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James D. Hough

Estaba paseando por Pucela, dirección a cualquier parada de autobús que me permitiese bajar en un conocido centro comercial cuyas rebajas las anuncia un bellezón que atiende al nombre de Martina Klein, sin hacer mucho, tarareando la melodía de El Golpe y preguntándome si hacer un curso de Armador de barcos me garantizaría tener una novia en cada puerto. Ya subido en la Línea 1 mis ojos deciden escudriñar a un hombre que, de espaldas, parecía grande, de aspecto británico, mantecoso y pelo cano.

A la mínima oportunidad que tuve, movido por una furiosa curiosidad, me senté en frente suyo.

Parecía un hombre tranquilo, llevaba gafas, una chaqueta larga marrón claro y una barba blanca maravillosamente recortada. Las gafas tenían tantos años como yo, podría asegurarlo, cuando se escurrían se las colocaba con dos dedos: el pulgar de la mano en la base de la gafa izquierda, el índice en la parte superior, y para arriba, dos pestañeos y a seguir con su lectura.

Entre manos llevaba un cuaderno, con hojas que en algún año fueron de color lechoso pero que el tiempo decidió teñirlas con un ligero oscurecimiento y unas finas arrugas que lo hacían un novelesco objeto de deseo. Las líneas que marcaban dónde escribir, perfectas paralelas, mantenían su tono rojizo mientras se sucedían una detrás de otra con una separación milimétrica, como si de una marcha marcial se tratase.

El cuaderno, de tapas de cartón, con un cebreado en la portada y una etiqueta que rezaba «Name: James D. Hough», estaba escrito casi hasta el final. En lugar de sujetar sus hojas con anillas o grapas, el cartapacio se mantenía unido entre sí mediante algún pegamento, había sido termoencolado.

Su caligrafía era exquisita. El caballero me miraba preocupado al descubrirme girando estúpidamente la cabeza con claras intenciones de descifrar qué ponía en aquellos párrafos.

Fui incapaz de comprender algo, no distinguía las palabras, pero insisto, su letra me fascinaba. Utilizaba una excesiva inclinación que facilitaba el alargamiento de letras como la L, J, el rabito de la P, Y, etc.

Sujetaba con su mano derecha una pluma estilográfica, ésta estaba coronada por un copo blanco que nos decía de qué tipo de pluma se trataba, también ella parecía haber vivido mucho.

El hombre, que gozaba de una gran circunferencia, movía con soltura los bajos de su pantalón de loneta mientras marcaba una sonrisa en su gran cara de pan al ver que me había dado cuenta de su cazada. Voló hacia la última hoja escrita y escribió algo a la vez que mantenía su sonrisa, no puedo si quiera imaginar la cara de intriga descarada que llevaba puesta en ese instante, me miró, le miré y se animó a balbucear con lentitud y un claro esfuerzo al pronunciar: «Es sobre mis viajes». Sobra decir el marcado acento BBC con que acompañó su castellano.

Continuaba sonriéndome cuando un rayo de luz me despistó y pude ver la simpática cara de la modelo argentina, vestida de marinerita, con su casaca azul y pantalones cortos blancos que indicaba el fin de mi trayecto. Se despidió con un gesto de la mano que le devolví mientras me marchaba. Vuelvo a cuestionarme, ¿Armador de barcos?

Visto en: Valladolid.

8 respuestas a «James D. Hough»

Yo he hecho la misma comprobación, zetxek, y con el mismo resultado. Espero que no le dé por buscarse en Google, o, si lo hace, que no le moleste mucho todo esto xD

Simplemente me apetecía escribir algo diferente, y James me puso las condiciones idóneas, me alegro de que haya gustado.

el gekonegro o el de llamarlo la palabra que empieza por el gran c….., siniestro que se esconde tras un falso escrito en vez de mostrar respeto por una persona que ha venido a este Pais a enseñar CULTURA musical a gestuza como «elgekonegro».
Este lagarto aletargado para empezar tiene varios Doctorados:

Doctor en Musicología por la Texas Tech Univerty.
Bassoon Studies: The Juilliard School in New York
Bassoon Studies: The Curtis Institute of Music.
Master of Music in Interpretación, Temple University.
Aqui en Valladolid, solista de Fagot de la Sinfónica de Castilla y León. Profesor de fagot en el Conservatorio Profesional de Music en Valladolid.

señor baboso gekonegro, si quiere usted sigo ampliando la cultura del que llama lagarto aletargado, posiblemente sea uno de esos envidiosos incapaz de tener ningún estudio, no tener verguenza ni cultura alguna. Ha intentado usted sentir respeto por una persona que se ha ganado el respeto de todo el mundo como profesional y virtuoso fagotista según las criticas de los Conciertos tocados en las grandes Orquestas Sinfonicas del Mundo, The Symphony Orchesta of Philadelphia con Mauricio Abravanel, Contra-bassoonist: Delaware Symphony, Profesor at Temple University, profesor de fagot in Settlement music School of Philadelphia etc., etc.,

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