La iluminación de las películas y series

La Virgen del Pilar dice que es bastante fácil que os hayáis fijado en alguna ocasión en cómo se iluminan los interiores de las viviendas en la ficción. En una casa normal, tanto de España como de prácticamente cualquier parte del mundo occidental e industrializado, entras, buscas un interruptor y unas bombillitas dentro de una lámpara del recibidor que está colocada del techo se encienden. Iluminación cenital. En cambio el técnico de iluminación de las series, o el director de fotografía, o el chispas de turno, quien sea, tiene la gran idea (necesidad, realmente) de colocar los puntos de luz en más de un sitio y a otra altura. Y es mágico, porque en esas casas falsas entras, buscas el mismo interruptor, presionas y, al hacer contacto, la electricidad se va a una lamparita de mesa que está en una baldita con una tulipa de motivos florales, a un pequeño flexo encima de un cuadro o una fotografía previamente encendido cuya intensidad aumenta y que, de rebote, ilumina toda la pared de enfrente gracias a un juego de cristales y espejos que disparan fotones al resto del pasillo. Y las sombras no se proyectan hacia abajo, los rostros se ven bien y, en definitiva, se permite grabar ayudándose de reflectores y focos de apoyo. Pero siempre me he preguntado porqué esto es así nada más en la televisión o el cine. Lo sé, es una pregunta que las personas normales no se hacen. Que cada uno entienda esto como quiera, pero lo cuestiono desde crío.

Iluminar una buhardilla es fácil. Primero porque la luz, en lugar de entrar por las ventanas de una pared (que también, dependiendo de la situación) entra principalmente del techo. El típico Velux, vamos. Un par de ventanitas de madera con persianas en mi caso más las de una pared. Pero hablamos de iluminación natural y el primer párrafo describía cómo el protagonista llegaba a casa después de ver Lulu on the Brigde, de Paul Austerhouse (siempre en nuestra memoria), junto con su amada de melena rubio ceniza envuelta en la gabardina de él comprada en una antigua tienda de Albany tras una lluviosa velada. Mi habitación se parece a eso. No, no, a lo de la velada y polvo asegurado con la chavala de ensueño no, a lo de las luces de ese ático neoyorquino.

Hace un buen puñado de semanas la lámpara de mi buhardilla, dos fluorescentes en forma de hélice, más o menos, empezaron a fallar, y no los he cambiado aún. En consecuencia, tiro del resto de luces de la habitación, la lamparita «de lectura» de la mesita de noche, pongo las comillas porque hace mucho tiempo que no leo al acostarme, la lamparita «de estudiar» de la mesa grande, pongo las comillas porque… Bueno, a veces aún toca. De forma que la luz de noche es igual que en esas películas, por supuesto, a mano. Entro a oscuras y voy encendiendo todo paso a paso, es la incómoda y rudimentaria diferencia. Cuando terminas (de darte de hostias en las piernas) el resultado es muy cómodo, no tienes un único punto de luz que se reparte de forma desigual por la amplitud de la habitación, sino varios menos intensos que iluminan de forma selectiva lo que realmente quieres ver, idóneo.

Me gusta, aunque me pasaré por Leroy Merlin a ponerle una solución al asunto.

Visto en: ¡Luces!

Comentarios

6 respuestas a «La iluminación de las películas y series»

  1. Avatar de Coconuts
    Coconuts

    «En una casa normal, tanto de España como de prácticamente cualquier parte del mundo occidental (…)
    una lámpara del recibidor que está colocada del techo se encienden. Iluminación cenital.
    En cambio (…) las series(…) los puntos de luz en más de un sitio y a otra altura. Y es mágico, (…) las sombras no se proyectan hacia abajo, los rostros se ven bien (…) me pregunto porqué esto es así nada más en la televisión o el cine»

    Pues yo te lo explico.
    Porque en España somos unos catetos de cojones.
    Te cuento mi experiencia.
    Para empezar esto no es así en el todo el resto de paises. No voy a dármelas ahora de superenterado en costumbres ajenas, pero por lo menos en Alemania, Italia (norte) y Estados Unidos (lo que he conocido al menos) sí que tienen una sensibilidad más trabajada en este aspecto. (EEUU sobre todo, supongo que por la influencia del show bizness).
    Mi experiencia al respecto ha sido trabajando como arquitecto.
    En la escuela, más o menos, nos enseñaron cómo iluminar adecuadamente una estancia, más allá de la iluminación de techo.
    A la hora de trabajar con clientes en proyectos de decoración, o reformas o viviendas unifamiliares (vamos, en los que llegas a hablar con el cliente sobre la iluminación) siempre se repetía el mismo esquema.

