Aprovechando mi reciente viaje a Nueva York quiero dejar por escrito unas situaciones (curiosidades que no llegan a anécdotas) que tienen lugar en el Manhattan. Vienen al pelo por el tema de los disturbios generados por la huelga general que hemos vivido (soportado) durante el dÃa de hoy.
Es tu ciudad, respétala
Si hay algo que llama la atención del Midtown Manhattan, la zona que más me pateé, es lo sorprendentemente limpio que está todo teniendo en cuenta el poquÃsimo número de papeleras que hay por las calles. Contamos con millones de personas por las calles, millones, y la gente tiene la decencia suficiente como para intentar dejar las aceras y los parques relativamente limpios. Un parque, con cientos de personas, a reventar, y lo cuidan. Todos imaginamos el resultado de meter a un grupo de siete amigos con unos zumos en una plazuela desierta. Y es sencillo ver porqué, si no ves a nadie tirar la basura al suelo, te da más palo hacerlo si es que tienes intención. Si, además, al hacerlo la gente te mira mal o incluso te llama la atención con un cabreo claro, dejas de hacerlo. Es la mayorÃa, no un abuelo que llama la atención a nadie y puede ganarse un susto por atreverse a hacer lo que cree que debe. Supongo que esto viene de la cantidad de gente foránea que se instala en la ciudad y pretende mantener lo que se encontraron con la mayor calidad posible. Los turistas vamos allà a dejar nuestro dinero, tanto el tÃo que vende perritos calientes en la calle como el museo de turno quieren que su zona esté lo más limpia posible. Y la gente lo sabe.
Oiga, esta persona está molestando
Esto me llamó mucho la atención y estoy convencido de que por aquà serÃa muy difÃcil de ver. Primer caso, Madison Square Garden, NY Knicks contra Indiana Pacers. Un hombre (no un crÃo) rocÃa con cerveza a los espectadores cercanos porque le parecÃa algo gracioso. Los agentes de control avisan a los de seguridad y el público aplaude a éstos cuando aparecen y, sobretodo, cuando se lo llevan. En cualquier estadio de aquà se hubiese unido otro anormal a la fiesta espumosa para hacer más ruido, más tonterÃas, y, al final, conseguir que los de alrededor lo pasen mal. ¿El punto de vista económico? Pues que si cobras 200$ por entrada y pretendes que la gente vuelva (crear afición), tienes que conseguir que se lo pasen lo mejor posible, si un desgraciado te va a arruinar la noche, se corta de raÃz, ni avisos ni amonestaciones, fuera del estadio.
Un caso más radical pero igualmente efectivo lo vivà en una manifestación de Occupy Wall Street. Aquà dicen que es el 15M de allÃ, pero nada que ver, pintan flores en el suelo con tizas de colores y la gente está con los niños sin que rulen porros ni levanten la voz. Para empezar, allà a las manifestaciones se va con un tambor y una vela, sin megáfono, flipadlo porque yo me quedé de piedra. La policÃa estaba al tanto y escoltaba la marcha, ¿pasaba algo? No, ninguna confrontación, al contrario, los integrantes de la manifestación solicitaron a los agentes que se llevasen a un individuo que estaba levantando la voz más de lo deseable y tenÃa intención de abroncarse con cualquiera. Sin patadas a las papeleras, sin pedradas a los edificios, sin llamas ni escombros. Y, ojo, que los periodistas iban detrás haciendo fotos igualmente. Que tengan motivos como la economÃa para quejarse no quiere decir que sus protestas sean, para nada, violentas.
La policÃa no acojona (porque no quiere)
La mayor curiosidad de todas. La policÃa y los bomberos (que en algunos casos son cuerpos creados sólo por voluntarios). Yo no sabÃa qué esperarme de la policÃa de Nueva York, pero los agentes de calle con los que me encontré no tenÃan nada que ver con lo que me imaginaba. Para empezar, no vi a ninguno devorando donuts. Allà no se hacen respetar porque la gente ya los respeta. No tienen que imponer nada porque los ciudadanos dan por hecho que los van a ayudar. Y vale, es como se supone que funciona, pero joder, te llama la atención el hecho de que funcione. Si aquÃ, en cualquier parte, tienes miedo de buscarte cualquier multa por cualquier chorrada porque sabes que te la colocarán a la mÃnima, son odiosos, yo he tenido muy malas experiencias con los policÃas españoles. Nunca he sentido que esta gente esté para protegerme, los he visto siempre engreÃdos, un perdonavidas con carnét. Allà son, literalmente, héroes. Los primeros que vienen a preguntarte si te has perdido cuando te ven con un mapa, los primeros que se echan unas risas con un niño que está saliendo de un colegio, si es que les falta ayudar con la compra a una anciana cruzando una calle, joder, que parecen policÃas de Fisher Price. Y todo es fácil de entender: ten la mejor experiencia posible (y vuelve con más dinero de tu paÃs a gastarlo en el mÃo).
Nunca habÃa encontrado algo asÃ. No hablo de España, hablo de todos los lugares que he visitado. Incluso aquà no hablo de Nueva York (que es inmenso) sino de una parte de Manhattan (aplicable también a Lower Manhattan, que es donde se encuentra Wall Street). Es todo una fantasÃa, todo una idealización, pero les funciona. Se portan bien para que tú te portes bien y asà todos somos felices. Me dio mucha envidia. Comprenden que necesitan trabajar para vivir, y se ponen todas las facilidades que pueden para que todos puedan trabajar, entre ellos, esa es la puta clave que aquà no queremos ver. Nunca he sido partidarios de las huelgas (además, en mis años de estudiante serio, como coincidió con el gobierno del PSOE, no se forzaron las huelgas estudiantiles que yo veÃa en la tele durante el gobierno de Aznar, que caÃa una cada trimestre). Nunca he creÃdo que paralizar una parte del paÃs, reducir drásticamente su economÃa de manera puntual (y la violencia que se deriva de la masificación de cafres con un dÃa libre y, aparentemente, el visto bueno de la sociedad para destruir todo tipo de enseres urbanos públicos o privados) sirva para reflotar esta misma economÃa mientras nos autoengañamos con una estúpida guerra de clases. Pero bueno, esto es subjetivo y no vengo a inculcar nada. Vengo a dejar por escrito esos detalles de mi viaje. Unos pocos momentos que, al vivirlos, no me los podÃa ni creer. Si cuidásemos mejor todo lo que tenemos por aquà y ponemos una pegatina de «Cuida y respeta tu ciudad» junto a cada graffiti chorrón creado con pintura de mala calidad, junto a cada sÃmbolo polÃtico mal pintado ya sea de flechas y yugo o de a mayúscula en un cÃrculo, si recordásemos que las calles son nuestras, sÃ, y por tanto tenemos que mantenerlas bien bonitas, a lo mejor podrÃamos entender qué quiere decir ese manido I Love NY. Ellos están orgullosos de su ciudad porque la entienden como suya y todos participan en mantenerla y ayudar a que crezca, sobretodo teniendo tan presente el ataque a las Gemelas. Nosotros tenemos que darnos motivos para estar orgullosos de nuestras ciudades, y copiarles ese civismo con el que actúan cuando vienen mal dadas. Porque está muy claro que el sistema (que se han inventado, cosa que de rebote deja sin argumentos a los antisistema más puristas) les funciona. Y es para quitarse el sombrero, al menos en esa parte de la isla.
Visto en: Midtown.
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