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Pensando en alto

Los Jacintos

Quiero hablaros, a ver, atención los del fondo, así. Decía que quiero hablaros de los Jacintos. Un jacinto es una flor más o menos bonita, pero yo me refiero a un tipo de gente que habita institutos y puestos de trabajo, seguro que conocéis a más de uno.

Son unas personas (diría que sólo varones, nunca me he cruzado con una jacinta) tremendamente sosos, tímidos, protegidos (hijos únicos) y con poca o nula afición por el riesgo, por muy leve que sea. Aparentemente estudiosos y calmados pero con unas notas que no van acorde con lo que parece. Vestidos como sus madres quieren (independientemente de la edad), sin amigos conocidos y estrictos en los horarios. No suelen beber, no suelen fumar, no suelen reír, no suelen levantarse de la silla y huelen a naftalina.

A la legua se ve que infelices.

El Jacinto original

En segundo de ESO apareció un chaval nuevo en clase, Alexandre Gabriel. Venía de un pequeño pueblo de Albacete, su padre era militar y de su madre no hablaba. Era un tipo bajito, amigo del dibujo, que intentaba seguir las coñas a la gente pero que no terminaba de integrarse porque no quería. En aquella época no te podías quedar en clase en los recreos, ni aunque lloviese, algo que a las chicas les gustaba mucho, escribían estupideces en la pizarra y tal. A este chico le dijimos si jugaba al baloncesto, al fútbol o algo de equipo (porque en el fondo éramos buenos compañeros) y él siempre participaba a regañadientes, como si quisiera pero una fuerza mayor se lo impidiera. Le ofrecíamos venir a pasar la tarde pero aseguraba que nunca podía.
Un día se cruzó por clase un compañero de otro grupo y se le quedó mirando. Preguntó si siempre estaba así, sentadito en su silla, colocado, atento a la nada, no autista pues hablaba con los que pasaban a su lado, pero siempre sin salirse de su metro cuadrado, muy ordenado. Conversaciones nerviosas. Este chaval, ahora con un Master en fiestas universitarias, soltó la frase, «Hay que joderse con el niño este, como un jacinto plantado». Desde ese preciso momento para nosotros, que éramos unos cabrones, Gabi pasó a ser Jacinto. Objeto de algunas de nuestras gamberradas.
Nunca iba a las excursiones. En una ocasión el profesor de Música (mejor asignatura del mundo, de largo), nos pidió que llevásemos un CD con nuestra canción favorita, las chicas llevaron a triunfitos, algún tío raro a Bosé, yo cogí un disco de King Crimson de mi padre (y puse una canción de 14 minutos, la quitaron cuando se percataron) y él apareció con un disco de publicidad (de Chupa Chups, creo, no la he encontrado en YouTube) con una única canción, mala a rabiar, repetitiva como pocas y que nos extrañó a todos. El hombre le miró raro y le preguntó si de verdad aquella era su canción favorita, Jacinto asintió, le preguntó que de quien era y ya se puso nervioso, muy nervioso, así que el maestro, viendo que si seguía así igual empezaba a llorar aseguró que a él sí le gustaba y pasó a otro alumno con otro tema.

Ese fue uno de los momentos más épicos de Jacinto.

Los Jacintos posteriores

En bachiller no había ejemplos concretos de esta raza de personajes, había gente que cumplía alguna característica pero nadie con el pack completo. En mi clase de la universidad vuelve a haber uno. Vive en un pueblo, fuera de Valladolid. Y no hace nada.

Estudia y aparentemente siempre sabe todo, es una copia aún más repelente que la ya de por sí odiable Lisa Simpson (sobre quien os debo una entrada), pero no obtiene los resultados que cabe esperar de alguien así. Entre clase y clase solemos tener unos minutos (dependiendo del horario pueden ser unos buenos minutos) pero él no los aprovecha, nunca. Yo no fumo, pero me salgo un rato y charlo con los que sí fuman, me tomo un café o comento las piernas de aquella chica de allá. Si no tenemos que cambiar de aula (porque sea una clase de varias horas) él se queda solo. Solo en medio del aula. Con los brazos sobre la mesa, sujetando un boli y mirando su folio. Con sus zapatitos, su vaquero y jersey recién planchado. Algún profesor se ha quedado con él en alguna ocasión, creemos que por pena.
Si le dices algo de tomar un café no le apetecerá. Si le dices algo de quedarse para tomar algo después tendrá que irse.

Te cuenta con esmero sus hobbys (en el caso de este es el cine, realiza cortos) y sobre eso puede soltarte lo que quieras. Igual es hasta bueno, no lo sé. Su preocupación es el precio del gasóleo para ir y volver de su pueblo.

Me parece un chico siniestro. Demasiado anormal como para que dé confianza. Sobra decir que yo me refiero a él como Jacinto (destrangis, que no hay huevos a soltárselo a la cara, aunque juraría que alguna vez se me ha escapado).

