Andaba esta mañana afeitándome los huevos cuando, sin a venir a cuento, me entraron ganas de dejar por escrito una de las mayores molestias del ser humano. Asà que aprovecho que he dejado un par de vÃdeos de Top Gear cargando para pasarme por el blog, limpiar un poco, cambiar el agua a los floreros, ventilar y amontonar una nota más. Cómo jode que te llamen para nada, ¿verdad? A mà me pasa más que a ti (casi seguro). Por tanto me molesta más que a ti, que te sale humo por las orejas cuando sucede, a mà me sale por las ojeras, pero no viene al caso.
Las guÃas de teléfonos de los móviles, el listÃn para los del siglo XX, vienen ordenadas alfabéticamente. Está bien, todos conocemos el abecedario, es intuitivo, sencillo… un sistema majo. Yo ofrecerÃa la opción de mostrar los contactos, a mayores, por orden de frecuencia, es decir, a quienes más llamas primero, de forma que saldrÃa algo asÃ:
- Mamá
- Mi hermana
- Papá
- Un amigo
- Otro amigo
- Bin Laden
- Elsa Pataky
- …
Por si no queda claro el modelo original voy a tirar de Flickr para que, al mismo tiempo que la idea se coja mejor con información gráfica, no tachéis la entrada de sosa o falta de colorido.
Anda que no gana ahora el post. Estoy hecho un figura. Niquelado.
Sigamos. Pero no (para eso ya están las llamadas recientes, que suelen salvar la papeleta), si quiero llamar a mi madre he de abrir la mal llamada agenda y, o bien bajar hasta la M, o bien pulsar el 6 (MNO). Da igual, me conformo. Ahora, esto facilita que yo lidere muchas de estas listas de contactos, curiosamente no la mÃa, existe una entrada con Aarón, pero aún asÃ, mantengo mi top bien alto.
¿Qué pasa? Pensaréis que soy el contacto que más a mano está en muchos teléfonos de no tantas chicas. Y asà es. Y es lo que me saca la vena hostiadora-destrozamuebles que consigue ser calmada por la neurona, que hay personas que no bloquean su teléfono (o no lo hacen bien) y me llaman o me envÃan mensajes vacÃos, en definitiva, me agobian. Porque sucede asÃ, cuando estaba en el instituto me gustaba una chica (bueno, sÃ, varias, pero una más que el resto) y una noche, de repente, me encuentro con varias decenas de llamadas perdidas suyas. «Hostia, que voy a triunfar». ¿Qué haces? Llamar. Con tu corazón en un puño y ese puño flotando en un mar de ilusión creyendo que, oh, dulce subnormal, la chica me habÃa llamado por algún fin. Dos segundos después yo me estaba ganando una bronca porque la chica, querer, no querÃa nada, y llamarme menos. CreÃda de bonitas curvas. Es muy molesto, de verdad. Hubo una época en la que estas cosas casi pasaron desapercibidas, la de los teléfonos móviles de concha, no hacÃa falta bloquear, no llamaban sin querer, la panacea. Sin embargo, ahora, con el boom de las pantallas táctiles, esto vuelve a ser un infierno. Las chicas no tienen cuidado, meten el móvil en el bolso tamaño mochila de acampada y a vivir. Hace unos fines de semana sonó el teléfono, de noche, a eso de las cuatro, tú piensas, «ya está, el tÃpico colega hijo de perra de vacaciones que no tiene otro pasatiempo que el de joder al prójimo», pero no, un número de una chica que -efectivamente estaba de fiesta- y habÃa metido el terminal en el bolso. Para rematar la faena, está el tema de que el registro de llamadas salientes no es para nada tan visual como el de entrantes (sobre todo las perdidas), de forma que si como en el instituto, una chica ve una llamada perdida tuya a las cuatro de la mañana sin que ella sepa que previamente ha llamado a este número, va, se ilusiona y pregunta que para qué la has llamado, si te apetece quedar. ¡Ahora! No, no he llamado para nada, has llamado tú, furcia. Y es una discusión entretenida, como cualquiera con una chica, porque está claro desde su altivez, «No, majo, si te hubiera llamado lo sabrÃa». Y tal.
Cuál es la guinda del pastel que el otro dÃa por la radio escuché una promoción de la Campaña Aa de la Cruz Roja que consiste en adherir el prefijo «Aa», «Avisar a», a la entrada del listÃn de quien quieras que notifiquen cuando tengas un accidente, ejemplos: Aa_Funeraria, Aa_Abogado, Aa_Sepultor… Parece que los que no son comerciales temporales de este Movimiento Internacional sino activos salvavidas no son capaces de buscar la M de mamá, que parece lo sensato.
Lo escuchas, lo piensas, te rÃes y te compadeces, pobre de aquél cuyo nombre sea modificado en el teléfono de un conocido. Ciertamente lo que buscan está muy bien, una persona interesada y a quien poner al corriente del trágico suceso, expresión muy televisiva ésta, ¿no es cierto?, porque se va a hartar a recibir llamadas que, en este dramático caso, pueden llevar a equÃvocos de lo más hardcore. Cada dos por tres pensando que tiene que ir al hospital.
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