• Acosado por un comando de scouts

    Si escucho Hoy no me puedo levantar podría decir que va dedicada a mí. Qué agujetas y qué dolor de cabeza -aunque ya se va pasando-. A ver, empezaré por el principio y terminaré por el final, adivinad vosotros solitos dónde pondré el medio. El viernes, ayer para los desubicados, tenía un cumpleaños en un pueblo cercano a Valladolid (algo más de 50km) y por no coger el coche y hacerme un rato de autovía escuchando añejas canciones de rock y con la ventanilla abierta acompañado de mi fiel amiga Sole decidí ir en tren y tirar de iPod en lugar de cedés.

    Whatever, me despierto con un esplendoroso rayo de sol que ilumina grácilmente toda la buhardilla y me meto en la ducha a ritmo de vamos-vamos-vamos. Bajo a desayunar y veo cómo la gente sigue alarmándose por la gripe de los gochos en televisión cuando por una gripe normal muere mucha más gente, Cola-Cao y a la calle. Brilla el sol y no hay tráfico, se nota que está todo cerrado. Canturreo de camino a la parada de autobús y en dos minutos aparece, ¡qué felicidad la de tener la ciudad para mí! Finaliza mi trayecto y me pongo a pasear, todavía faltan 20 minutos para que llegue el tren. Los semáforos en verde, cantos de aves al bordear Campo Grande, ancianos con el Marca en las manos de un sitio a otro y por fin, la estación.

    Se abren las puertas, zzzz. «¡Dios mío que hace toda esta puta gente aquí!» piensa mi palabrotera cabecita, «Ah, será que por el puente se van todos en tren, chachi» sigue pensando con resignación, «Pero espera: un crío, otro crío, una cría, otra cría, un crío más… ¡oemegé!»  ¿vosotros no utilizáis abreviaturas mentales o qué? Pues deja de mirarme así, ¡voyeur! «Aquí pasa algo, mucho niño poco adulto, uniformes…  mierda, llevan todos un pañuelo al cuello… ¡Boy scouts! ¡oemegé, oemegé, epic feil, mei dei, mei dei!» y ese tipo de cosas. Lo peor estaba por llegar, conocía a los monitores o dicho de una forma más alarmista, los monitores me conocían a mí. Y peor todavía, una de las monitoras es una chica a la que no querría ver en los jamás de los jamases «¡Uvedobleteéfe!». Por suerte mis meses de ingeniosas clases de maestro del disfraz impartidas por Mortadelo y Arsenio Lupin consiguieron que no me reconociesen.

    Con la mayor naturalidad del mundo y apartando niños y mochilas me enfrento a una pantalla táctil que funciona de cajero expendedor de billetes, todo un avance, como se me dan mejor las relaciones usuario-sistema que usuario-dependiente/cajero en dos clics ya tenía mi billete con descuento y todo, y sin enfadarme con nadie. Me lo guardo y me apoyo en una columna mirando los monitores esperando cuánto faltaba para que llegase el tren. No lo pone, tampoco por qué vía. Llamo a un amigo que suele coger ese tren y me dice que no es normal, me impaciento, se me cruzan varios monitores y disimulo jugueteando con el móvil. Por fin dan los datos, corro a andén cual Marco tras su madre mientras dejo atrás a las 50 almas del diablo vestidas de cuerpo –en origen– militar, aunque estos no iban a cavar zanjas sino a montar una tienda de campaña, comprar alcohol ilegalmente y fumar pitillos para parecer mayores, una excursión de primaria, secundaria y bachiller al abrigo del Manual de Los jóvenes Castores.

    Para mi sorpresa todo el comando -nótese el toque militar que le sigo atribuyendo- se bifurca y sube a otro andén -respiro-. Pero falsa alarma, vienen hacia aquí «¡Uvedobleteéfe! ¿Serán lerdos? ¿Si no saben manejarse con los carteles de una estación de tren cómo se orientarán en un bosque?» En fin, que detrás mío empiezan a colocarse hordas de niños charlatanes y juguetones con sus patatas fritas ya empezadas.

