Back in business, bitches! Y los 25 me han sentado rematadamente mal. Lo peor de cumplir un cuarto de siglo, ay, es que se te acumulan las cosas pendientes del TO-DO antes de los 30 y, además, te das cuenta con mayor pavor que el tiempo se acorta. Porque no hace nada que cumplà 20 y eso significa que dentro de nada llegará el temido deadline psicológico. En fin, todos conocéis lo que me gustan las listas. (Mira a los oyentes esperando que alguno grite «¡Y las tontas!» para poder continuar.)
Si bien no he sido realmente consecuente con, fiel a y buen amigo del tÃo que antes escribÃa aquÃ, sà me parece que no ha ido del todo mal. Correcto, lo sé, no ha ido exactamente como mi subconsciente me querÃa ver. Pero no está todo perdido si me pongo manos a la obra. Ahora bien, como todo yo, mis circunstancias han condicionado el resultado. Que es una forma ‘ortegaygassetÃstica’ de decir que, bueno, viendo el panorama algo jodido y a mà dentro de una apacible comodidad donde no me salpicaba mucho la mierda, me bajé el cuello del abrigo de Corto Maltés y eché el amarre en el puerto un poco más de lo que hubiese debido.
Girl from the North Country
Es asombroso cómo Bob Dylan ha compuesto una canción que semánticamente viene al pelo para casi cada momento. Después de cincuenta y pico años guitarreando y soplando armónicas debe estar acostumbrado a que vayan metiendo con calzador cualquier letra, tÃtulo, ritmo o acorde en todo tipo de medio. Gracias, tÃo. En fin: Norte.
¿Qué mierdas quiero decir con esto? Ya va, pasa las palomitas. DecÃa que me faltan historias. Historias de las de contar. Historias de las de sentirte orgulloso, de las de salvar niños en un incendio, de construir tu propio artilugio raro que da vueltas y sirve para[…], de despertarse en Albacete y no recordar cómo se ha llegado allà ni porqué tu amigo va disfrazado de bebé. Supongamos algo que no de vergüenza ajena y que, realmente, tampoco mucha gente realiza. Yo he escogido ir arriba. Ir al Norte. Os dejo un dibujo.
Bonito, ¿verdad? Madrid – Irún – ParÃs – Luxemburgo – Copenhague – Estocolmo – Alta (Noruega). No es exactamente la ruta que aparece en el mapa, pero sirve para quedarse con la big picture. De Malasaña al Ãrtico. La vuelta querrÃa hacerla descendiendo por el oeste, asà que bajarÃa por Oslo. Algo menos de 5000km. Para que os hagáis una idea, la Ruta 66 son 4000 y no está asfaltada como debe ser. En diez dÃas y si no se me ha olvidado tachar ceros, 500km al dÃa. Una cifra asequible para cualquiera de nosotros si no tuvieses un depósito de 8 litros y una velocidad máxima de algo más de 95 km/h para no quemar el motor de dos tiempos que ya ha demostrado ser capaz de todo. Ya, ya, no lo habÃa mencionado, quiero ir con The Townshend. ¡Ahora sà es una historia para contar!
Recorro aproximadamente 15 kilómetros al dÃa con ella, si no estoy cansado y el tráfico ayuda I elongate[d] my lift home, pero nunca me he ido ‘de ruta’ que es como los [dichosos] moteros utilizan para decir que no van de casa al trabajo y fuera del núcleo urbano. En dos ocasiones, repito, dos ocasiones, la he paseado por autovÃa y reconozco que disminuÃa mi hombrÃa cada vez que tenÃa que lidiar con un camión en una de esas radiales de la capital. Ah, sÃ, y un par de huesos rotos con caras visitas al taller decorando el regalo. No estoy preparado aún para una aventura semejante, pero tampoco pretendo zarpar mañana. (Se atusa el cuello del abrigo de Corto Maltés.)
La tonterÃa (o hazaña si eres un periodista que me quiera entrevistar, pon hazaña) sale por unos cuantos fajos, empezando por poner en punto la moto, que aún le quedan unos detalles, y terminando por los peajes que guÃan al CÃrculo Polar. Para que esto no quede en palabras, en tinta electrónica sobre la pantalla de un Kindle, en LEDs iluminados de un MacBook Pro Retina o uno de esos Samsung desechables, me he creado una orden en el banco para reservar en otra cuenta, automáticamente, 60€ al mes. Eso hace, en 3 añitos, 2000 y pico euros. HabrÃa que contar intereses que eso produjera, por supuesto. Y, si queréis colaborar, me lo decÃs. Además, en caso de que todo este plan se vaya a pique, podré dedicar ese dinero a financiar mis caprichos de runner de manera que acentúe el hecho de rondar la treintena. Espero que haya un club privado y hagan tarjetitas.
¿Por qué al Ãrtico? Empecé a interesarme por Kiruna (Suecia) hace algo más de dos años, sin motivo aparente, hablé con gente que habÃa estado y todos respondÃan que era una pérdida de tiempo siquiera intentar llegar allÃ. En verano coincidà con dos suecos empleados de Spotify y les pregunté acerca de lo mismo, aparte de la comparación necesaria entre turismo en España de sol y cerveza en la playa y la poco apetecible idea de dar de comer a renos, tampoco me animaron a ir en ningún momento. «No es tan bonito.» Después, y siguiendo con mi cabezonerÃa, llegó Medem y aunque yo no tenÃa mucha idea del origen del temazo (en serio) de La Oreja de Van Gogh, marca. Lo sé, una pelÃcula española y tal, pero, confiad, ésta es buena. A eso hay que sumar que ya ha habido locos con cacharros más modestos que han accedido a la parte más septentrional de Europa. Originalmente planeaba conducir hasta Mongolia, no hay explicación, pero soñé repetidas veces que después de prepararlo y partir, morÃa. Además de una manera absurda y al poco de salir, recién arrancada la aventura. Retomé mi interés por el frÃo. Acojona demasiado plantearse realizar el trayecto en invierno aunque cuentes con la postal de la aurora boreal, habrá que coger cariño al sol de medianoche. Pensad en todos los momentos mágicos que regalaré al Instagram del momento.
Estaréis echando algo en falta, ¿y la chica? ¿De verdad pretendes hacerlo sin compañÃa? No es algo que tenga decidido, no es algo que tenga siquiera pensado, no es algo de lo que haya hablado con nadie, no es algo que harÃa si tuviese pareja.
Visto en: I ride a GS scooter with my hair cut neat.
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