Me gustaría verles dentro de unos años, porque puede resultar que este tipo de gente sean unos genios en algo muy concreto y estoy seguro de que pondrán mucha dedicación en eso. No son «nerds», no son unos cerebritos, son personas cohibidas y sin agallas, de las que siempre se leen las hojas de normas y no se plantean saltárselas, que no salían a los pasillos ni por tener la sensación de haberlo hecho, que no apuraban el tiempo del patio y cuya única preocupación es sólo llegar a casa para montar barcos dentro de botellas o jugar al Half-Life. Probablemente este segundo caso de mi clase se desahogue en internet insultando a niños de 13 años venidos a reyes del mambo en el Call of Duty. Peor aún, tal vez tengan un blog (como este, pero más feo) en el que hablen de una vida interesante que no tienen.Tal vez así se crean dioses.

Otra teoría que tenemos, no queremos confirmarla, es que esta gente tiene un nabo de 40 centímetros y no precisa de ningún tipo de sociabilidad para tener relaciones, simplemente llega, se baja los pantalones y les llueven las chicas.

Qué grandes momentos nos brindan los Jacintos.

Visto en: Lo que aprende uno, un jacinto es un pajarraco parlante también.

14 respuestas a «Los Jacintos»

¡En mi clase también tenemos uno! Lo que pasa es que éste intenta adaptarse socialmente de tal forma que todo lo que hace se convierte en un torpe (muy, muy torpe) intento, casi siempre fallido. En el caso de éste chaval, su vicio son las series de televisión antiguas… no, viejas.

En mi residencia entró un chaval a la vez que yo que era peor aún. Nunca le oí más de un monosílabo y las tías le dábamos aún más respeto. Algún compañero de residencia todavía le sacó una frase entera. Comía sobre el plato, andaba poniendo joroba… se quedó con lo de el eslabón perdido (esla para los amigos) por sus rasgos parecido al de los neanderthales (esas cejas no engañan). Hace unos años se fué a otra residencia que son como pisos de tres personas. El chaval que estaba con él era mi jefe en anatomía. Cuando descubrió que yo también conocía a Esla me estuvo contando todas las rarezas que tenía el chaval: comer de pie, salir de su cuarto sólo cuando los otros no estaban en el salón, etc. Curiosamente, la carrera le va fatal. Y no sé qué tipo de veterinario espera ser si todas las salidas implican estar de cara a alguien (bien ganaderos, bien tíos que van de duros y se plantan con una schnauzer miniatura mimada).

También tengo otro ejemplo que es un poco menos árido de tratar. Encima el tío está bueno y ya he conseguido que me salude (¡tiene la voz grave!). Sé que al menos tiene uno o dos amigos, no es un caso especialmente grave, es sólo un tío muy tímido (o eso quiero creer). Es peor el tío que tiene pinta de náufrago (y le llamo Wilson) que la única vez que le vi rodeado de gente tenía un puestecito de pulseras hippies.

Hay que ser amables con los Nerds, probablemente el dia de mañana terminemos trabajando para ellos. Lo dijo Bill Gates. Supongo que no se referiría a los Jacintos pero aun así yo lo tendría en cuenta.

Esta gente a mi normalmente me da mal rollo, no es que sean tímidos, más bien parecen asociales, nuse, igual es que me he tragado demasiados capítulos de mentes criminales sobre tíos frikis demasiado subyugados a menudo por la madre, que terminan haciendo cualquier tipo de estupidez…

Por tu descripción, cuento tres en mi instituto y una jacinta en mi clase de la facultad. Sí, como lo lees, una chica.

En el instituto a mí me dio por apuntarme a la optativa de Energías renovables, y eso estaba lleno de frikis. A los que me refiero era a un par, que tampoco hablaban mucho entre ellos, y mucho menos con chicas (y lo debían de pasar mal en esa clase porque casi todo éramos chicas). Uno era medio japonés, era el caso más grave, porque creo que nunca habló con una chica. Sólo el segundo Jacinto lograba sacarle conversación de vez en cuando. Éste era más normal, pero sólo te hablaba de una cosa: egiptología. Tenía clarísimo lo que iba a hacer (y lo ha hecho, va a mi universidad y alguna vez me he encontrado con él y se me ha puesto a hablar de su carrera).

El otro del instituto era un tipo rarísimo. Yo tenía amigos frikis que eran amigos suyos y me contaban cada cosa de cuando iban a su casa… que sólo ponía música clásica que tenían sus padres, que comía como rumiando, que tenía un sentido del humor un tanto extraño… Una vez se vino con nosotros, éramos un grupo de chicos y chicas, a merendar al vips. Recuerdo que todo el mundo pues se pidió un helado, un batido, unas tortitas con chocolate, y cosas así; y él se pidió unas verduras salteadas para merendar, me quedé flipando.

