Hola, soy MartÃn Varsavsky y en el siguiente vÃdeo se puede ver a mi hijo manejando su Playstation 3 en el modo «cotillón». Que lo disfruten.
Que no, que es broma, que soy el ricitos de siempre (pestañeo y mirada tierna), aunque si alguien desea comprar este blog por chorrrocientos millones de euros puedo llegar a un acuerdo.
La paranoia del momento es la que reza el tÃtulo del post, los cotillones. Nunca he ido a uno y no creo que vaya, principalmente porque suelo pasar la Nochevieja en Guipúzcoa y no en Valladolid
No me considero un tÃo especialmente extrovertido, la mar de fiestero ni nada por el estilo, por ello me ha sorprendido que en lo que va de mes he recibido cuatro invitaciones «serias» para ir a diferentes cotillones. Una ha sido difÃcil de negar debido a la insistencia de la muchacha, ahora parece que he quedado mal con ella y me jode.
Sinceramente, no le veo la gracia a comer 12 uvas rodeado de borrachos que intentan apoyarse en la pared, salpicado de purpurina y procurando no pisar el vestido de la chica que te ha dado un codazo sin querer. Prefiero hacerlo en casa que, al menos, sé cómo manejar a mi familia en caso de que alguien beba algo más de la cuenta y vestido con una camiseta que pone cualquier cosa menos GAP.
En cambio, estarÃa perfectamente dispuesto a bajar a la calle a eso de las 2 o antes y mezclarme con más gente de la mencionada, borrachos, niñas bien vestidas de escote generoso y seguratas de metro noventa y espaldas anchas. La diferencia, no lo sé. Es la misma mierda de plan de todos los años, en casa o fuera, con conocidos o con desconocidos, gorroneando a la familia o pagando 70 euros por entrar en una ratonera humana. No, no creo que lo haga por la pasta.
La cuestión es que aquà hay mucha tradición cotillonera, casi que a principios de noviembre ya está la ropa elegida, la entrada pagada y los bolsillos vacÃos. Y como no termino de identificarme del todo con la gente que me rodea me considero un extraño. Por mucho que piense qué tiene de emocionante semejante situación, no le veo nada especial, salvo que algún espabilado pueda comenzar el año con una morena entre las piernas en el baño de una discoteca, cosa que me parece vomitiva.
Visto en: A falta de 6 dÃas.
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