    Tú: «pues mire, hemos pensado esta manera de colocar la iluminación, así, con refuerzos puntuales aquí, con iluminación indirecta acá y con puntos acullá» (todo mejor explicado y con pormenorización adecuada)
    Cliente tipo A: «ya, veo que colocáis muchos puntos de luz, no uno sólo en el techo… qué es, ¿que os lleváis comisión del de las lámparas, no?»
    Cliente tipo B: «sí, sí, si todo eso está muy bien, pero ¿y la lámpara? ¿a dónde va la lámpara? me refiero a la lámpara-lámpara, o sea la buena, la de verdad.»
    Cliente tipo C: «déjate de pijadas y de mariconadas (sic); me dejas un punto en el techo pelao, que ya le engancharé yo una perilla y ya más adelante que elija mi mujer una lámpara que le guste, que de momento con eso sobra (¡sobra!)»

    Y esto clientes que se han molestado en hacerte un encargo de vivienda más o menos personalizada, es decir a los que se les puede presuponer (¡ja!) un poco de interés en el resultado (al menos el suficiente como para que prefieran encargar un proyecto antes que comprar una casa de promoción).

    Nunca he tratado con clientes de promotora, pero me imagino el descojone a muela de oro vista del promotor de turno si le planteases algo diferente al punto de luz en el centro del techo de la estancia.

    Conclusión: La Lámpara (con mayúsculas), sacrosanta institución que un mindundi como tú (como yo) no vas a echar por tierra así de cualquier manera, por mucho discursito razonado que plantees(-mos).

  2. Avatar de Jota

    Bueno, no es cosa sólo de las series y pelis. ¿Te has fijado en el catálogo de IKEA? ¿Te has fijado en IKEA? Allí todas las lucecitas están iluminadas dando una agradable sensación. No sólo tienes la lampara del techo, sino que tienes velitas, y en las baldas de las estanterías lucecitas que dan una tenue luz a los libros generando un ambiente la mar de acogedor.

    Yo nunca he sabido cómo mierdas hacer esas cosas, que deben estar la mar de chulas. El día que sea millonario se lo encargaré a mi arquitecto, pero por ahora a seguir tirando de bombillas incandescente de Carrefour.

  3. Avatar de Bea
    Bea

    En la casa de mis abuelos, que tendrá ya más de 25 años, siempre ha habido interruptores para las lámparas de pie. Y encima estas son de luz regulable. Así los salones podías encender todas las luces del techo o solo algunas más las otras lámparas. Eso junto a las maravillosas cristaleras al jardín, crean un espacio increíble (era una modernidad para su época). Pero sólo es en el salón.

    En navidades mola porque enchufas el pino donde estaba la lámpara y así usas el interruptor para encender y apagar el arbolito.

  4. Avatar de ElGekoNegro

    A la bellísima persona de Coconuts; en Francia, Irlanda e Italia (incluido Milán) lo que me he encontrado es bastante parecido, una luz «arriba» y a correr. Por aquí lo he visto mínimamente en hoteles, donde queda bastante bien. Sobre la casposidad inmobiliaria patria se puede hablar tanto… Quiero decir, si intentan ahorrar en tornillos, no van a plantearse una complicación en el cableado, «Pero, ¿cómo?, ¿hay que hacer más rozas ahora?, ¡si no tenemos macarrón!». A algunos de estos conozco. Curiosamente uno de ellos, el más apañado y que sí piensa en estos detalles, tiene una casa completamente domótica que es la envidia de toda su provincia, lucecitas en el suelo que se encienden al paso, intensidad de luz regulada dependiente de la luminosidad exterior y la hora del día etc.

    A la bellísima persona de Jota; a efectos prácticos los montajes de IKEA, tanto las fotografías como los pisitos que levantan en 35 metros cuadrados, son pura ficción llevada a cabo por especialistas en interiorismo y decoradores. Llevarlo a cabo es la mar de simple, empalmar el interruptor de la luz del techo con enchufes de pared donde tengas una lamparita. Si prefieres, dejar esa lamparita siempre conectada y pista, la enchufas, la enciendes y te olvidas. Yo tengo una así, con LEDs, no da calor, apenas consume y puede regularse la intensidad de luz (cantidad de LEDs que se encienden), es de lo más LIDL del mundo, no te creas que hay mucha ciencia en esto si quieres algo de andar por casa, nunca mejor dicho.

    A la bellísima persona de Bea; ¿has pensado en dedicarte al mundo inmobiliario? Por momentos me han entrado ganas de mirar el precio de esa casa, que ni siquiera sé dónde está.

  5. Avatar de Bea
    Bea

    A la bellísima persona de ElGekoNegro; no me hace falta, voy a ser una mantenida =P Pero las casitas están en una urbanización muy mona y hay muchas vacías, por si te interesa.

  6. Avatar de Hugo

    Veo que ya lo has comento, pero era justo lo que te iba a decir. En los hoteles (de cierto nivel, no la típica pensión cutre) la iluminación siempre está muy bien cuidada y se produce el mismo efecto que comentas. De hecho son, en interior, los mejores sitios para hacer retratos.

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