• La ansiedad juega con el apetito

    Hace ya unos días que volví a la rutina. Esa monotonía que me ocupa de octubre a finales de diciembre, de enero a marzo y de abril a junio para darme una tranquilidad relativa hasta primeros de septiembre.

    La rutina del despertador, del Cola-Cao con prisas, del café de máquina a las 12 ojeando el 20 Minutos, la rutina de los buses, las prisas, los apuntes, las compras de licencias legales de Visual Studio, etc. Y esta rutina choca de frente con la rutina veraniega de dormir poco, vaguear mucho y comer lo necesario para subsistir sin hacer ningún ejercicio que no sea controlar el mando de la consola o el teclado y el ratón. Con el nerviosismo recién adquirido me entra más hambre. (más…)

  • Con la voz del fulano de Pignoise

    Aunque no lo parezca la de doblador de voces es una de las profesiones que más respeto y admiro, de hecho, no me importaría ejercer de ello, sobra decir que tengo una bonita voz grave, ¿no? Es broma, no te esfuerces en sonreír por obligación ni seguirme los chistes, que no te veo y me da igual.
    Un buen doblaje no salva una mala película pero hace que tardes más tiempo en perder el interés en ella, por otro lado un buen doblaje sí mejora una buena película, vamos, esto es normal, son profesionales e intentan hacer su trabajo lo mejor que pueden.

    Pero a veces, por cuestiones de marketing prefieren meter a famosetes para poner voz a algunas películas, en su mayoría de animación y enfocadas a los niños. Ey, pero ojo, no hay que confundirlo con gente que se dedica a doblar profesionalmente a parte de mantener otros oficios, como Michele Jenner que se dedicaba a hablar por los personajes antes que a actuar o salir en la portada de FHM (cosa que hace muy bien). No, me refiero a cosas como la de la promo-peli de la NASA (les puede faltar presupuesto, pero, ¿no hay voluntarios para currar ahí?) Space Chimps: (más…)

  • ¿A alguien le gustan las BBDD?

    No, en serio, ¿a quién le puede gustar esto? Las bases de datos son como las refinerías de gasolina o las funerarias, ya sabes, tío, a nadie le agradan pero son imprescindibles, cuanto más lejos mejor.

    Yo

    Visto en: La relación entre SQL y yo sigue como cuando cortamos, va a ser difícil.

  • El niño repelente de 11 años

    Cuando yo tenía once años era un niño, no un «preadolescente». Cuando yo tenía once años no tenía teléfono móvil ni reproductor MP3, el instrumento electrónico portátil más preciado que tuve fue una Game Boy Color morada con carcasa semi transparente. Cuando yo tenía once años no me creía un semi dios porque todo el mundo ya me había demostrado su superioridad. Cuando yo tenía once años no intentaba tocar las tetas a las compañeras de mi clase porque nuestra inocente manera de llamar su atención era chincharlas y hacer el bruto (también porque con esa edad no hay mucho que palpar). Cuando yo tenía once años suspender un controlillo en Primaria significaba estar señalando durante meses como «el tonto». Cuando yo tenía once años no me metía en Petardas ni en foros cerdos para sentirme mayor (por aquél entonces creo que no tenía Internet y esa familiaridad con el sexo no existía) pero grababa unos diskettes con roms del Pokémon para emular en ordenador que flipaban mis amigos. Cuando yo tenía once años me duchaba a diario (y aún hoy), no como tú. Cuando yo tenía once años no iba llamando gilipollas a la gente que hace cola en el bus para acabar intentando colarme en él. Cuando yo tenía once años no intentaba fastidiar a los que me doblan en edad, peso y estatura simplemente por la jocosidad que me supondría. Cuando yo tengo veinte años he tenido que soportarlo durante doce largos minutos. Cuando yo tengo veinte años ni se me puede ocurrir darle una colleja al criajo, ni mucho menos pedirles a los cerdos de sus padres que lo controlasen, ya que a diferencia de cuando yo tenía once y hacía alguna cosa mal, éstos, pese a todo, le seguían riendo las subnormalidades.

    Visto en: Línea 1 (y sí, la URL no es casualidad).