    Llega el tren, al subirme reconozco a una amiga de la infancia -debido a las mencionadas sesiones de disfrazamiento (o que ya ni se acordaba de mí) ni se percata de que soy yo- y me voy lo más alejado de la puerta para intentar poner distancia con los scouts, al fondo del último vagón. Me acomodo colocando un pie encima de asiento de enfrente y veo que los niños comienzan a ocupar posiciones cada vez más cerca de mí intencionada soledad. Casualidad del destino (o manía que me tiene alguna deidad) el monitor con quien más trato tenía -sin que yo supiese que estaba metido en cosas de estas- y la chica que mencioné líneas más arriba se sentaron muy próximos a mí, entre medias sólo tenía a una pareja de niños a los que se les notaba que no disfrutaban con eso pero cuyos padres no quieren desperdiciar un puente. Pobres.

    Pasan unos minutos y, sin saber a causa de qué, los monitores se ven obligados a poner orden, un niño sale corriendo y termina su carrera a mis pies, yo, pese a ser un inadaptado social y egoísta, decido levantarme y echar una mano al crío (que se estaba asfixiando bajo su propia mochila). Y ese fue mi error, el niño de unos seis años se levantó y se fue pero el monitor se percató de quién era pese a tener -ahora mismo- el pelo más corto y haber adelgazado bastante desde la última vez que nos vimos. El chaval, que no tiene muchas luces, se olvidó entonces de su labor (dudo que contrato) con la jauría de puercos devoradores de Pringles y se sentó justo delante mío (por lo que aumentaba la barrera visual con la chica, eso era un +1) y me contó que había un festival de la canción que congregaría a todos los grupos scouts de Castilla y León, miles, «¡Uvedobleteéfe!» y que a su edad él hacía las mismas picias y travesuras que ahora pero que no le pillaban (no sé en qué punto conseguir marihuana o hachís deja de considerarse delito para ser rebajado a travesura, pero él estaba muy orgulloso).

    Así pues, voy resumiendo que me parece que ya he escrito mucho, me dieron el viaje.

    En el cumpleaños montamos una parrillada por lo que terminamos apestando a humo -esto da dolor de cabeza- y posteriormente fuimos a un pinar a jugar al fut-tenis, que divierte pero cansa mucho, mientras dábamos cuenta de varias latas de cerveza del Lidl que si bien tienen buen sabor parece que luego te tocan un poco.

    Y, señores, si ya los grupos de socuts me caían mal después de ayer (y de ver a la chica aquella) me caen peor. Y vamos, que si no te gusta cómo de bien he escrito esta pedazo de entrada apaga y vete, a anudar cuerdas, por ejemplo.

    En otro orden de cosas, hay Madrid-Barça, yo digo 2-1 y Guti maricón, ¿nos jugamos un click?

    Visto en: Líneas Renfe.

  • En Valladolid se conduce bien

    Es común escuchar a la gente quejarse de cómo de mal se conduce en sus respectivas localidades, en ocasiones hasta con cierto orgullo y prepotencia que no se entiende. Valladolid es fácil de conducir (algo que me ridiculiza aún más al decir que el práctico me lo saqué a la cuarta) y la gente se comporta bastante bien. Siempre hay alguno al que se le escapa un intermitente, otro que te hace una pirula de las de pitar y acordarte de toda su familia al completo, el impaciente de turno que cambia de carril con la intención de ganar medio metro o el que se deja el depósito acelerando y frenando entre semáforos, pero no es generalizado. Diría que ni hablando de taxistas, que por lo general suelen liarlo siempre un poquito más, para dejar huella. De los que más quejas tengo son de los conductores de autobús, habrá post al respecto, como de algún peatón (sobre todo ancianos).

    Conduciendo

    La verdad es que la gente, tanto en el centro como en las vías más periféricas, se comporta muy bien, no se molesta en molestarte y circula con cuidado y normalidad. Son respetuosos y comprensivos (incluso sin la L). Es llamativo también en la zona más céntrica donde los peatones tendemos a cruzar por cualquier sitio siempre y cuando podamos que los conductores respetan los pasos de cebra.

    Como he comentado es una ciudad por la que es fácil moverse, no es grande y está estructurada de una manera muy lógica, vías principales a ambos lados del Pisuerga y puentes que te ayudan a atravesar de lado a lado y salvo algunos barrios por los que no me muevo a menudo me parece que orientarse está tirado y sin dudas eso ayuda. Aunque por lo que oigo criticar a la gente (sobre todo hablando de Madrid) por mucho que sepas donde ir y cómo es un caos a causa de los conductores y, dicen, las obras, pero también tenemos carreteras y socavones aquí y la gente no se enfurece al volante en exceso por mucho que dure el tramo cortado.