La chica de mi clase ha ido mejorando. Pero es que en el primer semestre de 1º coincidíamos en una de libre, íbamos juntas hacia la clase y volvíamos juntas hacía la nuestra, y no me hablaba nada de nada. En todo el primer semestre. Creía que le caía mal. Me sentaba a su lado en clase pero como veía que los demás eran personas normales y quería hacer amigos en la carrera en el segundo semestre me cambié de sitio. La chica sólo hablaba de deporte, sobre todo de Rafa Nadal, su ídolo, con un chico de clase al que también le va mucho el deporte. Él es el que está haciendo que se suelte más, pero también nos cuenta cada cosa… ella vive en Cuenca y está aquí en una residencia, bastante cerquita de la universidad (más que nuestras casas) pero se va enseguida siempre. Tenemos la teoría de que en Cuenca tiene sus amistades y su vida y no queire encariñarse con nadie de aquí porque no quiere alejarse de ellos (porque hemos visto fotos de ella con amigos).

En fin, son tipos extraños, pero entrañables (aunque he de decir que lo pasé mal en el primer semestre de la carrera…).

Los jacintos (adopto la palabra a partir de ahora) son una cosa, y los nerds otra. No creo que Bill Gates fuera un jacinto, y creo que los jacintos no suelen llegar lejos en la vida. En mi oficina hubo uno, estuvo varios meses sin pena ni gloria. Era buen programador, no era el mejor, tampoco el peor, nadie se percataba de que estaba allí. Al mes de irse casi nadie se acordaba de él. No creo que una persona así llegue a un puesto de responsabilidad o acabe montando una empresa y haciéndose rico, con el riesgo que eso supone.

A Nimbusaeta, me parece muy curioso que llames Jacinto a un chico que salía, invitaba a gente a su casa, iba a merendar con los de clase, etc. sólo porque no escuchaba la música que os gusta o no comía la comida que os gusta.

Yo, como medio Jacinto que soy (aunque yo lo llevo con dignidad, es más, con aire de superioridad, y últimamente me estoy soltando bastante más), puedo comprender casi del todo todas las «cosas raras» que comentáis, incluido el episodio del CD de música, más que nada porque me he visto en situaciones similares. Ante todo es cobardía. Cobardía a probar otros tipos de música y que sus padres pensaran algo malo de él o, simplemente, algo de él. Cobardía a pedir algo que no está bien visto en la carta del Vips (de ahí que el especimen que saca a la luz Nimbusaeta me parezca todo lo contrario a un Jacinto), o a hacer un chiste que no le haga gracia a nadie. Y las pocas veces que han salido de esa cobardía y han hecho algo, como llevar un CD a clase de música, se han cumplido sus temores y se han reído de él.

Es gente que acabará tan frustrada que terminará por atreverse a hacer cosas. O al menos eso está pasando conmigo.

Por cierto, me extraña que en este post no haya ninguna referencia a Madera de colleja.

Harad, puede que tengas razón. Cuando he leído la descripción, es en lo primeros en los que he pensado que conocía, pero a lo mejor entraría más en la descripción de geek o nerd, si es que hace falta etiquetar a todo el mundo.

A Harad, sí, el vídeo pega bastante.

Creo que lo de la música no se ha cogido bien, lo que pasó es que a él no le gustaba esa canción (yo creo que ni a la madre de quien la compuso) pero como era un disco -como objeto físico- que ni va ni viene, en su casa le habrían dejado llevar sólo ese. Es decir, yo cogí uno y le pregunté a mi padre si podría llevarlo, me respondió que para qué era y que tuviese cuidado lógicamente, pero que no habría mucho problema. En su casa no. O así es como yo vi la historia y por la escena con el profesor creo que todos entendimos lo mismo.

Pero bien, veo que es un tipo de persona común, Jacintus Peculiarennsis.

Yo el último, como siempre.

Yo he conocido a una «jacinta» y a varios jacintos, y de hecho hace no tanto era algo parecido.

Ahora tenemos en stock a dos jacinos en primero, los cuales son una pasada. Tenemos a un chico que se matricula todos los años hasta diciembre, solo para catar internet. No habla con nadie, no dice nada a nadie, solo esta en internet las 6 horas de clase, y luego si te he visto no me acuerdo. El otro repite todo lo que dice el maestro, si lo vierais… es hilarante.

La chiquilla «jacinta» era mas maja, solo que no hablaba con nadie. Solo se relaciono conmigo, pero del resto de gente paso bastante tirando a mucho, quizás era un poco prejuiciosa.

Saludos

Jajajaja, es verdad que casi siempre suele haber un Jacinto como tu los llamas en la clase xD.

a mi también me pica la curiosidad de ver donde y como acaban, alguno me sorprendería, estoy seguro jejejejejee, que cabroncetes.

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