, sujetando un taladro en las manos y un pañuelo en la cabeza. «We can do it» que rezaban los carteles de la Segunda Guerra Mundial mostrando a mujeres remachando aviones de combate. Es un cartel y un icono que pese a intentar (y supongo que conseguir) levantar a la mujer y eliminar de algún modo el sexismo me parece de lo más machista que pudieron hacer. Quiero decir, bajad las armas, mamones, que ya sabéis que lo de la corrección política me la paso por los Mubaraks -aprovechando el tirón mediático que han conseguido mis cojones, cosa que para mí estaba cantada en otro marco-, sin duda aleja la idea de que una mujer está en una guerra para vestirse de blanco, pintarse una cruz en el hombro y esperar las instrucciones del médico de campaña. Sin embargo enfoca el tema desde un modo similar cuando muestran a las chavalas quienes, en lugar de esperar a sus heróicas parejas (tristemente fallecidos en multitud de casos, y sobre esto tengo una entrada a medias que no va a ser nada feliz ni contenta) en enfermería limpiando y cosiendo heridas las muestran en otras labores más repetitivas y alienantes como, por ejemplo, pasarse 10 horas al día atornillando planchas de aluminio o de acero. Realmente el «We can do it» me ha parecido siempre más un «We can help». Y por supuesto que no, no es lo que quería ver.

    Con el tema de la moza bricomaníaca me pasa algo parecido. Está guay que se lo pase pipa pintando una pared de blanco roto con el guaperas de su novio, la felicidad les va a durar hasta que tengan que levantar los brazos unos minutos, pero no importa, queda simpático para la foto. En cambio, el taladro, perdonadme pero no lo termino de ver, todos sabemos que el primer intento sí, pero al poco tiempo esa misma chavala terminaría solicitando al chico que sea él quien sujete la herramienta firmemente entre sus manos, penetre e intente no dejar nada dentro. Aparte, quien haga el agujero en la pared. Doy por hecho que él ya ha realizado taladros anteriormente como la mayoría de los chicos (o eso quiero pensar, en mi caso desde los 15 soy en encargado en casa) de manera que no es una pelea por descubrir de manera chorra quién vale más o quién vale menos ni de qué tipo de tarea es «de chico» y cuál «de chica». ¿Una clara detonación sexista en mis palabras pese a todo? Puede ser, pido disculpas a los ofendidas, que imagino que, de haberlos, serán «las». Dejad de buscar tres pies al gato.

    Por eso mismo al soltárseme un botón de una camisa recientemente pedí a mi madre que, por favor y si podía, lo cosiera, cosa que dijo que haría encantada en un santiamén, pero que olvidó hacerlo antes de irse de viaje. Mi hermana aseguró que no tendría problema de encargarse de ello al día siguiente sólo que se le pasó también el ligero detalle de realizar la tarea, un despiste. Así pues me envalentoné como el que está dispuesto a hacer los primeros huevos fritos de su vida (truco importante, echad un poco de harina al aceite de la sartén consiguiendo así que no salte éste y perdáis el miedo más rápidamente, un triunfo), cogí del costurero un hilo del mismo color que la prenda, una aguja, encendí el televisor, estaban echando Gavilanes y comencé a coser aquello como buenamente pude hasta ver que, de verdad, no era para tanto pues hasta a mí me estaba quedando bien. Sí, de haber estado así un rato más hubiera terminado hablando de Belén Esteban, de nuevo. Dicen que cuando se quieren hacer bien las cosas han de hacerse por uno mismo. Hombre, siempre que esté al alcance sí, si hablamos de medios de transporte prefiero mirar comparativas de coches que revisar el ciclo Otto y diseñar mi propio motor, en cambio en estos detalles… no, seguramente mi madre o mi hermana lo hubieran dejado mejor rematado, pero me quedé plenamente satisfecho, esperaba un resultado peor. Como he comentado en muchas ocasiones, es un placer hacer algo por y para uno mismo. Aprender a hacerlo. Es un pequeño pero importante paso más hacia nuestra libertad, dada por la independencia, obviamente.

    Esa caja de herramientas con esquinas redondeadas

    Me conocéis, a la mínima ocasión que pruebo algo y me llama la atención ya miro modelos y precios. Pues aquí no iba a ser menos y así como no hay cajas de herramientas para chicas no hay costureros para hombres. Son cursis. Son azulitos cielo, rostias como el color de la tipografía de los Ramones, verde lima horroroso… Vade retro.

    Nan's old sewing box

    Entonces es cuando recordé que, a diferencia de una caja de herramientas donde tiene sentido que las brocas estén separadas de las bocas de perro y a su vez éstas de las bridas o un juego de destornilladores, no hay problema en que agujas, alfileres, bobinas de hilo y unas tijeras compartan espacio según vayan cayendo. Así pues y, como de costumbre, imaginé qué costurero tendría en mi fabulosa casa del yo del futuro. Pensaréis que es una gilipollez de pregunta y que en dos ratos se me olvida, sin embargo ya tengo claro que es una de las cosas más importantes y necesarias, no por su uso cotidiano, sino por su facilidad para sacarte de apuros. Será de lo primero que tenga, después de un Roomba y un pequeño botiquín con vendas y mercurocromo como antiséptico. Un «¡Eureka!» después ya tenía claro que, como tantos otros, utilizaría una de esas cajas metálicas de galletas que tuvieron nuestros abuelos y que ahora te regalan al comprar un paquete grande, sobretodo en épocas señaladas como Navidad, y que de no ser así se pueden encontrar en tiendas como Casa u otras de decoración y accesorios. ¡Pues no estoy espabilado yo ni nada! ¡Menudo! Imprescindible a mayores, como tirafondos y tuercas de diferentes calibres, hilos de varios colores que cubran al menos los básicos de cada armario, a saber: blanco, negro, gris, azul claro, azul oscuro, cualquier verde y rojo que se utilizará también en las prendas naranjas, siendo el blanco el que mejor resulte en la ropa amarilla si esta no es muy llamativa. Lo tengo ya todo pensado.

    Tendré que comenzar una colección de dedales del mundo en septiembre. Lo van a flipar. Me voy a divertir.

    Visto en: Paul Smith wannabe.