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Pensando en alto

Confiarle tu vida a alguien

Hoy vengo algo paranoico. Nunca me había parado a pensarlo, no seriamente. Nunca me había dado cuenta de la de veces (incluso al día) que pongo mi vida en bandeja a alguien, en la mayoría, desconocidos.

No era consciente. Hasta hoy.

Soy muy desconfiado, y a veces creo que gracias a ello sigo vivo, y me resulta raro no haberme dado cuenta de que los conductores que se turnan para llevarme a clase y los otros tantos que me devuelven a casa pueden ser piscópatas, que en un momento dado se les vaya la cabeza y ¡zas! 40 personas liquidadas, la cumbre de sus planes, se cree el rey. Y todo por un viaje en bus, casi regalado.

Y con esto, igual que con los taxistas, pilotos de avión, ferroviarios… indirectamente le confiamos nuestra vida a cientos de personas. Las que controlan los semáforos, los guardas que te martirizan a pitidos cuando las luces del tráfico fallan, el arquitecto que diseñó esta buhardilla que me da cobijo y no se derrumba, las economistas que diariamente se esconden tras pilas de papeles (siempre guapas) controlando que el Fondo Monetario Internacional no se hunda, y esto se vaya a pique (o controlándolo para que lo haga, pero de una forma más lenta), etc.

Sí, les debo la vida. Y apuesto a que tú también.

Cuando este post empezó a tomar forma lo veía como un mano a mano entre compañeros, armados con pistolas semi-automáticas, como si de un juego de recreativa se tratase, donde has de cubrir a tu socio para llegar al siguiente nivel, mientras él te cubre a tí y aniquila al malo malísimo que asomaba por el tejado. Espalda con espalda, confiándose la vida mutuamente. En cambio, ahora pienso que hubiese sido muy peliculero, y que la imagen del autobusero loco impacta más.

Una catástrofe al alcance de la mano, un guión para un episodio en el que aparezca el Actor Secundario Bob.

Ponte a pensar, qué decir cuando te das cuenta de que, en unos minutos, dejarás de existir. Pensar en él, en ella. Soltar un «te quiero» de la forma más irracional que existe, notar cómo la sangre se aleja del sistema digestivo para que los músculos tengan mejor riego. Todo por culpa de alguien que ni ha hecho su trabajo, ni puede arreglar el problema, o que lo ha hecho muy bien. Miedo.

Como apunte a nivel personal, que ya que soy el de las paranoias tendré que mojarme un poquito más: dentro de unos días haré unos cuantos cientos de kilómetros en un coche conducido por un ser que, a priori, es desconocido para mí, no sé cómo conduce, no sé qué vehículo lleva. Y eso, en parte, me acojona, tal vez termine viajando en tren, que si falla, nos vamos todos al garete.

Como nota intimista, más de una vez he confiado (voluntariamente) mi corazón, y creedme si os digo que prefiero vivir entre clonazepam.

Visto en: Y circo.

12 respuestas a «Confiarle tu vida a alguien»

ElGekoNegro tu ultimo comentario parece de un alcoholico. Los que dejan de beber utilizan ese tipo de frases para hablar de su sobriedad :)

Y el post me ha parecido muy bueno y llevas razon, cada dia le damos la vida a mucha gente para que haga con ella lo que quiera. Casi siempre sale bien, pero otras veces las cosas se joden.

Muy bueno, tienes toda la razón.

Aunque hay cosas que duelen bastante y no tienen que ver con la muerte, precisamente. Yo creo que me iré con pao al país de la piruleta y la calle de la golosina, lo malo es que es engañarte demasiado.

Hombre, no quiero generar un caos y una psicosis colectiva, tampoco es eso. (Aunque estaría bien, así vería quien me lee y quien no, whahahaha).

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