Bien, pues aquà viene uno de esos post de nene grande sobre gustazos que tanto me va escribir últimamente. Lo tenÃa en mente desde hace semanas, pero claro, no era plan hablar de pagarme el carnet cuando ni siquiera lo habÃa terminado. Una vez finiquitado el asunto, pues lo suelto, y mañana ya publicaré otra cosa, que también está en mente.
Como dije, es fácil que alguno me eche en cara lo ñajo que soy porque siempre hay algún lector que me lleva ventaja: vive solo, todas sus necesidades las suple por sà mismo, es autosuficiente, un sex-machine etc, etc. Pero yo no (ahora). En definitiva, que me encanta la sensación, victoriosa, satisfactoria, de pagarme las cosas por mi cuenta, con mi dinero, sin dar explicaciones y, también, cómo se va la pasta.
Todos los caprichos que me doy, desde hace ya unos años, los he pagado yo. En ocasiones en contra de lo que mis propios padres querÃan, que estaban esperando que les pidiese ayuda para lo del B, pero por suerte se han quedado con las ganas. Creo que se deberÃan sentir orgullosos pero hay temas de los que no hablo mucho con ellos. Cosas de vivir en pisos diferentes y comer a horas distintas, supongo. La cuestión es que hay mucha gente que me pregunta ¿y por qué no te lo pagan tus padres? Sea lo del coche, la matrÃcula de la universidad o un adaptador OM-4/3 para la cámara. Algo que, sin duda, serÃa mucho más cómodo. La respuesta es simple, me siento mejor asÃ. Una plácida y falsa sensación de independencia y autogestión.
Mañana me pasaré por el mostrador de la bolsa de empleo a ver si me meten en algún lado, again. Que con esto de no dar clases prácticas con aquél Ford Focus noto las tardes perdidas, y sólo han pasado un par de dÃas.
Y ya está, hasta aquà el sermón de hoy, si queréis polemizar los comentarios están abiertos. Y si no, volved pronto, gandules.
Visto en: Think I’ll buy me a football team.
Deja una respuesta