Ya va siendo hora de quitar las telarañas del blog, que alguna ya hay, de esas de casinos y pastillas. En fin, al tema. Te compras un portátil caro y el resto son todo gastos. Dar de comer al bueno de Brooklyn me está saliendo por un pico, no se puede tener dinero y mil caprichos a la vez.
Inmediatamente después de conseguir pedir el monitor a LIDELL busqué alguna solución barata para conectar el Mac a él, fui de cabeza a por un adaptador de MiniDisplayPort -que es algo que utiliza Apple y poco más- a HDMI, lamentablemente los de Apple no «se acordaron» de mandar el sonido por esa vÃa asà que por el extremo de HDMI sólo recibiré imagen, pero bueno, para el monitor genial, ya veremos cómo me lo monto para conectarlo al televisor. Afortunadamente el aparato llegó en tres dÃas, ni uno más ni uno menos, y la verdad es que me parece un monitor cojonudo, tiene una resolución que permite ver un mapa de Rusia al 100% con una escala 1:1. Bueno, sÃ, me estoy flipando un poco, pero yo creo que San Marino sà cabe.
El adaptador lo compré por cuatro perras (llamadas Lulé, Chispitas, Cuqui y Dama) junto con un lector de tarjetas por USB a la conocida tienda china que mencioné hace año y pico. Y yo creo que desde entonces han ido inflando los precios -que siguen siendo de risa, sÃ, pero te sacan menos «jas» que antes- y a la que no volvÃa desde que me compré el conocido sable láser. Ciertamente, me sigue pareciendo una putada que el portátil sólo acepte tarjetas SD, las de chica, vamos. Llevo tres párrafos y no he dicho absolutamente una mierda, a ver, centrémonos, el paquete oriental ha llegado hoy.
Lo he abierto este mediodÃa, que es cuando me he despertado, y he visto que el cabezal del mencionado adaptador venÃa protegido por una pieza de plástico. Igual que como viene el conector de corriente del portátil (MagSafe, una puta maravilla).
Os describirÃa detalladamente cómo es, pero estoy vago, asà que la pieza de plástico duro ligeramente transparente que se coloca justo en la conexión metálica (cabezal) del extremo del cable macho (el que se introduce en otra pieza) acoplada al cable propiamente dicho, de pequeño tamaño y peso despreciable se quedará sin sus palabritas porque le he hecho una foto de forma que la idea de su forma se materialice en vuestras mentes con un golpe de vista, aquà tenéis ambos conectores protegidos, el adaptador de corriente y el adaptador de vÃdeo:
Y joder, la idea está guay, ¿no? Piensas, «Qué chachi piruli guay pelotilla que ahora traen protector», «Qué detallazo de los chinorris que hasta copian eso», «Qué poco tiempo voy a tardar en perderlo».
Porque se ve a la legua que es asÃ, mientras no lo usas está genial, lo dejas puesto, pero cuando lo conectas lo dejas por ahà en cualquier sitio y adiós. Mantengo todavÃa el de corriente porque no he movido a penas el ordenador de casa. Me corrijo, porque nunca he sacado el adaptador de corriente de casa, está en su mesa, lleva en el mismo sitio desde que salió de la caja hasta hoy. Cuando me dé por llevarlo a… no sé, la Mansión Playboy o algún lugar cualquiera donde suelo pasar mis vacaciones, sé que se perderá, y sé que me joderá. SÃ, sé que estaré rodeado de conejitas cachondas haciéndose pruebas de infecciones vaginales, me pedirán por favor que les ayude a hacer la cama donde duermen juntitas y sin ropa y tendré que decir que no. Que no, porque me habré pillado un mosqueo intentando encontrar el puto protector que no cuesta ni un puto céntimo por toda la puta planta de ese edificio. Y asÃ, damas y caballeros (y con esto concluyo) no hay Dios que esté de vacaciones. Maldita la hora en que los californianos metieron ese trozo de plástico.
Visto en: DialestrÃn.
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