Vamos a hacer amigos. Puede que en realidad no. Ya me responderá FeedBurner cuando me dé por mirarlo. El caso es que ahondando en los muchos paradigmas sobre los que se cimenta algo tan valioso como internet he llegado a la conclusión de que uno se me escapa. Tiene que ver con los modales, la netiqueta y la doble moral. HipocresÃa vendida por progres de mercadillo que, haciendo un siempre bienvenido sÃmil polÃtico, recuerdan a estos demócratas que rechazan los votos legÃtimos de los italianos y ponen el grito en el cielo por un escándalo de trajes y euros mientras miran para otro lado cuando les hablan de un tal faisán.
Lo que pasa es que hay gente que, aquà en esta internet neutral (y tal) deciden, Dios sabe a cuento de qué, ser quienes eligen a las personas de quienes puedes reÃrte. Tal cual. Me explico, si haces un chiste donde Bill Gates y Steve Ballmer mueren tendrás a tus discÃpulos hadcore bien adiestrados riéndote las gracias. Si sueltas algo cachondo sobre los cuatro dÃas que le quedan (y ahà sigue) a Jobs por lo del cáncer merecerás la horca. ¿Por qué? Es igual de perturbador en ambos casos. Que aquà mucho sentirlo todos pero de Irene Villa nos sabemos un porrón, ¿eh? Porque una cosa está clara, ni Gates ni Ballmer son inmortales, no dejas de reÃrte de una desgracia con un chiste asÃ.
Pero lo que más me molesta es que existen casos más cercanos donde, sin ningún sentido, se traslada esta conducta a un panorama donde parece que todo mindundi puede hacer chistes con Dans. SÃ, el pobre hombre es blanco de crÃticas vagamente mordaces desde hace tiempo y nadie sabe cómo ha sido. Puedes decir prácticamente cualquier burrada que si aparece él de refilón en la tonterÃa tienes aplausos asegurados. Es injusto. Yo no he tenido mucho contacto con él, solamente la anécdota donde fui a buscarle y resultó ser una persona la mar de cercana y agradable. Yo creo que si tenemos la valentÃa suficiente como para meternos a saco con una persona que, la prueba está ahÃ, es seguido por miles de cerebros, deberÃamos ser consecuentes y extrapolar esto a todos los que participan en internet. Tanto los que ofrecen su número de móvil como los que se protegen en la sombra criticando al primero desde la cálida trinchera que es colocarse anónimamente al otro lado del feed.
Quiero decir, ejemplifico, si eDans comenzase a dar cera a diestro y siniestro apuntando a cada una de las cabezas que lo critican (¡y a la par lo siguen porque necesitan de él!) se le echarÃan los guays encima y al responder, uno de los amigos de estos cobardes se colocarÃa una túnica naranja y con el pelo rapado aconsejarÃa a su colegota no alimentar al troll, aunque el troll original hubiese sido su compañero.
¿A qué se debe esta doble moral tan barriobajera?
Estos puteadores con la boca pequeña, libérrimos y en ocasiones irritantemente educados, acostumbrados a tener siempre la última palabra porque de ellos es internet, a su imagen y semejanza se creó (si no se atribuyen el mérito de haberla desarrollado ellos mismos), ansiosos de material de terceros (porque ellos tienen ideas propias, pero apenas contenido para generar, espectadores activos) del que hablar con una exquisita corrección y comentarlo con sus compinches de cloaca me tocan las narices sobremanera. Cansados ya de lamer el culo a Alvy aprovechan sus artilugios y fanatismo por sà mismos, devotos de su propio ser, para ensuciar y trastocar de una manera ladina todo este tinglado lleno de cables, servidores, antenas y bytes colocando estacas en los pechos de las personas que mÃnimamente se molestan en dar de comer a Google.
Y asÃ, fieles lectores, termina esta crÃtica a este comportamiento deleznable. Mañana volvemos (creo), bueno, al menos yo. Vosotros no sé, supongo que sÃ, como es gratis. En fin, lo dejo de vuestra mano. Hasta entonces.
Visto en: 20:45.
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