    Así que eso, no busquéis excusa si conducís como el puto culo o vuestra ciudad apesta a la hora de coger el coche y recordad que hay ciudadanos cívicos que realmente respetan las normas.

    Visto en: Puceladolid, oyes.

  • Todos somos Marshall Eriksen

    Todos Marshall, ni una Robin ni Lily

    Además de mi resultado aparecen camuflados, Alexliam, zetxek y Ellohir. ¡El ejército Eriksen!

    Visto en: Facebook.

  • Eso no me lo dices fuera de internet

    Un grupo de usuarios de internet se merece todo mi odio, si eres persona de bien, también el tuyo. No, no son los que se apuran y gritan cuando al abrir el navegador y ver que Google ha cambiado la imagen comprueban la dirección y luego creen que se ha roto el ordenador, de hecho, si por cada uno de estos (que son el grueso de internet) me dieran un click al AdSense el Tío Gilito estaría orgulloso. Pero no, soy su sobrino pobretón porque me refiero a un porcentaje pequeño en relación con los anteriores y que lamentablemente sí han descubierto que en internet cualquiera puede decir lo que piensa cuando quiere (yo soy un ejemplo) y lo aprovechan para convertirse en acosadores, matones o como prefiere la mass-media: bullies. En este caso son matones 2.0.

    El éxito de los blogs y la facilidad para comentar (salvo cuando te ponen la barrera Open ID y esas porquerías) deja las persecuciones y guerrilas de los foros y flamewars de la internet primeriza a la altura del betún. Insultar sigue siendo igual de gratuito pero más fácil y dañino.

    No hablo de ningún caso en concreto, es fácil encontrar ejemplos del clásico toca pelotas que siempre creerá poseer la razón y ridiculizará con lo que pueda cualquier visión diferente a la suya sobre un tema: videojuegos, ordenadores blancos que amarillean o religiones.

    Las peleas del recreo llevadas a los bytes

    Esa gente actúa igual que el niño grande que pega al niño más pequeño, tímido. Se hace fuerte en su campo. De mayores el niño se querrá vengar o el otro seguirá igual y se encontrará cómodo en internet, donde puede actuar igual y sin ningún tipo de pena. Amo y señor de todo lo que quiera poseer. En realidad no será un abusón más fuerte ni física ni mentalmente que la víctima, probablemente sea sólo un devorador de Doritos y Coca-Cola de 120Kg de peso que vive con su madre e incapaz de hablarle a una chica -es un estereotipo, pero por algo los esterotipos son lo que son-, ¡el muy ßrißón! En un conflicto en la vida real estaría totalmente indefenso. Muy gallito se puede poner en el WOW con su espada y sus hechizos del nivel más alto, pero no aguantaría un minuto en una pelea de bar. Fuera del calor de su línea ADSL ese tipo seguramente no sea nadie.

    Y esto es aplicable a mucho blogstars pro que utiliza como artillería sus decenas de miles de followers e insiste en su endiosamiento. Capaz de mearse en toda tu familia tras el teclado pero completamente inútil en un cara a cara. Un abusón de medio pelo, vacilable por cualquier niño rumano de la calle.

    La próxima vez que os encontréis con un engreído en internet, que insulta, maldice o se cree un dios recordad espetarle: Eso no me lo dices fuera de internet. Fuera de aquí no es nadie. Hay vida en las calles, mucha más vida que tras las conexiones más rápidas. No la conocerá jamás, pero será feliz en su trono. Inocente rey comarcal con derecho a una constitución propia.

    Visto en: Los comentarios están abiertos, faltaba más.

  • Tres años abuhardillado

    Realmente el blog se escribe solo, cuando te quieres dar cuenta han pasado tres añazos. Mucho para lo que es internet. La verdad es que no he preparado ninguna cosa así que por no dispararme al pie haré un poco de memoria y nada más.

    Los primeros doce meses, más correctamente el cerésimo año, fueron los maś entretenidos por todo lo que conlleva conocer el mundillo y dar esos primeros pasitos, después todo fue rodado, sobre todo desde que esto cumplió un añito y andaba por sí mismo.

    En fin, que este año no hay ni vídeo ni sorpresa ni nada parecido, echad la culpa a la crisis. Como siempre cualquier queja, crítica, comentario etc que pueda ayudara mejorar el blog es bienvenido.

    Gracias por estar ahí el tiempo que llevéis, calculo que aún le queda gas a esto. Y pasad por Bloqnum, que hay barra libre.

    Visto en: Un lagarto abuhardillado.