Me hace gracia la facilidad que tenemos para quejarnos, y la dificultad que encontramos para buscar soluciones creibles y válidas. Puede que esta entrada me traiga problemas (como ésta) pero total, para los 15 lectores que tengo, más los otros 3 que me leen en la sombra, no creo que resulte peligroso, aunque me llamarán intransigente y demás adjetivos peyorativos (bonita palabra, por cierto).
Al lío, que viendo las noticias me enteré de las elecciones en Ecuador y que lógicamente los ecuatorianos residentes en España querían votar en esas elecciones, para esto se les facilita unas urnas de cartón donde depositar sus votos, junto con unas cabinas lo menos secretas posibles al aire libre.

Estos medios me parecen tercer mundistas, sin duda, pero me extñó la queja de los ecuatorianos: «Urnas de cartón, ¿en serio creen -ustedes- que los votos van a llegar a nuestro país?» En ese momento, la minienurona que aún tengo bien cuidada despertó a mi cerebro para procesar lo siguiente: Persona-extranjera-elecciones-cartón-sin privacidad-falta de seguridad.

¡Ajá! Ahí es donde yo, con mi mejorada técnica de pensar utilizando el sentido común me aclaré: «y, ¿por qué no hacen como los españoles que viven fuera y votan por correo?» ¿Es acaso tan dificil que Ecuador facilite unos folletos y los ditribuya junto con unos sencillos sobres?

Pues parece que es chungo de cojones que esto suceda, porque parece también que a ningún ecuatoriano se le ha ocurrido aún y por lo que parece prefieren esperar en las colas, en la calle, y quejarse.