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Twitter, poniendo fin a vidas gafapastas

Creo que tengo una vida social bastante ajetreada, entre clases, billares, cervezas y partidos de fútbol en los bares, nunca me he considerado un gafapasta que desperdicia su vida al completo delante de un monitor. Sí me considero freak, y mucho, con mis sesiones de Star Wars de verme la trilogía original del tirón, y otras freakthings.

Considero que tengo amigos, buenos amigos, y amigos reales, a los que veo casi todos los días, y nuestra relación no se basa en una conversación mediante mensajería instantánea.

En cambio, un gafapasta sin amigos… no.

Twitter es un servicio, como la prostitución (¿sic?) que te permite dejar claro que estás haciendo cada minuto, un ejemplo.

He llegado al nivel 15 del tetris y tengo ganas de mear (17:34)
No aguanto las ganas de mear (17:38)
Me he meado, pero he llegado al nivel 20 (17:42)

¿Quién coño necesita eso? En serio, quién tiene la ferviente necesidad de expresar cada momento de su vida y mostrárselo al mundo? ¡Pues un gafapasta sin amigos, claro!

A ver, no sé si me explico, los psicólogos de los ’90 aparecieron en las ciudades porque la gente no hablaba con sus amigos, y necesitaban soltar lo que hacían, han hecho, sus planes, en definitiva -casi como un blog- hablar con alguien. Pero, si su mejor amigo vive en otra ciudad y de él sólo conoce su nick del Dungeons… está apañado el hombre. No puede coger el teléfono y decir, «Ey, quedamos, tomamos unas birras y te cuento lo que me ha pasado, tío, vas a llorar de risa».

No os preocupéis lectores gafapastosos, Twitter os salvará.

Visto en: La gente es impredecible (ja)

8 respuestas a «Twitter, poniendo fin a vidas gafapastas»

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